Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta amor. Mostrar todas las entradas

miércoles, 21 de agosto de 2024

60 Amores

Puede que mi corazón no guarde tesoros de 60 amores, pero probablemente sí guarde bendiciones, cicatrices, recuerdos y huellas de 60 Formas de Amar.




60 Formas de Amar

¿Cuándo comenzamos a ser conscientes de que somos capaces de Amar?  Creo que la mayoría de nosotros primero toma consciencia de sentirse amado/a o por el contrario sentirse rechazado/a o abandonado/a emocionalmente.  Nuestra primera experiencia amando seguramente esté relacionada con esa primera memoria al recibir o sentir la ausencia de amor en nuestro entorno.

Tal como he contado en ‘A Solas’, del libro Cuentos Terapéuticos, la soledad fue la primera sensación consciente en los vínculos afectivos.  Imagino que a partir de ahí comenzó una búsqueda inconsciente por amar del modo que no era amada, creyendo que tarde o temprano alguien cubriría esos huecos vacíos.

Repaso en mi memoria buscando el primer recuerdo de amar profundamente, y lo primero que viene a mi mente es la sensación que experimentaba cada Semana Santa mientras mi familia veía programas de televisión relacionados con el Vía Crucis o películas de la vida de Jesús. Y el amor abrumador y la pena de estar reviviendo el calvario de Jesús me llevaban a encerrarme en mi habitación, rezar y llorar a mares sin poder evitarlo.  Esos recuerdos son de mis últimos años de escuela primaria, en mi pre adolescencia.

Las memorias de mi corazón me llevan luego al primer amor romántico cuando tenía 14 años, una forma de amar que me descubría envuelta en poemas y un mar de emociones que despertaban una joven  e ingenua mujer floreciendo a la vida.

La llegada de mis tres hijos fue, sin duda alguna, la experiencia más intensa y la forma de amar más profunda y vulnerable.




¿A quienes he amado verdaderamente además de Jesús, mis hijos y mi primer amor?  He amado a muchas personas, mis padres, algunos tíos/as, mis hermanos, una de mis abuelas, amistades, madres y abuelas postizas y con el tiempo, algún hombre en la vida adulta.

He sido capaz de muchas cosas ‘por amor’, de muchos sacrificios, de muchas renuncias, de muchas entregas y de un doloroso desgarramiento de mi corazón para ser mi mejor versión y lograr que esas personas se sintieran amadas. 

No siempre he amado con alegría, la mayoría de las veces amaba desde la tristeza, el dolor, las heridas, la carencia y el miedo a no ser amada, aceptada, valorada y celebrada.

Desde ese lugar, uno cree que ama, una cree que todo lo que hace es por amor al otro; pero en realidad, lo que hacemos es por el amor a lo que sentimos, por lo que nos hubiera gustado recibir en lugar del otro o por una sed inconsciente que nunca se calma.

¿Cómo podríamos ver realmente a la persona amada desde un corazón maltrecho, sangrante y habitado por el invierno de la vida?  Inevitablemente, lo que vemos en el otro (de forma inconsciente) es un reflejo de nuestros cristales rotos, de nuestro frío que busca cobijo y de nuestras heridas que nos pueblan de miedos y vacíos.




Cuando amamos demasiado y de forma tóxica (no sana), somos capaces de entregar lo más preciado, incluso nuestra vida para darle a nuestros seres amados, hasta nuestro último aliento.  ¿Qué nos queda cuando entregamos nuestra pulsión de vida? ¿No sería mejor acaso compartir nuestra vida manteniendo vivos nuestros tesoros sin renunciar a nada?

Cuando amamos desde nuestra carencia y nuestras heridas, creamos una avalancha de emociones, regalos, experiencias e incluso de palabras, para que esa persona amada sepa lo que sentimos.  Pero no nos detenemos a comprender qué es lo que esa persona en realidad necesita de nosotros; no podemos ver la intensidad de sus emociones o la sed de un agua que no surge en nuestra vertiente.

Damos desde lo que necesitamos.  Amamos desde nuestro abandono emocional. Abrazamos desde nuestro invierno interior. Besamos desde nuestra sed de bendiciones. Desbordamos el espacio ajeno desde los huecos que ansiamos llenar.  Velamos nuestra mirada desde un vidrio empañado de lágrimas y memorias dolorosas.

Amamos para ser amados y eso, no es realmente Amor. En ese amor desmedido buscamos algo a cambio, esperamos recibir lo que necesitamos o ser vistos como nos gustaría ser reconocidos; y cuando eso no llega, se acumula la amarga deuda pendiente que contamina los vínculos amorosos.

Inmolarse, sacrificarse, dejar de Ser, intentar ser lo que no somos, agobiarnos con expectativas impuestas, renunciar o incluso posponer nuestros sueños, no es un gesto de amor generoso y desinteresado.  Creo que es una actitud tremendamente egoísta que busca asegurarnos sentirnos amados, respetados, valorados y necesitados. 

Me he llevado más de medio siglo aprender a amarme, aceptarme, reconocerme, celebrarme y saberme hija amada de Dios. Desde ese aprendizaje comprendo que la fuente del agua bendita que calma nuestra sed emocional y espiritual está siempre en el centro de nuestro corazón.  Nadie puede calmar nuestra sed más que nosotros mismos, nadie puede dar verdaderamente aquello que no tiene y nadie puede saciar las necesidades de ninguna otra persona. Sólo cuando nos vemos como seres plenos y completos, podemos compartir nuestros dones y talentos, nuestra alegría de amar y nuestra capacidad de tejer vínculos sanos.




Sé que he hecho mucho daño en nombre del amor.  Desde mi hipersensibilidad y mi capacidad para sentir las emociones y energías de otras personas, esa certeza me llena a veces de impotencia y de una pena profunda que inunda los lugares más oscuros de mi corazón. 

No puedo cambiar el pasado, no puedo deshacer las heridas que causé, no puedo limpiar los corazones que guardan rastros oscuros de mi nombre.  Sólo puedo descubrir cada día nuevas formas de Amarme y Amar.  Sólo puedo desear que las personas que más amo puedan, a su tiempo, encontrar su propio camino de sanación, y en ese amarse puedan comprender y sentirse amados a pesar de los desencuentros.

Susie / #Unaniñade60

Susannah Lorenzo / #TejedoradePuentes

Soledad Lorena / #TejedoradePalabras

22 de septiembre 1964 / 22 de septiembre 2024

#60jardines #casi60 #60poemas #gracias #60soles 


Sólo cuando me amo como Jesús me ama, puedo Amar a otros en nombre de Jesús.



martes, 30 de julio de 2024

El valor de los nietos

Hoy  cumple 1 año mi nieta más pequeña.  Aún no hemos podido conocernos en persona; sólo en encuentros del mundo invisible, cuando ella me visita en sueños.  Su primera visita fue cuando apenas había sido concebida  y yo ni siquiera sabía que se estaba gestando en el vientre  de su mamá.

Es un alma sabia, una niña decidida, fuerte y con una determinación para llegar y hacer lo que sea necesario para que los adultos a su alrededor aprendan las lecciones que tienen que aprender.




No soy una abuela en ejercicio, digamos.  Estoy exiliada de la vida de mis hijos y nietos por circunstancias y heridas emocionales que no es necesario aclarar ahora.

Mi árbol ha ramificado en 12 nietos, de los cuales hay dos que no conozco y sólo con la mayor tejemos un Puente precioso que nos apapacha y hace más bonita la vida. Ella tiene casi 18 años y puede elegir con quién relacionarse más allá de las circunstancias familiares.  Es bueno saber que la semilla que dejé en su corazón se ha mantenido intacta y florece con su dulzura y su amor.

Este cumpleaños en la distancia me hizo reflexionar sobre la expresión que usamos: ‘mis nietos’. No son míos, no son de sus padres, son de la vida misma y de Dios que eligió formarlos tal como son, cada uno diferente y único.

Por eso elijo verlos como ramas de un árbol, como brazos de un río que se bifurcan en diferentes direcciones pero llegan desde una misma naciente.




¿Cuántos ancestros hicieron falta para que ellos estén hoy aquí?

Di a luz a tres hijos.  Ninguno de ellos fue buscado o planeado, ni concebido desde el buen amor.  Mis embarazos fueron solitarios, turbulentos y un completo desafío para que mis niños llegarán a la vida sin tantas complicaciones. A pesar de eso, yo elegí gestarlos, amarlos, acunarlos, cuidarlos y protegerlos de todo el mal que nos rodeaba.  Fue mi voluntad y mi decisión la que hizo posible que ellos sean hoy adultos con sus propias familias.

Es increíble como una decisión solitaria y atrevida pudo permitir que hoy esos hijos de la vida hayan dado paso a 12 niños y adolescentes que buscan su propio camino.

Cuando tenemos nietos y sobre todo cuando descubrimos como las heridas del árbol familiar se repiten y multiplican en ellos, tomamos conciencia de que somos ancestros de todos nuestros descendientes.  Quizá debería haberme dado cuenta antes, cuando me convertí en madre, que todo lo que hacía conmigo misma y todo lo que ignoraba o demoraba sería luego un legado para mis descendientes.

Por supuesto que la existencia de mis nietos no sólo es posible porque yo decidí albergar a mis hijos en mi vientre y en mi corazón; fueron necesarios también  sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos.  Cada quien con su decisión, dejó un ser humano disponible para procrear, aunque no fuera siempre consciente y aunque no fuera siempre desde el amor.

Creo que es bueno mirarse como ancestro, detenerse a valorar nuestra propia vida, llena de aciertos y errores, porque gracias a cada paso que dimos, esos nietos tienen una vida disponible con infinitas posibilidades.

Me gusta mirar atrás para darme cuenta de que cada mudanza, cada cambio, cada separación, cada decisión, influyó para que mis hijos conocieran a sus parejas o al menos, a las personas con quienes concebirían sus hijos (los nietos que son ramas de mi árbol).

Entonces, una se mira con compasión, con aprobación y con respeto; porque todo fue necesario, hasta las circunstancias más dolorosas, hasta los desafíos más abrumadores, para que 12 seres traigan al mundo sus colores, sus dones, sus talentos y su magia.

Abu Sue

Susannah Lorenzo

30.07.2024



jueves, 9 de noviembre de 2023

Lecciones para Amar

La palabra ‘amante’, está muy desvalorizada; la asociamos normalmente a relaciones clandestinas, a sufrimiento o incluso romance y sexo.  ¿Será culpa de la literatura y el cine?  ¿O será que no nos detenemos a contemplar la energía de cada palabra que usamos?




Según el diccionario de la lengua española:

amante

De amar y -nte; lat. amans, -antis.

1. adj. Que ama. U. t. c. s.

2. adj. Dicho de una cosa: Que manifiesta amor o se refiere a él.

3. adj. Amado o querido. Amantísimo lector.

4. m. y f. Cada una de las dos personas que se aman.

5. m. y f. Persona que mantiene con otra una relación amorosa fuera del matrimonio.


 

Sí, es cierto que uno de los significados (el menos importante), se refiere a las relaciones clandestinas.  Pero, amante es una persona que ama, que elige manifestar su amor; convierte en acción concreta el verbo Amar.




Sin embargo, cuando recibí como regalo el libro Lecciones para amantes de Deepak Chopra, me dejé llevar por la ambigüedad del título y por la imagen de portada, elegida seguramente como una estrategia de marketing de la editorial.

La dedicatoria del libro escrita con tinta azul y con una caligrafía que distinguiría entre millones, dice:

“Para mi amada de siempre.”

11/IV/04

 

Cuando él me regaló ese libro ya no éramos amantes de ninguna clase, cada quien vivía en una ciudad diferente y danzábamos juegos dolorosos de cercanía y distancia alimentados por nuestros miedos y nuestras heridas.  Su regalo, me pareció entonces una puñalada, una burla a ese amor que me atravesaba, me abrumaba y por el que era capaz de anular totalmente la razón.

Creo que leí algunas frases de amor en mi programa nocturno de radio con música romántica.  Pero en ese momento, no leí verdaderamente lo que decía cada Sutra.  El libro se mantuvo, algunas veces oculto en cajas de archivo y otras veces en los estantes de mis bibliotecas.  Sobrevivió mudanzas, ataques de llanto y la destrucción de los regalos y recuerdos valiosos que ese hombre me había dado.




Anoche y esta madrugada, su alma me visitó en sueños, como lo hace cada tanto desde nuestra separación, mucho antes de que tuviera que dejar mis hijos mudarse  a la casa de su padre biológico.  

Mientras repaso recuerdos y miro todo en perspectiva, me pregunto si aquella decisión de echarlo de mi vida y cerrarme a la oportunidad de amar, ser amada y ser feliz en los términos que el universo y nuestras almas proponían, no fue acaso un desencadenante de todas las tragedias dolorosas que sobrevinieron después.  

Es que cuando uno clausura el corazón por decreto de la mente y toma decisiones desde el miedo, la culpa y la vergüenza, nada bueno resulta; porque actuamos desde la especulación, desde la necesidad de aprobación y aceptación y desde el terror que nos causa todo aquello que no podemos controlar.  

A ese hombre, con quien amé profunda, intensa y verdaderamente le hice daño, no porque quisiera hacerlo, sino porque cada vez que nos defendemos y nos protegemos de algo que aún no sucede, lastimamos a otros inevitablemente.




Las visitas de su alma siempre coinciden con alguna situación de su vida o de la mía, con algún pensamiento que lo ronda o incluso se anticipan a alguna comunicación que llega a través de un mensaje, un correo o una propuesta profesional de trabajo.  Su ego no quiere ni enterarse, pero a su alma poco le importa lo que su ego lastimado intente sostener, ella llega, clara, nítida, precisa y amante.

Tampoco es una fecha cualquiera, es la víspera del cumpleaños 36 de mi hija menor, con quien el puente se encuentra bombardeado y destruido desde hace varios años.  Su dolor y su resentimiento han evitado cualquier intento de acercamiento, así es que lo único que pido a Dios es que su corazón viva en paz y alegría, sin buscar que otros sufran como ella lo hace.




Nada es casual.  Las personas que más amo en esta vida no se sienten cómodas con esta nueva versión de Susannah, con la mujer que se transforma con cada ciclo y busca sanarse y liberarse del pasado.  Tampoco se sienten a gusto con mi forma de amar y desearían, quizá que fuera más terrícola o más ‘normal’, en mi forma de expresar un amor que siempre es intenso, sin filtros, sin medias tintas y sin disimulo.  Los detalles, los poemas, los libros, las cartas, los regalos artesanales, las dedicatorias y las verdades explícitas, son algo de lo que la mayoría escapa y considera ‘demasiado’.

Y entonces, ¿qué hago yo?, me repliego, me escondo, me opaco, me callo, dejo de hacer lo que nadie valora, dejo de buscar, dejo de cuidar, dejo de Amar y me vuelvo casi invisible.  No quiero molestar, no quiero invadir, no quiero ser siempre el recuerdo de un pasado doloroso, no quiero avasallar, no quiero forzar, no quiero quedarme allí donde no soy celebrada.




Dejar de Amar no es la solución, nunca.  Este año, los episodios de angina de pecho y arritmia me han complicado la vida, eso, tampoco es casual; es parte del mecanismo de defensa, del muro rígido construido para proteger mi corazón del desamor, del rechazo y de la indiferencia.  El amor es como el agua, si no fluye, se estanca, se pudre, se vuelve amargo y contamina todo lo que hacemos.

Te invito a leer sobre el Corazón Roto.




A principio del 2024, este libro cumplirá 20 años en mis manos, es parte de una historia que compartí en el libro Orbita de Amor. Esta tarde, mientras comía una mandarina, decidí buscarlo en mis estantes, y allí estaba esperándome. Comprendí por primera vez que eran lecciones para amar: amar la vida, amar los hijos, amar a Dios, amarnos a nosotros mismos y también, porque no, amar al hombre amado.

Susannah Lorenzo©

Recordando que no se puede estar plenamente Viva sin dejarte habitar y transformar por el Amor.

09 de noviembre de 2023

 



“Cuando dos personas se unen en el amor, tejen una trama de conciencia.

Si esta trama es fuerte, ambos lo han hecho así.  Cada pensamiento, cada acto amoroso es una hebra agregada al tejido.  En sánscrito, hebra se dice Sutra, palabra que también tiene un sentido metafísico.

Los sutras son aforismos que expresan una verdad fundamental sobre la conciencia.  Cuando el poeta Rumi dice ‘El amor es el mar donde se ahoga el intelecto”, está pronunciando un Sutra.

He aquí una colección de sutras que he escrito a lo largo de varios años.  La ofrezco a los que aman, a los que desean amar y ser amados, y a todos los que anhelan descubrir la verdadera esencia del amor, para que inspirados por ellos puedan agregar sus propias hebras a esta trama infinita.”

Deepak Chopra – Lecciones para amantes 





 

 Puedes conseguir el Ebook en cualquiera de mis Tiendas.


domingo, 17 de septiembre de 2023

Aprendiendo a los casi 60

 



No necesitas que nadie te ‘corone’ para sentir tu poder.

No necesitas que otros te amen para comenzar a amarte.

No necesitas cambiar tu aspecto, tus palabras o tu forma de caminar, para que ya nadie se burle, te critique o te condene.

No necesitas inventar códigos secretos para escribir tus verdades.

No necesitas susurrar lo que tanto te duele.

No necesitas sumarte a las tendencias de moda para que valoren tu talento.

No necesitas disfrazarte de lo que no eres para sentirte aceptado/a.

No necesitas permiso de nadie para mostrar tus alas, entonar tu canción o bailar al ritmo de tu corazón.

No necesitas justificar tus conversaciones con Dios.

No necesitas demostrar lo que solo tú puedes ver, sentir o imaginar.

No necesitas dejar de tener miedo, para avanzar.

No necesitas esconderte para hacer lo que disfrutas.

No necesitas que te aplaudan para aceptar que lo estás haciendo bien.

No necesitas una medalla para saber que eres la heroína de tu vida.

No necesitas un mapa para emprender el verdadero viaje.

Necesitas simplemente ser tú, irrepetible, única, asombrosa, bellamente imperfecta, legendariamente atrevida, mágicamente invencible.

Allí afuera está lleno de niños asustados, sin permiso para ser quienes son; no dejes que te apabullen, tú solo brilla y que se vayan acostumbrando.

Susannah Lorenzo© – Casi 60

Leído en voz alta



domingo, 23 de julio de 2023

Carta y plegaria a Jesús

 Carta a Jesús

San Luis, 22 de julio de 2023




Mi querido Jesús,

Estuve creyendo todo el día que habías faltado a la cita o que yo había perdido la capacidad de sentir tu presencia.

Como en una búsqueda del tesoro, fuiste dejando señales en estos días, para que yo me aventurara en uno de los oscuros pasadizos de mi corazón.

Me encontré una pila de recuerdos desteñidos, un gran charco de lágrimas jamás lloradas y un pozo profundo y apestoso lleno de resentimiento.  Descubrí incluso, mientras comenzaba a limpiar, que el enojo y la frustración aún vivían en mi cuerpo, manifestando síntomas físicos imposibles de controlar.

Y allí, en ese rincón oscuro, detrás de los rostros que yo mantenía condenados, te descubrí sonriente, feliz de que yo hubiera comenzado a aceptar, agradecer y bendecir.

Entonces te escuché decir: ‘Deja de exigirte, deja todo lo que tenías planeado para este encuentro; recuéstate y descansa, que yo guardaré vigilia mientras tu cuerpo expresa lo que habías guardado.’

Gracias por este aprendizaje.

Gracias por hacerme saber que en la oscuridad, tú también habitas y me esperas.

Susannah Lorenzo amándote©

Día de Santo Silencio




Ven Jesús, mi amado amigo,

recuéstate a mi lado

mientras la tormenta pasa,

cuéntame las historias

que ya nadie recuerda,

cuéntame las travesuras

que enojaban a María, 

háblame de las palabras

que tradujeron tan mal,

revélame los secretos

detrás de cada parábola,

hazme reír con las cosas

que a ti te divertían,

cuéntame de tu amor

por María Magdalena,

susúrrame en arameo

para que no olvide tu nombre

y sostén mi mano

hasta que mi cuerpo

por fin se alivie

y el temor sea solo

una palabra vacía.

 

Susannah Lorenzo© / Tejedora de Puentes

Tejedora de Cielos

 Plegaria a Jesús mientras superaba una crisis de hipertensión

Día de Santo Silencio

22 de julio de 2023


jueves, 30 de marzo de 2023

Perdida


 

Me pierdo cuando miro los pasos torcidos de otros.

Me pierdo cuando dejo de sostener Tu mirada amorosa.




Me pierdo cuando me miro con la pobreza que habita otros corazones.

Me pierdo cuando olvido las riquezas con que me habitas.

Me pierdo cuando olvido besar tu nombre por las noches y despierto sin sonreír en Tu Amor cada mañana.




Me encuentro cuando detengo el paso y te siento; cuando me despojo de expectativas y te habito; y me habitas.

Susannah Lorenzo©

Tejedora de Cielos

28 de marzo de 2023


Para reflexionar: Puentes con Dios




domingo, 26 de marzo de 2023

Amada espina

De repente, nos palpamos el corazón y notamos un bulto, una protuberancia inflamada y doliente que se irrita ante el roce.  La curiosidad puede más que la incomodidad y ante la observación atenta, descubrimos que una vieja espina ha hecho su nido, hace ya largo tiempo. Un pequeño movimiento, un intento de extracción, generan un intenso dolor, una supuración maloliente y un terror inexplicable a descubrir que tan profundo nos habita.




Sobre la epidermis del corazón, un bonito bordado rodea la herida: intentos amorosos de cerrarla o justificarla.  Un viejo aroma a pétalos fragantes nos devuelve el recuerdo de una rosa que solía coronar nuestro jardín.  ¿Cuántas veces demoramos nuestra estancia en el dolor, cultivando expectativas de una realidad diferente?  ¿Cuánto tiempo justificamos la espina como herencia de una rosa que ya no florece?  ¿Cuánta esperanza albergamos de que la espina pueda convertirse en tallo y luego deslumbrarnos con una rosa transformada?

 

"Enamorarse es un talento que pocas criaturas poseen, como el don de hacer versos, como el espíritu de sacrificio, como la valentía personal. No se enamora cualquiera ni de cualquiera se enamora el capaz. Muy pocos pueden ser amantes y muy pocos amados".

Ortega y Gasset

 



¿Recuerdas cuando eras niño y te clavabas una espina o una astilla?  Luego de un rato jugando se te olvidaba, hasta que algo rozaba la zona y el dolor ardiente y punzante regresaba.  Evitabas que te sacaran la espina o la astilla, porque de solo moverla, el dolor se extendía como una serpiente encendida.




De la misma manera, dejamos pasar el tiempo cuando una espina ha quedado en nuestro corazón; hasta que algo nos recuerda su existencia: un roce, una palabra, una actitud, una ausencia o una ilusión hecha añicos.  La espina tiene nombre y apellido, pero no ha generado, como esperábamos, una nueva rosa, una nueva forma de amar; sino que ha echado raíces espinosas que perturban la paz de nuestro corazón y nos roban la alegría de vivir.

Puedes ignorar, amar o aferrarte a la presencia de esa espina, como un trofeo de tiempos mejores; pero inevitablemente generará una infección, un rechazo de tu cuerpo todo, avisándote que tu salud está en riesgo, que estás perdiendo el latido o que has olvidado lo que significa el buen amor.






Esa zona del corazón se entumece, se endurece, genera infinitos mecanismos de defensa, se intoxica y  se retrae.

Los espejos, las miradas, las lluvias de espinas, la ausencia de pétalos, los guardianes de la mente, los sueños, la alergia a las rosas, la soledad inconmovible y los desaires del destino, son un recordatorio constante de que una espina nos habita y ha colonizado nuestros sentidos.

Entonces, una tarde soleada de domingo, te conviertes en cirujano de tu corazón: desinfectas la zona con una buena cuota de lágrimas y la anestesias con una dosis de amor propio; extirpas en un solo paso la espina y sus raíces espinosas.  Ese pincho deforme y cavernoso ya ni siquiera recuerda haber sido parte del tallo de una rosa; apenas lo quitas de las profundidades de tu corazón, yace inerte, carente de vida propia, incapaz de sobrevivir a la luz del sol.




En ese orificio deforme, en esa herida abierta y desnuda, vulnerable y sensible, puedes sentir el aire que circula y permite que la epidermis respire.  Hay una sensación de libertad y despojo, un vacío que te llena de alivio y una certeza de que tu corazón ha despertado a una nueva vida.

No hará falta cerrar con puntadas, ni tejer cerrojos que te guarden del barro; las mordazas no sanan y las vendas evitan que la luz nos muestre la verdad.




Susannah Lorenzo©

Tejedora de Puentes

Destejiendo viejas heridas 




lunes, 9 de enero de 2023

Desencuentros del Amor

El amor es un baile de desencuentros,
hay quienes disfrutan ser amados pero no saben amar,
hay quienes disfrutan amando pero no saben dejarse amar,
hay quienes le temen al amor porque desconocen sus bondades,
hay quienes creen amar pero apenas si aman lo que el otro les da;
hay quienes aman como pueden, como aprendieron, como les permiten sus heridas y su visión limitada;
hay quienes aman desde lo poco que se aman y entonces su amor es solo un reclamo incesante de necesidades insatisfechas;
hay quienes se animan a amar desde la vulnerabilidad y la sensibilidad arriesgando su corazón y dejando sus puertas sin guardianes;
hay quienes aman en silencio, desde la trinchera de la distancia, dibujando cielos de colores para las alas amadas;
hay quienes aman a los gritos y con intensidad desmesurada, dejando huellas que todos vean, para que así sus palabras mantengan en la celda a su persona amada;
hay quienes aman como eligen amar porque desaprenden las herencias y crean nuevas formas de armar;
hay quienes aman espejismos y fantasías de los seres amados porque son incapaces de cruzar el puente de la verdad y verlos como realmente son;
hay quienes aman la idea del amor, la ilusión de un sentimiento que quisieran vivir;
hay quienes creen que el amor es apenas un trámite, una pérdida de tiempo o un pacto de comodidades;
hay quienes creen que el amor lo es todo y sin él están perdidos.

A lo largo de mi vida he amado de muchas y diferentes formas pero si algo he aprendido en el otoño de mí vida, es que no puede conocerse el buen amor hasta que no sanamos nuestras heridas, comenzamos a amarnos y aprendemos a mirarnos con los ojos que Dios nos mira.

Susannah Lorenzo ©
Tejedora de Puentes 

sábado, 31 de diciembre de 2022

Verdaderas intenciones


 

Tienes que saber que yo te veo, te reconozco, te honro y te celebro.

Te veo tal como eres, te amo así, de principio a fin; no cambiaría ni un centímetro de tu geografía o de tu océano interior.

Yo te leo, leo lo que escribes y lo que callas, leo tus miradas, leo tus gestos, leo tus metáforas y respiro con tus palabras.

Yo te escucho, lo que susurras, lo que guardas, lo que gritas en la distancia, lo que recitas como un verso amado y lo que lees con amor de contadora de cuentos  y mujer medicina.

Yo creo en ti, creo en tus talentos, creo en tus dones, creo en tus sueños, creo en tus deseos, creo en tu potencial y tu capacidad infinita; yo creo en ti, sobre todo cuando nadie cree en lo que haces o dices.

Yo te cuido, para que nada te falte y nada te dañe, yo te alcanzo y te pueblo con la magia que Dios puso en mis manos.

Yo te amo, con desvelo y con respeto, con pasión y con ternura, con despojo y con arrojo; yo te amo con el compromiso de saberte plena y honrar el templo sagrado donde habita tu alma.




Yo me postro a tus pies para pedirte perdón, porque a veces no te escucho y dejo que las voces y ruidos de otros me pueblen de miedos y dudas.  Te pido perdón porque te descuido y dejo que la desidia y la  indiferencia de otros te vuelvan invisible.  No necesitas que nada ni nadie valide tu presencia, porque tu presencia va más allá de la voz que se multiplica en las redes sociales o las palabras que viajan para ser leídas por otros corazones.  Tu presencia es como la Divinidad misma, como el aliento de Dios en tu corazón, como la voluntad del Cielo que se expresa en lo imperceptible y cotidiano, como los milagros que no se anuncian pero te arrastran hacia el poder de lo que no guarda razón.

Dios te ve, yo te veo.  Dios te ama, yo te amo.  Dios te habita y mi compromiso en este inicio de año es habitarte plena e intensamente, sin medias tintas, sin miradas ajenas ni juicios que prometen aceptaciones vacías.

Te quiero bien.  Me quiero bien.  Te amo bonito.  Me amo bonito.

Si ellos no saben, no entienden, no pueden o no quieren, solo Dios puede perdonarlos o guiarlos.

Tú si sabes, yo también.  Tú entiendes y yo te entiendo.  Tú puedes y yo quiero.  Me perdono y te perdono, porque siempre fuimos tú y yo mecidas en el Amor de Dios.

Te tengo y me tienes y con eso, alcanza.

Susannah Lorenzo©

Susie / Soledad Lorena / Meherdeep Kaur

31.12.2022


jueves, 3 de noviembre de 2022

Manifiesto de Amor III

Artista: Katja Perez


Ya no quiero padecer, sufrir, dejar de respirar, reprimir emociones, cuidar mi intensidad, guardarme las palabras que quiero decir o los besos que aletean en mis labios.

La vida es hoy.

Quiero un buen amor, un amor bonito, un amor sagrado, un amor libre y un amor compartido.

Ya no quiero esperar a quien no quiere llegar, ya no quiero sentir culpa por un pasado que ya nadie recuerda, ni quiero sentir vergüenza por amar intensamente y ser sensible hasta en la punta de mis pestañas.

La vida es hoy.

Quiero amar a un hombre que me ame, que me quiera en su vida y que quiera ser parte de la mía; que no se sienta intimidado o abrumado por mí, que no necesite esconderme de su entorno y que tampoco se esconda de mí.

Quiero que mi corazón se abra y palpite en el Amor, sin calcular, sin medir, sin especular y sin anestesiar.

Quiero un hombre que baile conmigo cuando estemos vivaces y alegres y que pueda permanecer abrazado en silencio cuando tenemos un mal día.

Quiero un hombre que pueda ser honesto conmigo y consigo mismo, que viva en la verdad de quien nada oculta y nada teme; y que pueda sostener en actitudes lo que dice y lo que siente.

Artist: Sophie Wilkins


No quiero un mar de excusas ni una avalancha de promesas justificando la ausencia y el silencio.

La vida es hoy.

Quiero un hombre a mi lado con quien me sienta lo suficientemente segura para dejarme cuidar, pero que también sea vulnerable para dejarse cuidar.

No quiero un hombre que crea que un momento de placer justifica cien años de soledad. 

Ya no tengo edad para melodramas, telenovelas o agonías prolongadas.

Estoy en una edad en la que tengo más pasado que futuro.  Ya no puedo remediar el daño que hice, pero sí puedo sanar el daño que me hicieron y así evitar volver a dañar a las personas que amo.  Ya no puedo cambiar los recuerdos propios ni ajenos, pero sí lo que elijo hacer con ellos.

Ya no quiero estar lejos del mar porque tenga síndrome de Alfonsina Storni.  Ya no quiero ser la eterna poetisa abanderada del romanticismo triste.

Para escuchar (Vivir sin ti)

 


Quiero ser la contadora de historias que dibuja y vive realidades mágicas y deja un rastro de alegría y polvo de estrellas por donde quiera que pase.

Quiero sentirme plenamente viva hasta el último día que habite este cuerpo y este planeta.

Por eso, en un acto profundamente egoísta, elijo ya no cargar herencias amargas, ni solidarizarme con quienes habitan el caldo de sus penas.  Elijo sacudir el espiral de energía que me rodea para que todos los asteroides inertes que se quedan en mi orbita, salgan a buscar otras galaxias.

Soy una Tejedora de Puentes y como tal, celebro los vínculos que se cuidan amorosamente como un jardín; creo en los puentes que se transitan de ambos lados y se sostienen con la atención consciente y plena; creo en las relaciones que se disfrutan y se acunan para que puedan crecer y acompañar nuestra propia evolución personal.

No soy mujer de las que se quedan y disfrutan como mártires la espera sacrificada que pone en pausa sus vidas.

Soy mujer de las que se van.  Me voy de los lugares donde ya no soy celebrada ni esperada; me voy de las vidas donde hay más daño que ofrenda; me voy de los lugares donde no puedo ser libre; me voy de las vidas donde no hay tiempo ni espacio para mí; me voy de los lugares donde los recuerdos caminan como fantasmas por las calles y rincones, recordándome momentos que ya no volverán; me voy tan lejos como sea posible, allí donde la distancia geográfica justifique las ausencias.



No hay nada que pueda o deba hacer para que las personas que amo, sanen; solo ellas pueden elegir cómo y cuándo sanar.

No hay nada que pueda hacer para que las personas que amo, me amen como  yo necesito o para que se sientan felices de ser amadas del modo que las amo.

Solo puedo elegir amarme, respetarme y honrarme. 

Solo puedo elegir sanarme cada vez más profundo; hasta que el espiral de luz y energía a mi alrededor, sean tan amoroso y brillante que pueda bailar junto a otros espirales, creando una onda expansiva de luz, amor y alegría.

Parece irónico, habiendo tanta gente que nunca fue bien amada, y una aquí, amando a la persona equivocada.

Susannah Lorenzo©

Puedes disfrutar la lectura en voz alta de este texto en mi canal de YouTube, con edición audiovisual en vídeo.

Para escuchar: (Cuídame)


PD: a partir de ahora voy a ser Culpable