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domingo, 23 de julio de 2023

Carta y plegaria a Jesús

 Carta a Jesús

San Luis, 22 de julio de 2023




Mi querido Jesús,

Estuve creyendo todo el día que habías faltado a la cita o que yo había perdido la capacidad de sentir tu presencia.

Como en una búsqueda del tesoro, fuiste dejando señales en estos días, para que yo me aventurara en uno de los oscuros pasadizos de mi corazón.

Me encontré una pila de recuerdos desteñidos, un gran charco de lágrimas jamás lloradas y un pozo profundo y apestoso lleno de resentimiento.  Descubrí incluso, mientras comenzaba a limpiar, que el enojo y la frustración aún vivían en mi cuerpo, manifestando síntomas físicos imposibles de controlar.

Y allí, en ese rincón oscuro, detrás de los rostros que yo mantenía condenados, te descubrí sonriente, feliz de que yo hubiera comenzado a aceptar, agradecer y bendecir.

Entonces te escuché decir: ‘Deja de exigirte, deja todo lo que tenías planeado para este encuentro; recuéstate y descansa, que yo guardaré vigilia mientras tu cuerpo expresa lo que habías guardado.’

Gracias por este aprendizaje.

Gracias por hacerme saber que en la oscuridad, tú también habitas y me esperas.

Susannah Lorenzo amándote©

Día de Santo Silencio




Ven Jesús, mi amado amigo,

recuéstate a mi lado

mientras la tormenta pasa,

cuéntame las historias

que ya nadie recuerda,

cuéntame las travesuras

que enojaban a María, 

háblame de las palabras

que tradujeron tan mal,

revélame los secretos

detrás de cada parábola,

hazme reír con las cosas

que a ti te divertían,

cuéntame de tu amor

por María Magdalena,

susúrrame en arameo

para que no olvide tu nombre

y sostén mi mano

hasta que mi cuerpo

por fin se alivie

y el temor sea solo

una palabra vacía.

 

Susannah Lorenzo© / Tejedora de Puentes

Tejedora de Cielos

 Plegaria a Jesús mientras superaba una crisis de hipertensión

Día de Santo Silencio

22 de julio de 2023


domingo, 18 de junio de 2023

Paternidades que prescriben

Suele pasar en esta época del año: de repente estoy desganada, desconectada de mi creatividad y con dificultades para enfocarme en mis bendiciones e ignorar las carencias.  ¿Será el frio crudo de invierno?  ¿Será la falta de ventas en la tienda?  ¿Será la billetera y la heladera vacía?  ¿Será el fin de semana largo extendido a cuatro días por feriados patrios?

La sensación de no sentir nada empieza siempre igual, hasta que una publicación o una frase activa las emociones reprimidas: una perdona pero no olvida; o en todo caso una perdona pero no termina de aceptar.  Es domingo día del padre, debería sentirme bendecida por la salud de mi padre de 83 años, pero eso no me alcanza hoy.

Todo comienza por comparación: hay muchas personas celebrando el día del padre y si no lo están haciendo, disfrutan del fin de semana largo turístico paseando en algún lugar.  En realidad, creo que lo que más le molesta a alguna parte de mi ego, es que el padre de mis hijos celebra su día con alguna comida abundante, con saludos sin reclamos y con reconocimientos injustos.  ¿Qué celebra?  Quizá celebra la descendencia que lleva de apellido, o el tener hijos sanos y criados que no le costaron ningún esfuerzo.  ¡Vaya una a saber cómo funciona su cerebro!





Durante 16 años, al padre de mis hijos no le importó si ellos tenían lo necesario para sobrevivir. No cumplió con sus obligaciones como padre.  No le quitó el sueño si sus hijos tenían los medicamentos necesarios o si los alimentos eran lo suficientemente nutritivos para que pudieran ir a la escuela.  No pasó días  y noches en salas de espera de hospital, no visitó tantos pediatras como fuera necesario para encontrar una solución, ni trabajó más horas de las que su cuerpo resistía para que ellos tuvieran todo lo necesario.

Después de 16 años (17 si contamos el tiempo del primer embarazo), asumió su rol de padre como un desafío, un desquite y un ajuste de cuentas, buscando evitar el pago de sus obligaciones económicas escritas por ley.  Cualquier cosa que saliera mal a partir de ese momento, sería culpa de mi ‘mala crianza’, o de mi incapacidad para sostener un techo para mis hijos, enviarlos a la escuela o darles de comer cada día.  Se valió de mentiras, manipulaciones y otros ardides para declararse padre y salvador.

¿Qué pasó con la deuda económica acumulada durante 16 años?  -- Prescribió.

¿Qué pasó con el abandono paternal? – Prescribió.

¿Qué pasó con los daños y perjuicios causados por su irresponsabilidad y falta de cumplimiento?—Prescribieron.

¿Qué pasó con los daños y perjuicios causados por su violencia física, verbal, emocional y sexual?—Prescribieron.  Y lo que es peor, nadie quiere hablar de ello y si lo hacen, pues bueno, era solo mi problema y ‘mi responsabilidad’.




No le deseo mal, ni tampoco me gustaría que mis hijos se llenaran de odio hacia él.  Ellos descargan todo su resentimiento, sus reclamos y su dolor contra mí, que fue la que siempre tomó las decisiones, la que eligió lo menos malo, la que sacrificó su maternidad para que ellos tuvieran todo lo necesario, la que hacía todo lo que necesitaba hacerse, la que calló para evitar aún más conflictos y represalias.  Sí, quien hace, se equivoca.  Quien no hace nada, pues no tiene más error que el no haber hecho nada; y para la memoria de un hijo herido, los errores visibles (lo que se hizo mal y lo que no se hizo tan bien como debería haberse hecho) pesa más que un solo error invisible.




Mientras como una porción de arroz recalentado y medio waffle de harina integral, escribo esta entrada del blog.  Hay silencio y paz; no solo porque el vecindario ha emigrado a celebrar en algún otro lugar, sino porque vivo en paz, sin gritos, sin insultos, sin humillaciones, sin controles, sin manipulaciones y sin coacción.  Eso es una bendición.

Sin embargo, una parte de mi ego, aún necesita justicia; pero no hablo de castigo, hablo de justicia.  Es decir: ¿qué pasa con todas las madres solteras que criaron solas a sus hijos y debido a ello no pudieron acomodar sus finanzas, perdieron su salud física e incluso demoraron en recuperar su salud mental y emocional?

Por supuesto que si la ley o la justicia de este país no lograron que él cumpliera con sus obligaciones como padre cuando ellos eran pequeños, tampoco lograría que se hiciera cargo de daños y perjuicios y las secuelas de su irresponsabilidad.

Pero sería bonito, que antes de que la sociedad les permitiera celebrar su día, antes de que se sacaran una selfie con sus hijos sonrientes, antes de que disfrutaran de la descendencia de su apellido cuando ya están criados (sin haber pasado por la etapa de pañales, biberones, pediatras, internaciones, cirugías y supervivencia), que se pusieran al día con esas deudas que ya olvidaron.

Es decir, sería bonito, recibir algo así como una pensión especial;  una retribución por haber hecho todo el trabajo solas; una compensación por los tormentos y carencias; un resarcimiento por todo el tiempo que no pudimos compartir con nuestros hijos; una indemnización por haber logrado que esos hijos que ellos disfrutan ahora, llegaran vivos, sanos y educados a la adolescencia.

Una indemnización o una pensión no devolverían el tiempo ni restauraría mágicamente la salud; pero si me permitiría mejorar la calidad de vida, afrontar los gastos de medicamentos; pasear y viajar para visitar a mis hijos y nietos y tener un respiro de tener que correr siempre para conseguir el dinero necesario cada mes.  Creo que además, si existiera, los ‘listillos y capullos’ que hacen su vida de solteros mientras las mujeres crían a los hijos y después vuelven reclamando perdón y vendiendo espejitos de colores, se la pensarían dos veces, porque de todos modos, en algún momento deberían pagar.

Energéticamente, creo que también sería un equilibrio, una restauración del dar y recibir.




La ley en Argentina, dice que por 3 hijos, un hombre debería aportar el 43% de su sueldo.  Supongamos que recibe un sueldo docente promedio (porque en realidad el padre de mis hijos terminó haciendo carrera en cargos directivos) de 95000 ARS a junio de 2023. Entonces ARS 40850 sería el porcentaje de cuota.  Si multiplico ese valor por 16 años de 12 meses cada uno, resulta en ARS 7843200.  Podría acomodar parte de mi vida, podría invertir en equipos para trabajar; o podría simplemente vivir un poco más cómodamente.

No me sucede todos los años, ni todos los junios, pero en junios especialmente difíciles, con renovación de alquiler en puerta, inevitablemente hago matemáticas.  No es venganza, no es resentimiento, es justicia.  Hay un sujeto que hoy está celebrando su día sin ningún remordimiento ni reclamo y que me debe casi 8 millones de pesos argentinos.

Obviamente, lo dejo en manos de Dios; iniciar un proceso legal sería tan costoso y desgastante que no valdría la pena lo obtenido.

Revisar el cálculo matemático me da paz, sobre todo ante reclamos, cuestionamientos y condenas familiares.  Soy consciente de mis errores, soy consciente de que hice lo que mejor que pude y que no siempre fue lo ideal; pero también soy consciente de que muchas de esas personas, incluyendo mis hijos, que hoy cuestionan mis decisiones, no estuvieron ahí como adultos para resolver y encontrar soluciones.  La realidad podría haber sido diferente si cada quien hubiera cumplido su rol y sus obligaciones, eso solo Dios sabe.





Para la sociedad y para la familia es fácil olvidar, callar, confundir perdón con permisividad y alegar prescripción de responsabilidad para que muchos padres puedan disfrutar de lo que ganaron con un simple esperma.

Parece una contradicción, seguramente, ya que estoy escribiendo artículos y publicaciones sobre Sanar el Divino Masculino y hablo de justicia y causas prescriptas.  Pues tiene que ver y mucho.  Es decir, Esos hombres, padres biológicos que en la vida adulta reclaman y eligen ejercer su paternidad tardía, no reconocen su abandono, no piden perdón, no honran ni respetan el trabajo hecho por las madres; exigen perdón, benevolencia y cariño.  En muchos casos culpan a las madres de que ellos se mantuvieran alejados o no cumplieran con sus obligaciones económicas y afectivas.

Energéticamente, una madre que cría sola a sus hijos, crea un desequilibrio de energías en sí misma, se masculiniza por así decirlo, para usar su energía masculina para cubrir el rol del progenitor ausente.  En la mayoría de los casos, se desconecta de su energía divina femenina para poder afrontar el desafío y mantener a sus hijos a salvo.

Por otro lado, un hombre que no asume su madurez ni cultiva su divino masculino y vive en los aspectos sombríos de su psique sin ocuparse de las necesidades de sus hijos, no solo deja secuelas en la madre y en los hijos, sino que también crea un modelo, un patrón de conducta a imitar y repetir.

Vamos a hacer una analogía: imaginemos que una persona roba a un banco, logra escapar y disfrutar del botín; se mantiene prófugo con pedido de captura por décadas  y luego por ley o por mandato social, su causa prescribe.  Esa misma persona se postula para gerente del banco y acredita idoneidad con un CV falsificado y carente de sustento.  ¿Tiene derecho a ser el gerente del banco?  ¿Está bien que olvidemos todo el dinero que robó?




A causa de mi inestabilidad económica tengo deudas, no me enorgullece, me quita el sueño.  Cada tanto hay rondas de agentes intermediarios que han comprado las deudas, que como chacales me acosan con correos y llamadas.  Y aunque no recibiera esas amenazas, a una parte de mí le encantaría saldar las deudas, me daría paz.

Podría tomar la misma conducta para cobrar lo que me corresponde.  No serviría de nada.  Primero, porque no haría mella alguna en su conciencia, ni le quitaría el sueño.  Segundo, porque yo perdería paz y me subiría a una guerra a la que renuncié el día que mi hija menor lloraba siendo bebé por no tener leche para tomar y él sólo decía: “no se va a morir porque llore o porque no tenga leche”.

Renuncié a esa guerra porque los juzgados, las denuncias, los asistentes sociales, la burocracia legal de mi país, las audiencias y los reclamos sin resultado alguno, me quitaban tiempo para trabajar y me quitaban la claridad mental necesaria para resolver lo que nadie más haría; deterioraban mi salud física, mental y emocional.

Así es que con casi 59 años, no comenzaría ninguna guerra ahora.  Pero me gustaría creer que algún día la sociedad será más justa.  Me gusta pensar que algún día la verdad pesará más que los silencios y las mentiras. Me anima creer que se puedan cultivar relaciones más sanas en las generaciones por venir.

Susie / Susannah Lorenzo

Domingo 18 de junio, Día del Padre

Aquí, aún quedan 2 días de feriado y yo aún guardo la esperanza de que las promociones y descuentos en las tiendas llamen la atención de alguien que divaga en su celular.

martes, 8 de marzo de 2022

¿Cuándo celebraremos el Día de la Mujer?


Decime que celebramos el día de la mujer cuando:

  • Una mujer es respetada y honrada por sus ciclos, sus hormonas y su sensibilidad.
  • Una mujer no es agredida y abusada por el sistema de salud y por profesionales médicas y enfermeras que la denigran, humillan y desvalorizan en sus momentos más vulnerables.
  • Un hombre no necesita violar, meter mano o golpear para sentirse macho y controlar a "su hembra".
  • Una mujer víctima de violencia o abuso no tiene que justificar cómo terminó en esa situación.
  • Una madre no tiene que trabajar 14 horas por día para criar sola a sus hijos porque el progenitor no tiene ganas de cumplir sus obligaciones.
  • El violador, agresor, abusador u oportunista no es defendido por otras mujeres, sin importar cuales sean los beneficios que brinda.
  • Una mujer puede tomar decisiones sobre la salud de su cuerpo: qué órganos quiere conservar, qué tratamiento prefiere o que tipo de calidad de vida quiere sostener.
  • Una mujer no es acosada sexualmente en su trabajo para mantener su puesto o acceder a otras posiciones.
  • Una mujer no tiene que demostrar o justificar que convive con una enfermedad crónica para ser respetada y valorada.
  • Una mujer puede hablar libremente de sus sentimientos, traumas y heridas sin ser condenada, cuestionada o agredida por otras mujeres.
  • Una mujer puede animarse a ser libre como la Mujer Salvaje de Clarissa Pinkola Estés, sin ser apedreada por su familia y amigas.
  • Una mujer no es silenciada, amenazada o incluso asesinada por denunciar, por desenmascarar, por resistirse, por negarse, por separarse, por crecer, por volar, por bailar en medio de las jaulas.



Nací en 1964, tengo 57 años ahora.  Me convertí en madre a los 20 años, mi primer hija nació en 1985.  Me separé cuando mi hija menor tenía solo 10 meses (nació en 1987).

Hay muchas campañas del gobierno, muchas marchas y protestas; sin embargo, creo que nada ha cambiado: el sistema, la sociedad, el machismo y el patriarcado siguen funcionando de la misma manera, al menos en países latinos.

Soy una sobreviviente y aún puedo contar mi historia, aunque a muchas personas les incomode, les avergüence o intenten silenciarme de muchas maneras.

Fui víctima de violencia de género, mis amigos, mi familia, e incluso la policía no me creyeron.  Muchos me acusaron de ser responsable de las reacciones de mi entonces esposo.  Eso no ha cambiado.

Después de denunciar, de aceptar que a pesar de tantas promesas nunca cambiaría o sobre todo de que no estaba dispuesto a ser padre, tuve que huir de mi ciudad, dejar todo para tener un poco de paz.  Eso no ha cambiado.  Las mujeres que decidimos denunciar, liberarnos y construir una nueva vida debemos buscar otra ciudad, otra provincia, porque el sistema no está preparado para contener a las mujeres ni castigar debidamente a los hombres que tienen estas conductas.

Durante la infancia de mis hijos, tuve que sacrificar mucho como mamá, privarme de actos, momentos, su crecimiento, sus travesuras; tuve que trabajar 12 horas o más fuera de casa y luego, muchas veces trabajar de forma independiente durante las noches para poder pagar todas las cuentas, para poder mantener tres hijos sin ayuda de nadie (más que la vivienda prestada por mis padres).  Eso no ha cambiado. Los progenitores encuentran siempre la manera de evadir sus obligaciones y justificar sus omisiones.  El sistema los perdona.

En el proceso de separación y divorcio, perdí lazos y relaciones con amigas, padrinos de mis hijos, familia y compañeros de estudio o trabajo.  La mujer que decide liberarse y abandona la 'seguridad' del matrimonio (vendida como real por un ser psicópata que nunca muestra afuera su verdadera personalidad), es cuestionada, juzgada, condenada y segregada como un peligro para los círculos de mujeres 'bien casadas'. Eso no ha cambiado.

Muchas veces me han criticado mi CV, por haber tenido demasiados trabajos que duraron poco tiempo.  No se puede hablar de las incontables veces que fui acosada y que tuve que renunciar para no lidiar con comportamientos nauseabundos o por no acceder a propuestas indecentes que nada tenían que ver con mi desempeño laboral.  Una madre que cría sola a sus hijos necesita mucho el trabajo y se supone, según la cultura machista, que accederá a cualquier cosa por conservar el trabajo.  (En realidad, muchas acceden, si no, no existiría esa conducta.)  Eso no ha cambiado.

Durante mi trabajo de parto, enfermedades crónicas, inspecciones en mis genitales o consultas médicas, he sido abusada, agredida, no respetada, humillada y maltratada verbalmente, en la mayoría de los casos por otras mujeres (con título universitario).  Eso no ha cambiado.

Cuando un hombre no puede controlar a una mujer (sea su pareja, hermano, padre o hijo en algunos casos), grita, insulta, menosprecia, denigra, patea cosas, golpea la mesa, humilla y despoja de derechos a quien toma decisiones inadecuadas o según su criterio no sabe dirigir su vida. Eso es culturalmente aceptado, porque el amor justifica cualquier exabrupto, porque el cuidado supone control.  Eso no ha cambiado.

Trabajé muchos años en medios de prensa: gráfica y radial; cada vez que hice las preguntas 'equivocadas', cada vez que quise llevar claridad y verdad, cada vez que quise sembrar el discernimiento y la libertad de pensamiento, cada vez que quise propagar la cultura, cada vez que entrevisté a una persona que no comulgaba con el gobierno de turno; fui invitada a 'conocer a los muchachos' que resolverían mis confusiones; recibí amenazas sobre mis hijas o directamente levantaron mis programas del aire.  Eso no ha cambiado.





Cuando una mujer se separa, la culpa es de ella.

Cuando una mujer es víctima de violencia, abuso o violación, la culpa es de ella.

Cuando una mujer no alcanza a pagar las cuentas y se queda en la calle con sus hijos, la culpa es de ella.

Cuando una mujer pierde un trabajo, un contrato o un cliente, por no acceder a sus insinuaciones, la culpa es de ella.

Cuando una mujer denuncia, la culpa es de ella.

Cuando una mujer guarda silencio, la culpa es de ella.

Cuando una mujer enferma, la culpa es de ella.

Cuando una mujer se desborda mental y emocionalmente por hacer de madre y padre toda su vida, la culpa es de ella.

Cuando una mujer abre la jaula y decide volar, la culpa es de ella, por ser desleal a quienes sostienen y mantienen vivo el patriarcado y el machismo.

Cuando una mujer se suicida, la culpa es de ella.

Cuando una mujer es asesinada, la culpa es de ella.

Cuando una mujer se queda sola, la culpa es de ella.

Eso, no ha cambiado.





La peor enemiga de una mujer es otra mujer sosteniendo el machismo.

La mejor aliada de una mujer es otra mujer compasiva, solidaria y sensible.

La peor enemiga de una mujer es una mujer que compite, envidia y juzga 

La mejor aliada de una mujer es otra mujer ayudándote a brillar y crecer y cuidando tus espaldas.

Deseo que como mujeres aprendamos a ser tribu y círculo sagrado, hermanas y compañeras, socias y cómplices; tejiendo redes amorosas de buena voluntad y luz.

Cuando una mujer sana, ayuda a otras a sanar.

Cuando una mujer brilla, inspira a otras a brillar.

Cuando una mujer abre sus alas y vuela, que no te asusté su osadía y desde tu miedo la critiques; sino que con curiosidad te rasques tu espalda para descubrir tus alas mutiladas.


Susannah Lorenzo ©

Tejedora de Puentes

Art: Tarn Ellis 

#8M



sábado, 1 de mayo de 2021

Trabajo a la deriva

Día internacional del trabajo

Intento encontrar las ganas de celebrar.

Celebro mis dones, mis talentos, mí aprendizaje constante, mí evolución, mi pasión, mi capacidad de innovar y generar siempre nuevos proyectos, la inventiva de descubrir cada semana algo nuevo para vender u ofrecer.

Pero todos los recursos, insumos, herramientas de trabajo, equipos, material y elementos que me sirven para trabajar, crear y generar mí trabajo, hoy deben indefectiblemente guardarse en cajas. Me había llamado a silencio ayer, pero hoy, que no sé si mañana esas cajas tendrán un lugar, si las podré llevar conmigo o las deberé descartar, el corazón se me hace añicos. Todas esas cajas son el fruto de muchos años de esfuerzo e inversión.

Intento no estar enojada con nadie. Intento perdonar y llenar de luz mí corazón. Pero inevitablemente la frustración y la impotencia me gana. Porque no hemos encontrado con Blackie un sitio donde trabajar y vivir cómodamente.

Es tan fácil quedarse fuera del sistema en este país.

Después de los 40, una mujer tiene series dificultades para encontrar trabajo estable, a menos que se conserve atractiva o tenga contactos de poder.

A los 50 y con algunas complicaciones de salud a cuestas, el circuito laboral nos descarta como algo que ya no sirve, sin importar nuestra trayectoria, capacidad o talentos.

Entonces una se asume orgullosamente Emprendedora y elige el camino de la Independencia, del trabajo constante, de cubrir todos los puestos con un solo cuerpo.

Luego, llega una pandemia y el gobierno de turno decreta un listado de trabajos esenciales.

La cultura, la educación, la literatura y las terapias holisticas, estuvieron siempre fuera de la lista.

Cualquier cosa que siembre esperanza, genere consciencia y bienestar, no está de acuerdo con la nueva normalidad vigente.

La cuarentena estricta más larga del mundo terminó, al menos en mí provincia, hace ya un tiempo. Sin embargo, muchos emprendedores aún no nos recuperamos, de las deudas, de los inconvenientes, de las secuelas de vivir en Argentina en plena pandemia.

Y una vez que ya estás fuera del sistema, ya no tienes recibo de sueldo. Eso, en nuestra sociedad equivale a ser un inmigrante ilegal. Nadie quiere firmar un contrato de alquiler contigo y los parientes y amigos juegan a ser indiferentes para no ser tus garantes. Que te quieren mucho pero no tanto como para firmar por ti.

El otro día, le dije a una colega: no todo es cuestión de actitud, energías y vibración. A veces las circunstancias que nos rodean, dependen del entramado de decisiones y prioridades de otras personas.

Los gobernantes solo ven números, no distinguen personas, almas ni Corazones. Les da igual si una mujer de 56 tiene más talento y creatividad que 10 jóvenes de 25.

Los dueños que intiman al desalojo no reconocen almas, ni luz, ni circunstancias de pandemia. Solo quieren sus llaves el día pactado a como de lugar. No les interesa si las calles están llenas de personas desalojadas buscando desesperadamente un lugar donde vivir. Se hacen los desentendidos con una nueva ley que debería resguardar los derechos de los inquilinos y lo único que ha logrado es disparar los precios de los alquileres a cifras inalcanzables.

A todos los que creen que no hago lo suficiente, los invito a recorrer mí página web, mí canal de YouTube y mis páginas de Facebook. Los invito a leer mí obra literaria que es vasta y profunda, aunque no tenga un sello editorial y sea un trabajo independiente.

Este primero de Mayo no extraño mis años de sub empleo, con una factura de monotributo, haciendo turnos dobles en días feriados en una radio del estado.

Este primero de Mayo no extraño tener un trabajo en relación de dependencia, ni los días en que me sentía miserable por ser desempleada.

Este primero de Mayo no extraño tener la heladera llena o una comida rica para poder celebrar.

Este primero de Mayo extraño y sufro por no poder hacer la agenda de la semana que viene; por no poder dar un turno para una clase o una sesión presencial; por no poder ofrecer envíos de mis libros (hace falta un espacio de trabajo para eso); por no poder terminar trabajos pendientes, por no poder tocar cada  proyecto con Bendición, amor, sanación y esperanza.

Solo Dios sabe.

Para ver y reflexionar

https://youtu.be/lu7_ZlbMR-w

Para leer

https://suelorenzo.blogspot.com/2021/04/inquilinos-argentinos-huerfanos-de-ley.html

🌷 Susannah Lorenzo
Puentes rotos





jueves, 23 de abril de 2020

Día del libro y otras celebraciones


Podría ser un ritual de No Cumpleaños, además de celebrar el Día Internacional del Libro. 

Alicia en el País de las Maravillas fue uno de los libros que marcó mi infancia. Mirándolo en perspectiva desde mis 55 años, comprendo que es un libro iniciático que nos habla de muchas cosas profundas. Aún no he tenido la oportunidad de ver la película dirigida por Tim Burton, pero quienes la han visto, la han disfrutado.

Creo que lo que más me sedujo fue la idea de celebrar cada día del año, usar las tazas especiales, tomar el té con masitas y tortas y hacer de la celebración un ritual diario. 

Por eso, hoy celebro Puentes Literarios, el espacio desde donde comparto mis creaciones literarias: libros, entradas de blog, audio libros, poemas y cuentos.

Desde la mirada holística de Puentes Terapéuticos, desde el enfoque integral, cuando nos permitimos crear emociones agradables, disfrutar y celebrar sin razón justificada, adoptamos una actitud diferente ante la crisis. Probablemente, el permitirnos un momento de placer no cambie nuestra realidad, pero sí nos ayuda a descubrir el encanto de las cosas simples y aceptar el aprendizaje que nos toca en cada tormenta.

Cuando comenzó la cuarentena en Argentina (debido a la pandemia), me sentía estancada, frustrada e impotente. Mi buena amiga Ylia, de México, me habló de hacer circular el dinero y de cómo ella, cada vez que recibía algún dinero, usaba la mitad para sí misma y la otra mitad para una buena causa. Fue así que compró la promoción del Pack de 5 libros digitales. Desde ese momento, no sólo bendigo y agradezco cada vez que recibo dinero (como lo hago siempre), sino que elijo cuidadosamente dónde voy a gastarlo y busco un emprendimiento pequeño que esté dando lo mejor de si mismo para afrontar esta crisis, para compartir mi pequeña abundancia. He sido más que bendecida en las últimas semanas y eso me ha permitido bendecir a otros. 

Por eso, en la página de Palabras y Puentes, siempre comparto información de otros emprendimientos que estén potenciando su creatividad y su ingenio para ofrecer un producto/servicio de calidad y encuentran la forma de sortear los obstáculos y restricciones que este aislamiento social nos impone.

Los procesos creativos se despiertan cuando logramos y cuidamos el equilibrio y la armonía entre nuestras emociones, nuestro cuerpo, nuestra mente y la esencia de nuestra alma que busca expresarse libremente.

Tomarnos un recreo, hacernos un mimo o un regalo, celebrar nuestros dones y talentos, premiarnos por todo aquello que vamos logrando y hacemos bien, nos acerca a través de la experiencia placentera del presente, a eso futuro que utópicamente buscamos.

Felíz No Cumpleaños
Bendecido día del Libro
Buena Vida

🌷Susie
Susannah Lorenzo
Tejedora de Puentes
Soledad Lorena
Tejedora de Palabras