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martes, 27 de septiembre de 2022

Ser PAS en paz

 


El problema es que eres demasiado sensible.” Te dice alguien mientras te obliga a fumar el humo de su cigarrillo una y otra vez y te humilla con palabras vulgares y groseras para marcar su supremacía.

El término PAS hace referencia a las “Personas Altamente Sensibles”, es decir, aquellas que tienen un desarrollo del sistema nervioso que les permite percibir sutilezas del entorno que el resto de los seres humanos no son capaces. Las personas PAS procesan la información de forma distinta. Los sonidos altos, las luces demasiado brillantes, las aglomeraciones de personas o imágenes de violencia y dolor pueden afectarles profundamente.

 

Quizá nunca hayas escuchado este término ya que la alta sensibilidad es un concepto relativamente nuevo que empezó a ser estudiado por la psicóloga estadounidense Elaine Aron y que afecta entre un 15% y un 20% de la población.

 

La Alta Sensibilidad comenzó a ser conocida a través del primer libro de Aron titulado The Highly Sensitive Person. Fue la traducción de este término y su popularidad la que llevó a nombrar a este rasgo como PAS o Personas Altamente Sensibles.

 

La elevada sensibilidad de estas personas hace que puedan llegar a desarrollar una empatía que las haga sufrir en exceso y a menudo suelen chocar con el muro de la incomprensión de sus personas más cercanas quienes no entienden sus forma de ver el mundo.»Estás exagerando», «Eso no es para tanto», «Te lo tomas todo demasiado a pecho», son algunos de los comentarios que estás personas suelen escuchar en su día a día.

https://afloraconsulting.com/que-significa-ser-pas/  

 


Ser diferente no significa ser mejor o peor, simplemente significa ser distinto, lo cual intimida a muchas personas.

 

Ser diferente muchas veces nos aleja emocionalmente y físicamente de las personas que nos aman, no porque sea nuestra intención ser desleales, sino porque mimetizarnos para ser aceptados nos aleja de nuestra esencia.

 


 

 

La alta sensibilidad no es un trastorno que se deba corregir, si no de un rasgo de personalidad que se debe atender en función de las necesidades individuales de cada persona, es una característica de su procesamiento sensorial. Las personas altamente sensibles tienen en común algunas de estas características:

– Presentan una mayor profundidad de pensamiento y los elaboran con más detenimiento

– Alcanzan mayores habilidades para el desarrollo de tareas relacionadas con la creatividad y el arte

– Tienen una mayor capacidad de empatía al disponer de más actividades en sus neuronas espejo que el resto

– Viven la vida con mucha emocionalidad. Su manera de experimentar la felicidad, tristeza, alegría… es muy intensa y va ligada a una fuerte empatía hacia los demás

– Perciben mayor información sensorial y se dan cuenta de detalles sutiles.

 

En España la Asociación Pas intenta dar cada vez más visibilidad a las personas con alta sensibilidad desde el año 2012 y tiene como objetivo la divulgación y ayuda sobre el rasgo de la Alta Sensibilidad.

https://afloraconsulting.com/que-significa-ser-pas/



 

 

 

Para una persona PAS, permanecer en un entorno donde es considerada una persona enferma, inestable emocionalmente o que necesita ser ‘normalizada’, puede convertirse en un riesgo para su salud física, emocional y mental.

 

Permanecer allí donde no pertenecemos energéticamente nos convierte en corderos sacrificados, víctimas que se inmolan por amor para el ‘bienestar, tranquilidad y felicidad’ de quienes vibran en una frecuencia diferente y desde un amor tóxico nos retienen en un tiempo y espacio que nos ahoga y debilita.

 

Que un entorno, una relación, una persona o un comportamiento resulten tóxicos, no necesariamente quiere decir que hay una intención de daño; probablemente lo que es beneficioso para algunas personas, es perjudicial para otras.






“El problema es que te falta tolerancia.” Te dice alguien mientras eres apedreada como María Magdalena y un romano ateo se burla de ti y te agrede porque crees en Dios y sus milagros y llevas Jesús en la boca, en tu corazón y en tus escritos.

 

Una persona PAS siente el dolor de las personas que ama como propio, es decir puede percibirlo de una manera que otros no pueden hacerlo.  Aunque sepa que ese dolor interno es el que hace que esas personas hieran con palabras o actitudes, no podrá evitar recibir esa descarga de sufrimiento amargo.  Las palabras y actitudes que se originan en heridas no sanadas nos atraviesan como dagas y nos debilitan energéticamente.  Podemos, racionalmente, reconocer que cada quien hace lo mejor que puede desde su lugar de consciencia y aceptar que cada quien es responsable de su propia felicidad; pero inevitablemente la infelicidad de nuestros seres amados perforará nuestro corazón cuando sus palabras intentan responsabilizarnos de su padecer.




 

Una Persona Altamente Sensible (PAS) es sumamente empática y por lo tanto, no intentará convencer a nadie para que crea lo que siente como cierto en su corazón, pero sufrirá como una agresión cuando es cuestionada, juzgada o criticada por pensar como piensa o sentir como siente.

 

Todo ser humano tiene el derecho de ejercer su libertad en su vida espiritual, siempre y cuando no intente colonizar el pensamiento de otros, siempre y cuando respete esa misma libertad en la vida de los otros.





“El problema eres tú que te has acostumbrado al silencio y la soledad.” Te dice alguien mientras hacen un festín en tu nombre pero debes hacer silencio frente a insultos, porque algunas personas ‘aman’ así, ejerciendo la versión más machista de bullying familiar.

 

Muchas veces creemos que es un gesto heroico, sacrificar nuestro bienestar para que nuestros seres queridos puedan sentirse tranquilos, en paz y conformes. Entonces, callamos, escondemos nuestras alas, aceptamos actitudes y palabras que nos dañan, sonreímos y ofrecemos nuestra paz a cambio de tormentas, recibimos su forma de amar sin cuestionar ni intentar cambiarlos.  Sin embargo, su paz no depende de nosotros; quien no tiene paz por sí mismo, no la tendrá porque nosotros dejemos de Ser quienes realmente somos, quien no es feliz por sí mismo, no se sentirá plenamente feliz porque nos adaptemos a su forma de ser.

 

Creo que volvernos pequeñitos para que otros no se sientan intimidados o incómodos  por nuestros dones, es negar la Divinidad que nos habita; es renunciar a este Ser maravilloso que Dios ha creado a su imagen y semejanza; es permitir que las sombras de los otros apaguen nuestra Luz.

 

Quienes esperan que los otros hagan siempre la tarea de esforzarse y cambiar, considerarán nuestra distancia y nuestra soledad como un acto egoísta.  Alejarnos de aquellos que nos exigen vivir a su manera y no respetan nuestra identidad, es una decisión que siempre duele pero que nos brinda la salud necesaria para poder cultivar nuestra mejor versión.  Desde nuestra plenitud y nuestra paz interior podemos generosamente compartir nuestros dones y talentos, disfrutar nuestra vida y desde allí sembrar relaciones sanas.




 

Mi paz interior no depende de otros, depende de mi actitud frente a lo que otros hacen o dicen.  Sin embargo, mi paz interior y tu paz interior dependen de la coherencia y armonía entre mente, cuerpo, espíritu, alma y sentimientos; depende de la libertad que ejercemos para Ser quienes vinimos a Ser, sin disfraces ni posturas impuestas.

 

Elegimos lo que es mejor para nuestro bien mayor y el bien mayor de las personas que nos rodean, evitando conflictos y relaciones tóxicas.  Para una PAS, la distancia o la soledad resultan temporal o definitivamente la decisión más sana, cuando el entorno cuestiona constantemente su condición o aún peor, intenta normalizar su personalidad de acuerdo a la mayoría del grupo o al miembro dominante.

 

Para cultivar la paz en nuestro corazón es necesario deshacernos de culpas y responsabilidades que no nos pertenecen. No debemos sentirnos culpables por cuidar nuestro equilibrio y nuestra salud.  No debemos sentirnos responsables por la felicidad de las personas amadas.

 


¿Disfruto ver felices a las personas que amo y me aman? Claro que si, muchísimo.  ¿Pueden esas personas que amo y me aman dejar de ser como son y actuar como actúan para disfrutar mi forma de Ser?  No pueden, ni siquiera llegan a darse cuenta que existen otras formar válidas de Ser y sentir.  No se trata de animosidad o falta de amor, se trata de niveles de consciencia y sensibilidad.  Somos diferentes y en esa diferencia, encontrar la paz y el equilibrio suele ser tarea de quien puede ver más allá de lo visible.



Hay flores bellísimas en la naturaleza, sin embargo, muchas de ellas pueden ser extremadamente tóxicas, dependiendo del tipo de contacto, la duración e intensidad del mismo.  Algunas flores con algo grado de toxicidad son: lirio, tulipán, azalea, amarillis, crisantemo y lila de la paz.

 

Seguramente, mi vibración, mi forma de ser y mis energías pueden resultar tóxicas para algunas personas, y eso está bien.  No podemos ser compatibles con todas las personas que habitan este planeta, ni siquiera con todos los miembros del clan familiar.  Probablemente las reacciones hostiles y de rechazo de otras personas estén relacionadas con la falta de compatibilidad de nuestras energías y vibración.  Reconocer esa diferencia, creo, es el primer paso hacia las relaciones sanas.  No se puede construir Puentes allí donde los otros cultivan muros. No se puede iluminar allí donde las personas se sienten a salvo en las sombras.  Incluso la paz, puede resultar tóxica para aquellos que se sienten a salvo en el caos del ruido.

 

Susannah Lorenzo©

Desanudando las emociones y palabras atascadas en mi garganta que terminaron por debilitar mi voz (físicamente) desde hace unos días.

Martes 27 de septiembre

04:59 am

Alergia asmática y garganta cerrada por segunda vez en menos de una semana y por primera vez luego de un par de años.



martes, 8 de marzo de 2022

Familia rota

 



No somos desconocidos, no somos enemigos, no somos víctimas ni victimarios.

Somos apenas sobrevivientes de un tornado que nos despojó de sueños y confundió nuestros nombres.

Somos apenas corazones lastimados que han perdido demasiado tiempo y demasiadas lágrimas en lamentar lo que no pudo ser y rebelarnos contra lo que no pudimos controlar.

Somos apenas unos niños asustados y perdidos, viviendo en cuerpos de adultos que juegan a ser fuertes.

Somos apenas el rastro de lo que alguna vez fuimos, la sombra de lo que no pudimos ser y la certeza cobarde que destierra la esperanza de que alguna vez seamos lo que en verdad somos.

Amor de Madre 2022



Saberlos distantes, enfrentados, indiferentes y desencontrados como hermanos; duele mucho más que la condena de una madre que ha sido declarada muerta o incompetente; mucho más que el amor que eligieron no sentir y recibir en sus corazones; mucho más que el reclamo constante por los errores cometidos y la negación de todo lo bueno en nombre las expectativas no cumplidas.

Quien nada hace, no se equivoca y fácilmente es perdonado.

Quien mucho hace y asume cada desafío como puede y como sabe, se equivoca mucho y es juzgado sin piedad ni compasión; es declarado culpable de fallos y omisiones, de debilidades y desaciertos, de decisiones que nadie más tuvo el coraje de asumir.



Yo Creo.

Yo creo en Dios y en su infinita misericordia.

Yo creo en Jesús y en que su Amor puede sanar corazones.

Yo creo en la Madre María y en sus Milagros que hicieron posible que ustedes estén sanos y con vida ahora.

Yo Creo, que aún cuando pueda ser testigo de ello, un día ustedes se abrazarán, reirán y compartirán una mesa para recordar los momentos bonitos.

Susie

Melancólica pero aún con Fe.

martes, 8 de junio de 2021

Temporada de recambio

 

En los momentos en que hacemos un giro de 180º o realizamos cambios importantes en nuestra vida, tenemos la sensación de haber sido transportados a un desierto, como Jesús en sus cuarenta días de meditación (visión metafórica de su crisis de fe y de su enfrentamiento con su propia sombra y sus demonios).



Puede ser que hayamos finalmente decidido terminar con esa relación tóxica en la que nos habíamos perdido dejando de ser lo que realmente somos;  puede que hayamos decidido finalmente aceptar nuestros dones y compartirlos sin reparo alguno con el mundo entero;  podemos haber hecho un cambio drástico en nuestra vida intentando salvarnos de un oscuro pozo de miserias y autocompasión o podemos haber reconstruido nuestras alas y dibujar nuevos cielos lejos de jaulas mentales y sociales.  Como quiera que sea, nuestros amigos, familiares, conocidos y otras relaciones se alejarán de nosotros como si estuviéramos apestados y nos dejaran solos con esa decisión que pensaron que jamás tomaríamos.

Algunos simplemente se ofenden porque no aceptamos sus sugerencias y consejos; otros se asustan de nuestra actitud desafiante y el reflejo aterrador de lo que ellos no son capaces de ser o hacer, los incomoda; algunas personas eligen bandos y apoyan lo que creen políticamente o socialmente correcto; están los que jamás contemplaron nuestra verdadera esencia y  se sienten defraudados ante esta ‘nueva versión’ de nuestra persona que no cumple con sus expectativas; y están los que condenan cualquier individualismo, originalidad o expresión genuina de seres únicos que se apartan del rebaño y abandonan las prolijas líneas uniformes.

Dos caminos se abrían en un bosque amarillo,

y triste por no poder caminar por los dos,

y por ser un viajero tan solo, un largo rato

me detuve, y puse la vista en uno de ellos

hasta donde al torcer se perdía en la maleza.

Después pasé al siguiente, tan bueno como el otro,

posiblemente la elección más adecuada

pues lo cubría la hierba y pedía ser usado;

aunque hasta allí lo mismo a cada uno

los había gastado el pasar de la gente,

y ambos por igual los cubría esa mañana

una capa de hojas que nadie había pisado.

¡Ah! ¡El primero dejé mejor para otro día!

Aunque tal y como un paso aventura el siguiente,

dudé si alguna vez volvería a aquel lugar.

Seguramente esto lo diré entre suspiros

en algún momento dentro de años y años

dos caminos se abrían en un bosque, elegí…

elegí el menos transitado de ambos,

Y eso supuso toda la diferencia.

Robert Frost



Imagino la vida como una gran autopista con muchos carriles, separados cada uno por un guardarraíl. A medida que expandimos nuestro nivel de consciencia y nuestro campo energético (aura) se manifiesta más intensamente cambiando su vibración y colores, el carril que transitamos ya no nos favorece, no resulta propicio o entorpece nuestro avance.  Los carriles más transitados producen atascamientos, embotellamientos y conflictos que limitan nuestra libertad de Ser.  Es normal sentir la necesidad de cambiar de carril, buscar una alternativa que nos permita avanzar fácilmente y desplegar nuestras alas y nuestro campo energético, ocupando un espacio aún mayor, para que nuestra Alma se exprese libremente.

Al cambiar de carril, muchas personas quedan en el carril anterior, no pueden o no quieren cambiar, tal como hicimos nosotros.  Desde el otro lado del guardarraíl nos miran con recelo, asombro, estupor, miedo o simplemente envidia.  Prefieren recorrer el camino más transitado y se sienten más seguros allí donde el tumulto aprueba sus movimientos.

Tomar la decisión de elegir el carril que nuestros afectos no transitan, puede resultar doloroso y dejarnos sumidos en una sensación de soledad y exilio que nos hará dudar y cuestionar nuestras elecciones.

Sin embargo, abandonar nuestros dones, postergar nuestros sueños, dejar de brillar nuestro Sol interno y proyectar una personalidad que satisface a quienes nos rodean, puede enfermarnos físicamente, desequilibrar nuestras emociones e incluso causar bloqueos energéticos de nuestros chakras.

Tarde o temprano, encontraremos otras personas en el nuevo carril, crearemos nuevos vínculos y descubriremos otras Almas que vibran en nuestra nueva sintonía.


Como dice Robert Frost, el camino menos transitado marca la diferencia, y esa diferencia es la que nos permite Ser lo que vinimos a ser.

Susie transitando un carril inmensamente solitario

Susannah Lorenzo©

Tejedora de Puentes

08 de junio de 2021

 

domingo, 7 de abril de 2019

Ser

Allowing is the easiest way to vibrate according to the laws of the universe.  Yet, remembering who we actually are can be really painful and scary.  Why?  Because we are born with our gifts and talents, fully aware of who we are and what we enjoy doing.  If we are not celebrated, welcome or loved for our uniqueness, we tend to shut down, isolate and hide everything which might make us feel less loved. 
Later in life, when our soul stirs the underground river and calls our higher wisdom to help us remember the way home, we not only start to remember who we truly are, but we also recall the painful feeling of being neglected and rejected for our most sacred gifts and blessings.

Venimos a este mundo llenos de magia, con la intuición despierta, con los sentidos totalmente alertas a mundos invisibles, con la capacidad de jugar con nuestros sueños y creer que nuestro amor todo lo puede y nuestra mente es apenas un recurso más de nuestra infinita colección de talentos.

Llegamos con la capacidad de amar a cualquier ser vivo y nos sentimos con derecho de ser inmensamente amados.  Buscamos en el mundo que nos rodea la seguridad, el calor y la contención que nos brindaba el útero materno y esperamos que quienes nos reciban celebren todo aquello que traemos con nosotros.


Ignoramos que más tarde o más temprano, los miedos y frustraciones ajenos nos moldearán; la rigidez del sistema intentará encorsetarnos y la libertad de Ser se volverá una prolongación de quienes no supieron o no quisieron Ser.

La intuición, la sensibilidad, la capacidad de ver lo invisible, la magia, la inocencia, el juego y la despreocupación se combaten tan pronto como el niño tiene edad de ser escolarizado y se vuelve un proyecto de adulto decente, productivo y responsable.

Hay una necesidad imperiosa de que el otro sienta, piense y actúe como nosotros; eso, aparentemente, nos brinda seguridad y estabilidad.  Porque hemos perdido la capacidad y la habilidad de asombrarnos de lo desconocido y porque tenemos pánico de descubrir aquello que nos ha sido prohibido.

En la vida adulta, más tarde o más temprano, nos invade el desasosiego, nos sentimos vacíos, enfermamos, nos deprimimos o simplemente andamos por el mundo, desconectados de la divinidad que nos habita, exiliados de nuestra propia alma y extranjeros en nuestro propio cuerpo.

Dios siempre sabe, nos da la oportunidad de regresar; el alma intenta cambiar el curso para recuperar el equilibrio, para que volvamos a ser Libres de Ser, para que la paz despeje todo miedo y toda carencia y para que el amor nos habite más allá de condicionamientos ajenos.

Se requiere un acto de coraje, recordar aquello que olvidamos en la niñez, retomar el curso, desarmar los guardias de la mente, derrocar la inquisición social que nos perturba y devolver el timón a nuestra alma.

Ser lo que realmente somos, brillar con nuestra propia luz, confiar plenamente en Dios y hacer ejercicio de la Fe nos devuelve a la soledad y el abandono del niño rechazado, de la niña asustada; del que es juzgado, criticado y condenado.

 "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de los que no se ve".Hebreos 11:1

Sin embargo, cuando el juicio de quienes amamos nos atraviesa el corazón como una daga, es porque aún nosotros mismos albergamos el juicio condenatorio de dudar de nuestros dones.

Cuando la aceptación de nuestra fe y de nuestro camino con Dios nos aleja de quienes creíamos tan cerca, vemos en el espejo esa niña sensible que aún espera ser querida y aceptada y aprendió a callar para no ser rechazada.

Postergar nuestra misión, ocultar nuestros dones y dudar de los mensajes divinos, puede temporalmente devolvernos la aceptación, el cariño y la aprobación de quienes nos rodean.

Inevitablemente, la sumisión, la renuncia, la vergüenza y nuestra propia desaprobación, nos alejarán de nuestra esencia, de quien realmente somos y del camino con Dios.  Cuando luchamos en nuestro interior por negar aquello que necesita brillar y expresarse, se genera un conflicto; el conflicto nos quita paz; la falta de paz causa pesadillas, altera el sueño, enferma nuestro cuerpo y nos roba la alegría.

Nos sentimos solos e inseguros porque dejamos de escuchar, porque dejamos de sentir la presencia de Dios en nuestra vida.

Cuando dejamos que las inseguridades, miedos y frustraciones ajenas alienten un instante de duda en nuestra mente, el miedo nos coloniza sin piedad, anulando nuestros sentidos, alejándonos del camino y dejándonos a la deriva, a merced de manipulaciones y desaires de corazones que aún no emprenden su camino.

Si seguimos esperando que vean lo que vemos, si seguimos creyendo que tienen que alcanzarnos en el camino, si seguimos pidiendo que sientan al menos la mitad de lo que sentimos; entonces sí, estamos juzgando y criticando así como hacen con nosotros.

Cada quien viene a este mundo con su cuota de compasión, su nivel de sensibilidad, su intensidad de magia y su capacidad (o incapacidad) de ver más allá de su ombligo.



Ya no voy a disculparme, por ser extremadamente sensible, por ser pasional, intensa y compasiva; por tener todos mis sentidos desarrollados en su máxima capacidad; por creer para ver, por hablar con Dios, por elegir disfrutar de la vida, por necesitar Ser, por buscar ser libre, por tener alas, estrellas y hadas; porque mi mano tenga la capacidad de tocar tu corazón y mi palabra pueda acunarte el alma. 
He perdido mucho tiempo, quizá más del que me queda.  He renunciado a mucho, me he perdido muchas veces, me he marchitado siendo lo que otros querían, he muerto de pena cien veces para que otros fueran felices; he vivido llena de miedos propios y ajenos; he sufrido mis dolores y sentido los dolores ajenos como propios; he esperado siempre lo peor y he creído que estaba muy mal merecer lo que otros no podían conseguir.

Si te enoja lo que hago, será que mis alas hacen ruido en tu jaula.
Si te asusta lo que soy, te invito a tomar el té y a conocerme sin el cristal de tus prejuicios.
Si condenas mis locuras, no vayas a dejar que tu cordura te quite el sueño.
Si sientes que mi vuelo nos aleja, aprende a descubrir otros cielos y deja de limitarte con el horizonte de tu ventana.
Si aún así, el miedo te paraliza, la ignorancia te gana y eliges la seguridad de tu celda, no te guardo rencor, ni dejaré de amarte.

A veces a las mujeres, se nos va la vida siendo hijas, hermanas, madres, nietas y se nos olvida a qué vinimos y que la verdadera libertad y el único gesto de amor que realmente nos colma es permitirnos ser la Mujer, la Machi, la Diosa, la Sacerdotisa del Universo;  la mujer de colores, el cuenco de la luna, el río sagrado y el templo de amor por donde Dios respira.

Susie / Susannah
Let go.
Let God.
07 de abril de 2019


jueves, 7 de febrero de 2019

Alas en sacrificio

Cada vez que en la casa resuenan sus voces, apago la mía, que habla idiomas que ellos desconocen.  Repliego mis alas, las encadeno con sus juicios y las marchito con mis silencios.  

Abandono mis ritos, deshago ceremonias, archivo talismanes y entierro las llaves allí donde la soledad me grita sin palabras.

Una aprende, que para andar el sendero, se dejan amigos, familia y se tejen nuevas relaciones. Pero aquella madre que lloraba a mares hasta desangrar todas sus rosas cuando las trampas del destino pudieron más que el amor; aquella misma madre aún cree que algún día tendrá una mesa servida para cuatro, corazones bendecidos abrazándose para recuperar la distancia y  cantata de risas para celebrar el reencuentro.



Una cree que si una se apaga, se disfraza, se mimetiza y se vuelve un eco de las voces de los hijos, una deja de perder momentos y ganar distancias; una confunde una ausencia de juicios con un amor que acepta y respeta.  Una evita seguir perdiéndolos, una cree que acorta distancias, y sin embargo; una se pierde, deja de encontrarse, y en el recuerdo de un momento efímero navegando un mar de barquitos de papel, una se queda anclada a una distancia sideral; a mitad de camino entre la nada y la mujer que me habita.  Negocié mis luces con las personas que más amaba y me quedé tan sola como siempre, más sola aún, porque ni yo me alcanzo.

De tanto hacer como sí, de tanto amarlos sin esperar nada, de tanto tejer sus alas con los colores de mi corazón, de tanto aceptar que Dios sabe mejor que nosotros sobre aciertos y desaciertos, de tanto callar el dolor, de tanto dejar que inventen historias, de tanto guardar la verdad, de tanto mirar sus vidas a través de la vidriera, a veces creo que he perdido maternidad en un punto del camino.

De tanto mirar para adelante, vivir el presente y no aferrarme al pasado, temo que pueda olvidar los olores, las sensaciones, los sonidos, las risas, las ilusiones, la magia, los deseos, los sueños, los abrazos, los besos, las caricias, sus caritas durmiendo sobre almohadas perfumadas.



Cuando un nido se rompe antes de tiempo, una toma las esquirlas, los pétalos mojados, las fotos rescatadas, respira hondo e invocando el amor más profundo, sopla sobre sus mares para que naveguen seguros.  Como cualquier aprendiz, acepta que todo tiene un porqué y asume la lección para el bien de aquellos que florecieron su vientre.

Nadie sabe, nadie pregunta.  Cada quien va resolviendo ciclos haciendo lo que puede con sus heridas, algunos con broncas, otros con penas y otros con indiferencias.  Pero no hay nadie dispuesto a ver la verdad, la dimensión del dolor de aquel corazón partido.

Somos extraños, apenas un par de celebraciones, alguna fecha importante, una suposición, un prejuicio, una verdad a media contada por extraños, una verdad inducida contada por egos sin corazón.  Sólo eso.

No puedo evitarlo, los miro, los rezo, los cuido, los protejo en la distancia, los sueño, los siento, los respiro, puedo escuchar sus pensamientos y palpitar sus emociones.  Conozco sus luces y sus sombras, sus miedos y sus sueños, sus frustraciones.



Esta realidad actual, en nada se parece a aquello por lo que tanto me afanaba cuando eran pequeños, cuando creía que yo era capaz de todo y bajo mi manto y mi espada, no había poder que los lastimara.

Algunos se quedan buscando la madre salvadora que los rescate de todos sus errores, algún niño no sanado esgrime berrinches desde un cuerpo de más de treinta.

Me pregunto si la destrucción del nido dejó en sus corazones el anhelo de los cuidados maternales.


I had been an unmothered child all my life and then, all of a sudden I became a mother with no children, or at least, with no chance to love them, the way I wanted.  They themselves became unmothered and that is what hurts the most.

Habitamos mundos diferentes, caminamos por la vereda de enfrente, hablamos idiomas ininteligibles, sintonizamos frecuencias que jamás se cruzan.

Como en un círculo de la vida, como en un espiral, la misma esencia, la misma wild woman, la misma niña sensible que se sintió rechazada, juzgada y fuera de tiempo y lugar cuando llegó a este mundo; es ahora una mujer que sus hijos miran como a una extraña.  Como una vieja loca a la que no se la escucha, no se la tiene en cuenta y se la mira con burla, subestimando sus cuentos de luces y colores.



Ya no queda nada, casi nada: algunas fotos de una mujer que alguna vez fui, algunos recuerdos de una madre que amó hasta perderse, algunas escenas robadas de una película que confundiré en mi vejez, algunas verdades tan simples, tan claras que no tienen su sitio en el banquillo de la condena.

Es la soledad del exiliado, del desterrado, del paria, la Satí, la loca que vive entre gatos y lechuzas, la desconocida que genera rumores entre nietos, sobrinos y parientes.



Si sólo pudiera mostrarte que hay una luz divina que nos recorre y esa luz puede alcanzarte y aliviarte si poso mis manos en tu corazón, si leo lo que tu alma mira en espejo en las cartas, si me dejas guiarte en tu camino de sanación y perdón, entonces sabrías quién soy en esencia.

Si escucharás otras voces, los corazones que se han aliviado, las almas que han encontrado su camino, los aprendices que se han dejado guiar, los maestros que han guiado mi camino; encontrarías que tu madre ha despertado la diosa que vive en ella.  Entenderías que busco sanarme, para que sanes, para que sanen todas las generaciones que nos siguen y aprendamos a ejercer la felicidad y disfrutar el regalo de la vida, sin culpas ni resentimientos.


No puedo dejar de ser, para que seas ‘feliz’, porque aún así no lo serías.
No puedo amordazar mis alas y fingir que no sé volar, para que te sientas seguro en tu pedacito de suelo.
No puedo dejar de ayudar a otros, porque no quieras que te ayude y no tenga modo de aliviar tus penas.
No puedo seguir culpándome porque no pude hacer todo lo que hubiera querido; hice todo lo mejor que pude, más allá de mis posibilidades y de mi tolerancia al dolor.

Última foto tomada de los tres juntos hace casi seis años
sin embargo, hace más de 15 años que no estamos los cuatro juntos.

Te amé, como nadie podría amarte, aunque a veces mi amor, se vuelva un suspiro invisible dando saltitos con tus alegrías, o un cobijo imperceptible para tus penas sin nombre.
Te amo, más que a mi vida, pero es tiempo de amarme como nadie me ha amado.  Es tiempo de ser, vivir, dar, entregar, bendecir y dejar que Dios me indique  cómo servir en su camino.
Te amo, te extraño siempre, te siento, te bendigo, te rezo, te espero y guardo un corazón lleno de ilusiones para preparar tu llegada.  

Mas, si cruzas el umbral, respeta mis silencios, aprende de mis ritos, no te burles de aquello que temes y no condenes aquello que desconoces.

Si coincides en tiempo y espacio y tienes un momento para pasar por casa, aprende a conocerme, descubre quien soy, mírame a los ojos y deja que mi corazón te toque.

Susie
Amor de Madre
De exilios y egoísmos
07 de febrero de 2019


A veces, me doy permiso para repasar todo aquello que hacía latir mi corazón. (Video)



Take these broken wings
And learn to fly again, learn to live free
When we hear the voices sing
The book of love will open up and let us in
Take these broken wings...
Broken Wings - Mr Mister