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lunes, 23 de octubre de 2023

Lo mejor que se puede

Muchas veces en la vida, nos toca hacer lo mejor que se puede, aunque en nuestro interior quisiéramos hacer algo maravilloso.




El aprendizaje está en aceptar, que en realidad, hacemos lo que Dios necesita que hagamos, de manera perfectamente imperfecta y bajo la Gracia Divina.

Lo mismo sucede con los milagros que esperamos o las peticiones que fervorosamente realizamos a Dios.  La mayoría de los pequeños y grandes milagros se manifiestan a través de seres humanos que se prestan al Plan Divino y cumplen con la Voluntad expresada a través de señales, sueños, intuición o impulsos.

Cuando el mensajero que Dios pretende usar para obrar y realizar su milagro está distraído o se resiste a cumplir con el mandado, la energía deja de fluir y surgen impedimentos, hasta que Dios elabora otra estrategia y encuentra otro mensajero dispuesta.




Anoche, por ejemplo, recibí una de esas visiones y mensajes relacionados con los ‘muertitos’, como yo les digo cariñosamente.  Mi primera reacción fue: no quiero, eso no, por favor.  Entonces, como era tan intenso, me levanté para no dormirme con esa imagen y usé todos los recursos posibles para consultar frente al altar, si lo que estaba viendo era producto de mi imaginación.  Pues no, en realidad, la confirmación llegó de que era parte del servicio que se me viene pidiendo y que de alguna manera resisto y demoro.  Así es que tomé nota de lo necesario y consagré mi nuevo servicio a Dios nuestro Señor.




Pero lo que quiero compartir hoy, con la imagen de este humilde Rosario / Coronilla Amorosa de la Reina de la Paz, es un testimonio.

Desde que la pequeña imagen de Nuestra Señora de Medjugorje se vino conmigo hace unas semanas, comencé a leer el libro Medjugorje escrito por José María Zavala, que contiene no sólo toda la información de la Reina de la Paz, sino de otras apariciones, milagros y mensajes.

Cada vez que leía ‘rezar un tercio del rosario’, no comprendía muy bien a qué se refería y me quedaba con la curiosidad pero la Madre insistía en que debía ocuparme de eso.

Estos últimos días han sido especialmente difíciles y sólo la oración, la lectura espiritual, el reposo y le silencio, me ayudan a sobrellevar las dificultades.  Mientras rezaba el rosario estos días, le pedí especialmente a la Madre y a Dios, recibir el milagro del dinero suficiente para comprar mis tres medicamentos que tomo a diario.  Ayer una compra que llegó a una de las tiendas, prometía que el milagro se anunciaba.  Cuando desperté hoy lunes, descubrí que no había otras ventas o transferencias, por lo tanto, sólo quedaba decidir cuál de los dos más accesibles podía comprar con el monto que tenía.  Pregunté a la Madre y me respondió específicamente que comprara primero uno.  Así es que tomé una ducha y fui hasta la farmacia.

Le pregunté a la empleada que estaba de turno, cuál era el laboratorio más barato para esa droga.  Entonces, escuché que la farmacéutica (la dueña), le hablaba y le decía que yo siempre compraba ahí y pagaba en efectivo, no con tarjeta de crédito u obra social y apareció con varias muestras de esa droga que la Madre me había dicho que comprara primero. 

--¿Le sirve?—preguntó la dueña.

Yo casi lloro de la emoción.  Entonces pregunté por el otro fármaco que es de más bajo precio y me alcanzaba justo para ese y una tira de aspirinas para el corazón.  Averigüé el precio actual del medicamento más caro, para dejarlo como petición en el altar  y me vine llena de gratitud y sintiéndome enormemente bendecida.

Al llegar al departamento, encendí una vela en el altar y busqué mi caja con cuentas e hilos.  Apenas si quedan unas pocas cuentas y no son las más bonitas, pero armé el Rosario Amoroso / Coronilla para La Reina de la Paz, y así cumplir la promesa que le hice ayer de rezarlo todos los días.




Después de leer varios capítulos del libro anoche, busqué en Mercado Libre, opciones de rosarios o coronillas con la advocación y la cantidad de cuentas indicados por Nuestra Señora de Medjugorge, pero no había, y la única opción disponible tenía malas recomendaciones.  La intención era dejarlo marcado como favorito para cuando pudiera comprarlo, pero pensé que debía buscar en la santería del barrio.

En el pedido que había hecho el fin de semana de dinero para medicamentos, había incluido, por supuesto, el dinero para comprar Su rosario.  Pues no, indudablemente la Madre no quería que lo comprara y por eso seguía cerrando puertas con eso.  Necesitaba que me sentara a armar un rosario con mis manos, mi corazón, mi intención, mi devoción y mi bendición.

De lo que se supone que debe llevar este rosario, solo tiene la cantidad de cuentas pero no tiene una cruz, ni una medalla de su advocación; apenas si logré encontrar un pequeño dije del Espíritu Santo.

¿Es lo que yo quisiera? No lo es.

Había imaginado un rosario precioso, con medalla de Medjugorje, e incluso había pensado en hacer varios para regalar.

Hice lo mejor que pude con lo que tenía a mi alcance, con los recursos disponibles y bajo las circunstancias de mi vida actual.

Siempre lo he dicho, muchas veces no importa qué hacemos, sino cómo lo hacemos y desde que lugar de nuestro Ser.




Me parece humilde y defectuoso este rosario, sin embargo, la imagen de la Madre María me mira y sonríe, complacida de que cumpliré mi promesa con un rosario hecho con inmenso amor y desde la gratitud de reconocer que no siempre los milagros llegan de la forma que queremos, sino de la forma que Dios considera justo y necesario.

Los milagros de hoy han sido simples y sin embargo no menores:

· Recibir muestras gratuitas de uno de los medicamentos.

· Completar el Rosario Amoroso de Nuestra Señora de Medjugorje.

· Sostener la salud a pesar de las dificultades.

· Confirmar que las señales llegan cuando avanzamos en el camino que Dios nos indica.

Susannah Lorenzo©

Tejedora de Magia

En Dios y con Dios, siempre.


 Este es el libro que inspiró mi promesa y mi rosario.


domingo, 15 de octubre de 2023

Feliz Día

Como persona sensible, le doy  valor a cada palabra y me resulta incómodo cuando las personas usan ciertas frases, como un eslogan comercial, pegadizo y fácil de usar.  Creo que cuando todos te saludan con un ‘Feliz Día’ en ciertas fechas especiales, es la manera más cómoda de no tener que usar su creatividad o sus emociones para escribir algo original desde sus corazones.

Pero muchas veces, esa frase tan común, se convierte en un dardo que nos perfora el corazón, porque no hay nada más doloroso que sentirse invisible e incomprendido.  Creo que el mejor regalo para cualquier persona, es que los otros nos miren, nos vean, nos comprendan, nos escuchen o al menos hagan un intento por entender lo que sentimos.  No hay regalo más valioso que ese.




Aquí en Argentina, el tercer domingo es el Día de la Madre.  Agradezco todos los mensajes y saludos recibidos de personas que me han sorprendido.  Sin embargo, todos los saludos comenzaban igual: ¡Feliz Día!

Apenas si pude llegar sana y salva a las 2 de la tarde, porque  el dolor en el pecho era insostenible y las lágrimas guardadas desbordaban mis ojos.  Entonces, desactivé las notificaciones y me guardé en silencio.  Ni pensar en dar una vuelta por las redes sociales, que estallan con fotos de momentos compartidos, celebraciones, regalos y demostraciones públicas de cariño.




¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una madre que no puede celebrar ese día ni con sus hijos ni con sus nietos? 

¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una madre que aunque ama a sus hijos, está transitando la muerte de un ser querido?

¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una madre que está exiliada y proscripta por mandato familiar?

¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una madre que aún llora secretamente los abortos o los bebés fallecidos al nacer?

¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una madre que apenas si tiene un poco de pan y queso para el almuerzo de su día especial?

¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una madre que tiene el corazón dividido entre su hija que crece sana y su hijo que murió con la edad de Cristo?

¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una madre que ha perdido su casa y está arrinconada en un espacio prestado intentando sostener el vínculo con sus hijos?

¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una mujer que le robaron sus hijos?

¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una mujer que no tiene tiempo ni energía para disfrutar de sus hijos porque debe cumplir con el rol de madre y padre?

¿Cómo puedes decirle Feliz Día a una madre que permitió mentiras y manipulaciones para que sus hijos tuvieran casa, educación y alimento?




Puedo hacer una larga lista de preguntas, pero creo que con esas basta para darte un ejemplo; algunas son situaciones reales mías y otras son situaciones de personas que conozco.

A veces, tengo ganas de colgar un cartel que diga: ‘Odio la frase Feliz Día, no la uses, me lastima profundamente.’ Pero si lo hiciera, la equivocada sería yo y todos se ofenderían, porque lo hacen de ‘buena intención’.  Y seguramente al año siguiente ni siquiera me escribirían. 

¿No sería más bonito, si nos tomáramos el tiempo para conocer realmente cómo se siente el otro?, o es que, ¿eso te parece demasiado arriesgado?

¿No sería más honesto, construir, redactar, crear una frase propia para cada persona y su realidad?

Sería mucho más loable preguntar ‘¿cómo estás?’, sin prejuicios y sin pensar en lo que vamos a decir o lo que nosotros opinamos; sólo para escuchar, conocer e intentar comprender.  Y luego, ofrecer nuestra compañía, o preguntar ¿hay algo que pueda hacer por ti?

La mayor parte del tiempo, no necesitamos alguien que nos sane, nos cure o nos salve; simplemente necesitamos que alguien se quede a nuestro lado, aunque sea en la distancia; nos escuche, nos vea, nos contenga y respete nuestra forma de sentir.

Susannah Lorenzo©




Con un día no tan feliz.

Agradezco infinitamente a Dios y la Madre María que mis hijos están con vida, cuidando de sus familias y haciendo lo mejor que pueden.

Agradezco la experiencia de haber sido Madre por Voluntad Divina y atesoro los momentos compartidos con mis hijos, aunque ese pesado esté muy lejano y parezca de otra persona.

Agradezco aún las situaciones más dolorosas, la separación y las injusticias, porque todo lo que sucedió a partir de eso, ha hecho posible que 12 maravillosos seres estén abriendo su camino, como mis nietos.

Solo Dios sabe.

Si por alguna razón, como hijo/a o como Madre, no tienes un día tan feliz, te invito a escuchar esta lista en mi canal de YouTube.






  

domingo, 18 de junio de 2023

Paternidades que prescriben

Suele pasar en esta época del año: de repente estoy desganada, desconectada de mi creatividad y con dificultades para enfocarme en mis bendiciones e ignorar las carencias.  ¿Será el frio crudo de invierno?  ¿Será la falta de ventas en la tienda?  ¿Será la billetera y la heladera vacía?  ¿Será el fin de semana largo extendido a cuatro días por feriados patrios?

La sensación de no sentir nada empieza siempre igual, hasta que una publicación o una frase activa las emociones reprimidas: una perdona pero no olvida; o en todo caso una perdona pero no termina de aceptar.  Es domingo día del padre, debería sentirme bendecida por la salud de mi padre de 83 años, pero eso no me alcanza hoy.

Todo comienza por comparación: hay muchas personas celebrando el día del padre y si no lo están haciendo, disfrutan del fin de semana largo turístico paseando en algún lugar.  En realidad, creo que lo que más le molesta a alguna parte de mi ego, es que el padre de mis hijos celebra su día con alguna comida abundante, con saludos sin reclamos y con reconocimientos injustos.  ¿Qué celebra?  Quizá celebra la descendencia que lleva de apellido, o el tener hijos sanos y criados que no le costaron ningún esfuerzo.  ¡Vaya una a saber cómo funciona su cerebro!





Durante 16 años, al padre de mis hijos no le importó si ellos tenían lo necesario para sobrevivir. No cumplió con sus obligaciones como padre.  No le quitó el sueño si sus hijos tenían los medicamentos necesarios o si los alimentos eran lo suficientemente nutritivos para que pudieran ir a la escuela.  No pasó días  y noches en salas de espera de hospital, no visitó tantos pediatras como fuera necesario para encontrar una solución, ni trabajó más horas de las que su cuerpo resistía para que ellos tuvieran todo lo necesario.

Después de 16 años (17 si contamos el tiempo del primer embarazo), asumió su rol de padre como un desafío, un desquite y un ajuste de cuentas, buscando evitar el pago de sus obligaciones económicas escritas por ley.  Cualquier cosa que saliera mal a partir de ese momento, sería culpa de mi ‘mala crianza’, o de mi incapacidad para sostener un techo para mis hijos, enviarlos a la escuela o darles de comer cada día.  Se valió de mentiras, manipulaciones y otros ardides para declararse padre y salvador.

¿Qué pasó con la deuda económica acumulada durante 16 años?  -- Prescribió.

¿Qué pasó con el abandono paternal? – Prescribió.

¿Qué pasó con los daños y perjuicios causados por su irresponsabilidad y falta de cumplimiento?—Prescribieron.

¿Qué pasó con los daños y perjuicios causados por su violencia física, verbal, emocional y sexual?—Prescribieron.  Y lo que es peor, nadie quiere hablar de ello y si lo hacen, pues bueno, era solo mi problema y ‘mi responsabilidad’.




No le deseo mal, ni tampoco me gustaría que mis hijos se llenaran de odio hacia él.  Ellos descargan todo su resentimiento, sus reclamos y su dolor contra mí, que fue la que siempre tomó las decisiones, la que eligió lo menos malo, la que sacrificó su maternidad para que ellos tuvieran todo lo necesario, la que hacía todo lo que necesitaba hacerse, la que calló para evitar aún más conflictos y represalias.  Sí, quien hace, se equivoca.  Quien no hace nada, pues no tiene más error que el no haber hecho nada; y para la memoria de un hijo herido, los errores visibles (lo que se hizo mal y lo que no se hizo tan bien como debería haberse hecho) pesa más que un solo error invisible.




Mientras como una porción de arroz recalentado y medio waffle de harina integral, escribo esta entrada del blog.  Hay silencio y paz; no solo porque el vecindario ha emigrado a celebrar en algún otro lugar, sino porque vivo en paz, sin gritos, sin insultos, sin humillaciones, sin controles, sin manipulaciones y sin coacción.  Eso es una bendición.

Sin embargo, una parte de mi ego, aún necesita justicia; pero no hablo de castigo, hablo de justicia.  Es decir: ¿qué pasa con todas las madres solteras que criaron solas a sus hijos y debido a ello no pudieron acomodar sus finanzas, perdieron su salud física e incluso demoraron en recuperar su salud mental y emocional?

Por supuesto que si la ley o la justicia de este país no lograron que él cumpliera con sus obligaciones como padre cuando ellos eran pequeños, tampoco lograría que se hiciera cargo de daños y perjuicios y las secuelas de su irresponsabilidad.

Pero sería bonito, que antes de que la sociedad les permitiera celebrar su día, antes de que se sacaran una selfie con sus hijos sonrientes, antes de que disfrutaran de la descendencia de su apellido cuando ya están criados (sin haber pasado por la etapa de pañales, biberones, pediatras, internaciones, cirugías y supervivencia), que se pusieran al día con esas deudas que ya olvidaron.

Es decir, sería bonito, recibir algo así como una pensión especial;  una retribución por haber hecho todo el trabajo solas; una compensación por los tormentos y carencias; un resarcimiento por todo el tiempo que no pudimos compartir con nuestros hijos; una indemnización por haber logrado que esos hijos que ellos disfrutan ahora, llegaran vivos, sanos y educados a la adolescencia.

Una indemnización o una pensión no devolverían el tiempo ni restauraría mágicamente la salud; pero si me permitiría mejorar la calidad de vida, afrontar los gastos de medicamentos; pasear y viajar para visitar a mis hijos y nietos y tener un respiro de tener que correr siempre para conseguir el dinero necesario cada mes.  Creo que además, si existiera, los ‘listillos y capullos’ que hacen su vida de solteros mientras las mujeres crían a los hijos y después vuelven reclamando perdón y vendiendo espejitos de colores, se la pensarían dos veces, porque de todos modos, en algún momento deberían pagar.

Energéticamente, creo que también sería un equilibrio, una restauración del dar y recibir.




La ley en Argentina, dice que por 3 hijos, un hombre debería aportar el 43% de su sueldo.  Supongamos que recibe un sueldo docente promedio (porque en realidad el padre de mis hijos terminó haciendo carrera en cargos directivos) de 95000 ARS a junio de 2023. Entonces ARS 40850 sería el porcentaje de cuota.  Si multiplico ese valor por 16 años de 12 meses cada uno, resulta en ARS 7843200.  Podría acomodar parte de mi vida, podría invertir en equipos para trabajar; o podría simplemente vivir un poco más cómodamente.

No me sucede todos los años, ni todos los junios, pero en junios especialmente difíciles, con renovación de alquiler en puerta, inevitablemente hago matemáticas.  No es venganza, no es resentimiento, es justicia.  Hay un sujeto que hoy está celebrando su día sin ningún remordimiento ni reclamo y que me debe casi 8 millones de pesos argentinos.

Obviamente, lo dejo en manos de Dios; iniciar un proceso legal sería tan costoso y desgastante que no valdría la pena lo obtenido.

Revisar el cálculo matemático me da paz, sobre todo ante reclamos, cuestionamientos y condenas familiares.  Soy consciente de mis errores, soy consciente de que hice lo que mejor que pude y que no siempre fue lo ideal; pero también soy consciente de que muchas de esas personas, incluyendo mis hijos, que hoy cuestionan mis decisiones, no estuvieron ahí como adultos para resolver y encontrar soluciones.  La realidad podría haber sido diferente si cada quien hubiera cumplido su rol y sus obligaciones, eso solo Dios sabe.





Para la sociedad y para la familia es fácil olvidar, callar, confundir perdón con permisividad y alegar prescripción de responsabilidad para que muchos padres puedan disfrutar de lo que ganaron con un simple esperma.

Parece una contradicción, seguramente, ya que estoy escribiendo artículos y publicaciones sobre Sanar el Divino Masculino y hablo de justicia y causas prescriptas.  Pues tiene que ver y mucho.  Es decir, Esos hombres, padres biológicos que en la vida adulta reclaman y eligen ejercer su paternidad tardía, no reconocen su abandono, no piden perdón, no honran ni respetan el trabajo hecho por las madres; exigen perdón, benevolencia y cariño.  En muchos casos culpan a las madres de que ellos se mantuvieran alejados o no cumplieran con sus obligaciones económicas y afectivas.

Energéticamente, una madre que cría sola a sus hijos, crea un desequilibrio de energías en sí misma, se masculiniza por así decirlo, para usar su energía masculina para cubrir el rol del progenitor ausente.  En la mayoría de los casos, se desconecta de su energía divina femenina para poder afrontar el desafío y mantener a sus hijos a salvo.

Por otro lado, un hombre que no asume su madurez ni cultiva su divino masculino y vive en los aspectos sombríos de su psique sin ocuparse de las necesidades de sus hijos, no solo deja secuelas en la madre y en los hijos, sino que también crea un modelo, un patrón de conducta a imitar y repetir.

Vamos a hacer una analogía: imaginemos que una persona roba a un banco, logra escapar y disfrutar del botín; se mantiene prófugo con pedido de captura por décadas  y luego por ley o por mandato social, su causa prescribe.  Esa misma persona se postula para gerente del banco y acredita idoneidad con un CV falsificado y carente de sustento.  ¿Tiene derecho a ser el gerente del banco?  ¿Está bien que olvidemos todo el dinero que robó?




A causa de mi inestabilidad económica tengo deudas, no me enorgullece, me quita el sueño.  Cada tanto hay rondas de agentes intermediarios que han comprado las deudas, que como chacales me acosan con correos y llamadas.  Y aunque no recibiera esas amenazas, a una parte de mí le encantaría saldar las deudas, me daría paz.

Podría tomar la misma conducta para cobrar lo que me corresponde.  No serviría de nada.  Primero, porque no haría mella alguna en su conciencia, ni le quitaría el sueño.  Segundo, porque yo perdería paz y me subiría a una guerra a la que renuncié el día que mi hija menor lloraba siendo bebé por no tener leche para tomar y él sólo decía: “no se va a morir porque llore o porque no tenga leche”.

Renuncié a esa guerra porque los juzgados, las denuncias, los asistentes sociales, la burocracia legal de mi país, las audiencias y los reclamos sin resultado alguno, me quitaban tiempo para trabajar y me quitaban la claridad mental necesaria para resolver lo que nadie más haría; deterioraban mi salud física, mental y emocional.

Así es que con casi 59 años, no comenzaría ninguna guerra ahora.  Pero me gustaría creer que algún día la sociedad será más justa.  Me gusta pensar que algún día la verdad pesará más que los silencios y las mentiras. Me anima creer que se puedan cultivar relaciones más sanas en las generaciones por venir.

Susie / Susannah Lorenzo

Domingo 18 de junio, Día del Padre

Aquí, aún quedan 2 días de feriado y yo aún guardo la esperanza de que las promociones y descuentos en las tiendas llamen la atención de alguien que divaga en su celular.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Los números que nadie conoce

A veces dejamos que las personas nos castiguen y nos juzguen, porque interiormente nosotros estamos llenos de culpa y sentimos que hemos fracasado aunque hayamos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance y realmente hiciéramos lo mejor que podíamos con los recursos y la situación.




Una de las situaciones dolorosas de mi último viaje y encuentro familiar, fue darme cuenta que aún mi familia (incluyendo mis hijos) me acusan de haber  “abandonado” a mis hijos cuando eran adolescentes, ‘enviándolos’ con su padre.  Sumado a eso, cada vez que tienen ocasión (generalmente para fechas especiales) me recriminan haber tomado siempre decisiones equivocadas (en realidad usan palabras ofensivas que no quiero reproducir). 

No tienen ganas de escuchar mi verdad, prefieren sostener una verdad que construyeron a través de ‘me dijeron’, ‘supuse’, ‘me imaginé’, porque la mayoría no estaban ahí; y mis hijos que eran adolescentes, no supieron toda la verdad en su momento. 




1984 – Me casé (embarazada) con el padre de mis tres hijos, quien desde el comienzo no asumió su responsabilidad ni como padre ni como esposo.  Yo estudiaba, llevaba la casa, cuidaba mis hijos, trabajaba fuera de casa y en casa y me ocupaba de todo lo que había que resolver.

1988 – Me mudé a Mendoza (desde San Juan) con mis tres hijos (la menor de 10 meses) escapando de una situación de violencia doméstica (con todos los tipos de violencia posible).

Siempre fui madre sola, aunque me divorcié pronto, era una madre soltera.  Para quien no lo es y no sabe lo que implica, una madre sola decide todo, resuelve desde las tareas de la casa como limpieza y lavado, las compras diarias y semanales, salir a trabajar fuera para conseguir el sustento, pagar las cuentas, elegir la escuela, lidiar con las maestras que exigen una madre presente; en resumen, es una sola persona para cumplir dos roles.




El padre biológico de mis hijos jamás cumplió con la cuota alimentaria estipulada (tengo resúmenes de cuenta bancaria judicial sin movimiento que lo demuestran)  y hubo un momento en que me cansé de recorrer juzgados de familia, comisarías y audiencias.  Conseguir trabajo siendo una madre sola de tres hijos no es fácil, debes prometer que vas a trabajar como una mujer soltera y serás eficiente sin importar lo que pase en tu casa; lo cual implicaba no tener permiso ni tiempo para ir a reuniones escolares o audiencias para pelear por un derecho que debería ser defendido por el estado.

Cuando trabajas entre 12 y 16 horas por día, duermes 4 y tienes tanto para resolver y decidir, seguramente te equivocas.  La mayor parte del tiempo una se siente abrumada, sobrecargada, exigida, fuera de control y simplemente hace lo mejor que puede con los recursos que tiene, y muchas veces, como siempre digo, se elije lo menos malo, sabiendo que no es lo ideal ni lo que necesitamos.

Cometí muchos errores, claro que sí, quien mucho hace, más posibilidades de cometer errores tiene.  Quien nada hace, pues no se equivoca y no es juzgado ni criticado, simplemente se convierte en una montaña de excusas ausentes y que luego se lavan con un par de mentiras.




Es muy difícil tener capacidad de ahorro cuando tienes que pagar guardería o niñera para que cuiden a tus hijos mientras trabajas, más de la mitad del sueldo se va en eso y en el consumo extra que significa otra persona en tu casa.  Si estás fuera de casa 12 horas trabajando, probablemente ni los alimentos ni los elementos de limpieza rindan como si tú los cuidarás, seguramente habrá derroche y en el peor de los casos, gastarás casi el doble que si tú estuvieras en casa, porque además cuando llegas no tienes tanto tiempo para hacer todo lo que tienes que hacer.



2001 – Luego de quedarnos dos veces en la calle por no poder pagar el alquiler y andar con un par de bolsos en lugares prestados, decidí escribir una carta y reclamar al padre de mis hijos, amenazándolo con incluirlo en el Registro de Padres Morosos que se había creado en el país. Yo estaba muy mal de salud, con endometriosis, fibromialgia y una neumonía que me dejó más débil que de costumbre. Mi salud se agravó luego con anemia y episodios de amnesia.

45,000 Pesos argentinos – Esa era la deuda que el padre de mis hijos tenía conmigo cuando mi salud y mi falta de trabajo complicaron nuestras vidas y yo tuve miedo de que algo me pasara y mis hijos quedaran en la calle, desparramados en alguna institución.  Astutamente, el padre de mis hijos envió un par de meses el valor aproximado de la cuota alimentaria mensual para que pudiéramos pagar un alquiler, luego exigió visitarlos y repentinamente dijo que le era imposible seguir aportando lo que le correspondía.  Envió una carta para ofrecer techo, escuela y comida para mis hijos como compensación.  Eligió no ponerse al día con lo que debía y no hacerse cargo regularmente de las cuotas alimentarias (como era su obligación) hasta que mis hijos cumplieran 21 años.  Desbordada, enferma, agotada y exhausta, preferí enviarlos con él, porque sabía que tendrían casa, comida y escuela.  No quería verlos pasar más hambre ni perder otro año de escolaridad.  Ninguna de las personas que me juzgan o sostienen sus verdades estaba ahí.  Solo yo, Solo Dios, sabemos lo que sentí y que no puede medirse ni demostrarse en números.




Aún teniendo 58 años, cada vez que mi situación se complica financieramente o mi salud se complica, llueven las críticas, las palabras ofensivas y la certeza de que todo es mi culpa, porque hice todo mal; como si alguna de esas personas hubiera podido hacer algo mejor en mi situación.

Los adjetivos que suelen usar (y que se pueden repetir) son: irresponsable, mala madre, inestable emocionalmente, inútil financieramente, mala administradora del dinero, desamorada y ‘abandónica’ (propensa a abandonar a los seres queridos).




5,591,441 Pesos argentinos – Es el valor de la deuda que sostiene el padre de mis hijos conmigo.  Es decir, lo que en 2001 era 45,000 pesos, ahora equivale a cinco millones, quinientos noventa y un mil, cuatrocientos cuarenta y uno (al 2022).  Esa deuda nunca fue cancelada y no es un dinero que le debe a mis hijos, a mis hijos les debe la ausencia emocional.  La persona que trabajó hasta dañar su salud, su sistema nervioso y su equilibrio emocional, fui yo.  La persona que no pudo disfrutar su época maternal y compartir más tiempos con mis hijos fui yo. La persona que pasó noches sin dormir para atenderlos cuando estaban enfermos o padeció junto con ellos en un hospital, fui yo. La persona que movió cielo y tierra para conseguir lo que sus niños necesitaban, fui yo.  La persona que aún bicicleta anduvo kilómetros para conseguir atención médica para sus hijos, fui yo. La persona que tuvo que dejarlos ir para que vivieran con comodidades que yo no podía darles, fui yo.



Hay números de los que nadie habla, deudas que nadie critica y todos justifican, comportamientos y omisiones que todos pasan por alto.

Sé que aunque escriba esto, nadie cambiará de idea, ni tampoco cambiarán sus actitudes o sus palabras hacia mí.  Pero escribo este recordatorio, para no sentirme terrible cada vez que no logo estabilizarme económicamente, para no dejarme maltratar verbalmente por las personas que más amo.

Sé también que a esa persona no le quita el sueño la deuda que nunca canceló e incluso debe creer que son su ‘heroica’ decisión de darles techo, comida y escuela en la adolescencia (cuando ya estaban criados), había compensado todas sus deudas.  Cabe aclarar que solo mi hijo varón se quedó en su casa hasta independizarse.  Mis hijas mujeres no alcanzaron a estar dos años con él.

Pero jugar con la idea de que hay una persona que me debe 5 millones y medio de pesos argentinos, me ayuda a ver las cosas en otra perspectiva, porque en cualquier momento que esa deuda se pague, me ayudaría a ordenar muchas cosas en mi vida.

Me pasé gran parte de mi vida justificando decisiones, sintiéndome culpable por mis errores y dejándome enredar por mentiras y verdades inventadas.  A punto de terminar 2022 digo ‘basta’, ‘hasta aquí’.  A quien le incomode la verdad, que no escuche o se mantenga en la distancia.  Quien esté a mi lado o comparta momentos conmigo deberá respetarme, escucharme y ponerse dos segundos en mis zapatos para imaginar cómo es transitar un camino que nunca recorrieron.

Susannah Lorenzo / Destejiendo Puentes maltrechos

15 de diciembre de 2022



domingo, 19 de junio de 2022

El Amor que no juzga

Cada año en la cercanía del día del padre, pero por sobre todo, desde que mí nido se rompió prematuramente, he vivido esta fecha con resentimiento, enojo, bronca, frustración y amargura.



Me daba coraje, como dicen los Mexicanos, que el padre de mis hijos y los padres de mis nietos se creyeran merecedores de celebrar su día.

Me parecía injusto que sus hijos los miraran con un amor ciego y buscaran educar a sus padres en una relación que ellos no honraban ni honran.

Deseaba que el progenitor (accidente biológico) de mis hijos y de mis nietos también, vivieran ese día en la miseria emocional que ellos habían sembrado. Deseaba que pagaran por haber dañado, mancillado y maltratado a las madres de sus hijos. Deseaba que fueran castigados por haber deseado que sus hijos no llegaran a este mundo y luego por haber ignorado todas y cada una de sus necesidades. Deseaba que dejaran de ostentar ante sus amigos, los hijos que habían elegido no criar ni educar. Deseaba que se miraran al espejo y descubrieran que eran una basura humana.

Los culpaba porque mis nietos y mis hijos perdieron tiempo de calidad con sus madres, porque nosotras estábamos ocupadas buscando el plato de comida que faltaba, la medicina que urgía o la ropa que abrigara en invierno.

No es casualidad que el padre de mis hijos y los padres de mis nietos, compartan tantas características miserables. Eso es parte de las heridas no sanadas y El amor que no alcanza.

Creí haber perdonado pero los quería lejos de mis hijos y mis nietos. Deseaba que vivieran en un país remoto para que sus mentiras y sus manipulaciones dejaran de dañarlos y afectar sus vidas; para que sus actitudes no se convirtieran en ejemplo de vida.


Como una leona feroz, los he defendido por ser los hijos del Tío Scar. Hubiera deseado que fueran hijos de Mufasa, pero no lo son y eso es algo que debo aprender a perdonarme.

En lo personal, creo que quienes nacen como Scar, no podrán cambiar jamás. Pero también he aprendido que para que haya un victimario, debe haber una víctima, y cuando la presa elige jugar otro rol, el cazador se muere de hambre y aburrimiento.

No me toca a mí juzgar o decidir su suerte. Solo Dios sabe.

Pero sí puedo elegir abandonar el enojo, la amargura y el resentimiento.


Mis hijos merecen mis mejores deseos y bendiciones y su padre será siempre parte de sus vidas, sus corazones y sus aprendizajes, por lo tanto merece mis bendiciones diarias.

Deseo que mis tres hijos puedan celebrar el día del padre y organicen entre todos los regalos, la comida, y el festejo. Eso será señal de que han sanado y solo los une el amor y el perdón.

Deseo que el padre de mis hijos conozca el Amor que todo lo puede y las virtudes de mis hijos superen la herencia de sus miserias emocionales.

Deseo que mi hijo y mis nietos tengan paz en su corazón y sabiduría para poder ser mejores hombres y mejores padres cuando sea su momento.

Deseo que mis hijas y mis nietas puedan sanar sus heridas y aprendan a amarse tanto que el destello en los ojos de un depredador ya no las obnubile.

Es cierto, hay realidades y personalidades que ya no pueden cambiarse. Pero si se puede cesar en la búsqueda de justicia, porque de algún modo se parece a la búsqueda de la revancha y eso quita paz y nos aleja del Amor.


Por primera vez, desde que soy madre (hace 37 años) y desde que soy abuela ( hace 16 años), suelto y confío. Confío en que mis hijos y mis nietos están protegidos por la Madre María y no necesitan de mi sobreprotección o mis advertencias. Suelto mi necesidad de controlar lo que hacen o dejan de hacer porque solo Dios sabe lo que cada Alma necesita vivir. 

Dejo de culparlos (a los padres ausentes e irresponsables) porque eso me hizo creer que era mejor madre y mejor persona.

El buen amor no se compara ni se mide, el buen Amor Es.

Porque mientras estaba sentada en el sillón de Juez, me perdí la alegría de Amar y Vivir.

Susannah Lorenzo
Descubriendo Puentes

martes, 8 de marzo de 2022

Familia rota

 



No somos desconocidos, no somos enemigos, no somos víctimas ni victimarios.

Somos apenas sobrevivientes de un tornado que nos despojó de sueños y confundió nuestros nombres.

Somos apenas corazones lastimados que han perdido demasiado tiempo y demasiadas lágrimas en lamentar lo que no pudo ser y rebelarnos contra lo que no pudimos controlar.

Somos apenas unos niños asustados y perdidos, viviendo en cuerpos de adultos que juegan a ser fuertes.

Somos apenas el rastro de lo que alguna vez fuimos, la sombra de lo que no pudimos ser y la certeza cobarde que destierra la esperanza de que alguna vez seamos lo que en verdad somos.

Amor de Madre 2022



Saberlos distantes, enfrentados, indiferentes y desencontrados como hermanos; duele mucho más que la condena de una madre que ha sido declarada muerta o incompetente; mucho más que el amor que eligieron no sentir y recibir en sus corazones; mucho más que el reclamo constante por los errores cometidos y la negación de todo lo bueno en nombre las expectativas no cumplidas.

Quien nada hace, no se equivoca y fácilmente es perdonado.

Quien mucho hace y asume cada desafío como puede y como sabe, se equivoca mucho y es juzgado sin piedad ni compasión; es declarado culpable de fallos y omisiones, de debilidades y desaciertos, de decisiones que nadie más tuvo el coraje de asumir.



Yo Creo.

Yo creo en Dios y en su infinita misericordia.

Yo creo en Jesús y en que su Amor puede sanar corazones.

Yo creo en la Madre María y en sus Milagros que hicieron posible que ustedes estén sanos y con vida ahora.

Yo Creo, que aún cuando pueda ser testigo de ello, un día ustedes se abrazarán, reirán y compartirán una mesa para recordar los momentos bonitos.

Susie

Melancólica pero aún con Fe.

Recuerdos difusos

 

Que en algún momento, la dulzura de los abrazos pueda más que la amargura de las frustraciones; que la ternura de las caricias pueda más que el dolor de las heridas; que el eco de tu risa te devuelva el recuerdo de los momentos bonitos y encuentres en tu corazón todas las semillas dormidas del amor que te mantuvo con vida.

Amor de Madre 2022

Mientras insistas en recordar solo lo que causó tus heridas, te perderás de todo aquello que alguna vez llenó tu corazón de colores.



Pepino, el payaso, fue una de mis maneras de amar intensamente.  Estaba convencida de que estaba sembrando y creando experiencias y momentos bonitos en sus vidas.  Llevaba horas de preparación y trabajo junto con todos los detalles de cada cumpleaños, hecho a mano (incluyendo la tarjeta de invitación y los juegos que hacíamos).  Luego, al día siguiente, no tenía fuerzas ni voz, pero me sentía plena.

Curiosamente, todo lo que sucedió en los últimos años de nuestra vida juntos, pareció opacar o borrar todo lo bueno.  Tristemente, solo queda en sus mentes la frustración, el dolor, el trauma y la carencia.  Contrariamente a lo que sucede en la mayoría de las personas, que borran de su mente todo lo malo, ellos parecen haber elegido recordar solo los errores, solo el dolor, solo la separación, solo el fracaso, solo el nido destruido y los sueños hechos añicos.

Me cuesta aceptar que no guardan recuerdos bonitos, que nada de lo compartido antes del tornado, los haga sonreír y sentirse amados.

Susie adolorida

Cada tanto, la costra del tiempo se cae y queda al descubierto una herida que aún sigue doliendo.



miércoles, 23 de febrero de 2022

 



Los imagino amando sin dolor.

Los veo riendo, compartiendo, acompañándose y celebrando sus lazos de hermandad.

Los veo sanando sus vínculos y cultivando relaciones sanas.

Los siento en paz e iluminados por la guía de Dios.

Los siento libres de culpa, resentimiento o visiones nubladas.

Los imagino bendecidos y bendiciendo, sanados y sanando, alcanzados por la Gracia Divina y habitados por el Amor de Dios.

Los escucho hablar palabras conciliatorias, amorosas y pacificadoras.

Deseo que puedan sanar todo daño causado involuntariamente por mis propias heridas no sanadas.

Deseo que en sus corazones pueda habitar y florecer el profundo Amor que siento por ustedes y en sus alas brillen siempre mis plegarias y bendiciones.

Mummy

22.02.2022

Desde el Portal



martes, 9 de noviembre de 2021

Anestesia

La anestesia es peligrosa.
Una se desconecta de las emociones para no sentir dolor.
Cierra el corazón, hace 'como si'...

La mente sale airosa: olvida, ignora fechas especiales, anula necesidades, ejercita el desapego.

El cuerpo, sin embargo, jamás olvida, guarda huellas y cicatrices, almacena sensaciones y procesa lo que nuestra sombra calladamente archiva.

Entonces un día, el agobio nos gana, una rara tristeza nos despierta en la mañana, un desgano se apodera de nuestra agenda y nada parece brillar en nuestro cielo.

Hoy es 9 de noviembre y un recordatorio digital me ha sacudido en la cara que mañana es 10 de noviembre, un día que durante gran parte de mi vida, fue celebración de milagros.

Mañana se cumplirán 34 años de tu decisión inquieta de llegar anticipadamente a este mundo.

Sigo celebrando el milagro de tu vida.
Sigo bendiciendo tus dones, tu risa, tu corazón y cada uno de tus gestos.
Celebro en la distancia, saberte viva.
Rezo en la distancia porque la Paz un día te habite, las tormentas se disipen y tus guerras ya no te gobiernen.

Cuando un hijo nos declara muertos en vida; a veces, nos dejamos morir un poco. Dejamos de ejercer, de sentir, de necesitar, de pedir, de añorar. Nos corremos, nos hacemos invisibles, hacemos silencio, y de algún modo, nuestro corazón deja de latir como lo hacía. 

Debería alcanzarme con que estés llena de vida y salud.

No me alcanza.

Una parte mía te sabe llena de odios y furias.
Una parte mía te siente llena de esquirlas.
Una parte mía sabe que en el abrazo que rechazas y en el nombre que niegas, hay un dolor tan grande que solo Dios puede enseñarte a sanar.

(Darme cuenta que había olvidado mentalmente una fecha tan importante, de algún modo me asusta. Hay algo mucho más terrible que el dolor extremo: no sentir absolutamente nada.)


martes, 10 de noviembre de 2020

Poema imperfecto desde la luna

 


Cuando una madre Ama,

teje las alas y bendice Cielos,

aprende Chino Mandarín

para leer los mapas de sus hijos,

se arremanga las faldas

para cruzar a nado mares bravíos.


Cuando una madre Ama,

teje rosarios con sus lágrimas,

celebra en la distancia 

los logros de sus hijos, 

construye un faro en el Cabo de Hornos 

o bendice los vientos que traen sus perfumes.


Cuando una madre sufre,

deja de amasar panes,

guarda las ollas que multiplican porciones, 

duerme largas siestas para descansar el Alma 

y arrulla en secreto 

los corazones temerosos de sus hijos.


Cuando una madre añora,

recorre lado a lado los Puentes sin huellas, 

repara los telégrafos, 

guarda una caja de té especial 

para visitas inesperadas, 

pierde a menudo sus ojos en el cielo 

que se extiende para alcanzar otras ciudades;  

y por las noches, 

acomoda sus caderas cansadas 

en una de las curvas de la luna, 

para desde allí ahuyentar las pesadillas 

que intentan arrebatar la paz de sus hijos.


En la casa de una madre, siempre hay un abrazo, una palabra dulce o una caricia en el pelo esperando detrás de cada ausencia.


🌷 Soledad Lorena ©

Tejedora de Palabras

Susannah Lorenzo

Tejedora de Puentes

 




Amorde Madre

De madres sin nido

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