Día internacional del trabajo
Intento encontrar las ganas de celebrar.
Celebro mis dones, mis talentos, mí aprendizaje constante, mí evolución, mi pasión, mi capacidad de innovar y generar siempre nuevos proyectos, la inventiva de descubrir cada semana algo nuevo para vender u ofrecer.
Pero todos los recursos, insumos, herramientas de trabajo, equipos, material y elementos que me sirven para trabajar, crear y generar mí trabajo, hoy deben indefectiblemente guardarse en cajas. Me había llamado a silencio ayer, pero hoy, que no sé si mañana esas cajas tendrán un lugar, si las podré llevar conmigo o las deberé descartar, el corazón se me hace añicos. Todas esas cajas son el fruto de muchos años de esfuerzo e inversión.
Intento no estar enojada con nadie. Intento perdonar y llenar de luz mí corazón. Pero inevitablemente la frustración y la impotencia me gana. Porque no hemos encontrado con Blackie un sitio donde trabajar y vivir cómodamente.
Es tan fácil quedarse fuera del sistema en este país.
Después de los 40, una mujer tiene series dificultades para encontrar trabajo estable, a menos que se conserve atractiva o tenga contactos de poder.
A los 50 y con algunas complicaciones de salud a cuestas, el circuito laboral nos descarta como algo que ya no sirve, sin importar nuestra trayectoria, capacidad o talentos.
Entonces una se asume orgullosamente Emprendedora y elige el camino de la Independencia, del trabajo constante, de cubrir todos los puestos con un solo cuerpo.
Luego, llega una pandemia y el gobierno de turno decreta un listado de trabajos esenciales.
La cultura, la educación, la literatura y las terapias holisticas, estuvieron siempre fuera de la lista.
Cualquier cosa que siembre esperanza, genere consciencia y bienestar, no está de acuerdo con la nueva normalidad vigente.
La cuarentena estricta más larga del mundo terminó, al menos en mí provincia, hace ya un tiempo. Sin embargo, muchos emprendedores aún no nos recuperamos, de las deudas, de los inconvenientes, de las secuelas de vivir en Argentina en plena pandemia.
Y una vez que ya estás fuera del sistema, ya no tienes recibo de sueldo. Eso, en nuestra sociedad equivale a ser un inmigrante ilegal. Nadie quiere firmar un contrato de alquiler contigo y los parientes y amigos juegan a ser indiferentes para no ser tus garantes. Que te quieren mucho pero no tanto como para firmar por ti.
El otro día, le dije a una colega: no todo es cuestión de actitud, energías y vibración. A veces las circunstancias que nos rodean, dependen del entramado de decisiones y prioridades de otras personas.
Los gobernantes solo ven números, no distinguen personas, almas ni Corazones. Les da igual si una mujer de 56 tiene más talento y creatividad que 10 jóvenes de 25.
Los dueños que intiman al desalojo no reconocen almas, ni luz, ni circunstancias de pandemia. Solo quieren sus llaves el día pactado a como de lugar. No les interesa si las calles están llenas de personas desalojadas buscando desesperadamente un lugar donde vivir. Se hacen los desentendidos con una nueva ley que debería resguardar los derechos de los inquilinos y lo único que ha logrado es disparar los precios de los alquileres a cifras inalcanzables.
A todos los que creen que no hago lo suficiente, los invito a recorrer mí página web, mí canal de YouTube y mis páginas de Facebook. Los invito a leer mí obra literaria que es vasta y profunda, aunque no tenga un sello editorial y sea un trabajo independiente.
Este primero de Mayo no extraño mis años de sub empleo, con una factura de monotributo, haciendo turnos dobles en días feriados en una radio del estado.
Este primero de Mayo no extraño tener un trabajo en relación de dependencia, ni los días en que me sentía miserable por ser desempleada.
Este primero de Mayo no extraño tener la heladera llena o una comida rica para poder celebrar.
Este primero de Mayo extraño y sufro por no poder hacer la agenda de la semana que viene; por no poder dar un turno para una clase o una sesión presencial; por no poder ofrecer envíos de mis libros (hace falta un espacio de trabajo para eso); por no poder terminar trabajos pendientes, por no poder tocar cada proyecto con Bendición, amor, sanación y esperanza.
Solo Dios sabe.
Para ver y reflexionar
Para leer
https://suelorenzo.blogspot.com/2021/04/inquilinos-argentinos-huerfanos-de-ley.html
🌷 Susannah Lorenzo
Puentes rotos
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