martes, 25 de mayo de 2021

Suficiente

 

Debería ser suficiente:

·         No estoy en la calle ni a la intemperie.  Duermo cada noche en un lugar seguro, aún sobre mi cómoda cama.

·         Puedo regalarle a mi cuerpo dolorido una ducha caliente cada día.

·         Mis actividades me han permitido comprar los alimentos que me hacen bien y elegir qué comer.

·         Aún conservo todas mis pertenencias aunque estén amontonadas sin poder darles uso.

·         He podido invertir en insumos para seguir creando.

·         Hay personas amorosas que están pendientes y me cuidan aquí sin quitarme el aire.

·         Algunos días puedo caminar en el parque cerca del río y he recuperado una armonía física que había perdido hace mucho tiempo.

·         Tengo y espacio y tranquilidad para realizar algunas de mis actividades.

·         Nadie me corre, nadie me apura, ni hay fechas que cumplir.

Debería ser suficiente, pero no lo es.



Consolarse con que podría ser peor, es resignarse que no puede ser mejor.

No es mi espacio, no es mi lugar, no son mis hábitos, no son mis horarios, no es mi energía, no son mis cosas.

Miro mis cosas: los bultos, muebles, electrodomésticos y cajas  amontonadas.  Me asfixian, me agobian, me quitan espacio para moverme y les quitan espacio a otros para disponer de sus rincones.  Las miro y me cuesta imaginar que tendré pronto un lugar donde acomodar todo.

A veces, tengo la energía y el entusiasmo para trabajar, crear, planificar y seguir sembrando.

Otras veces, quiero dormir hasta que Dios acomode mi vida.

Y algunas veces, quiero salir corriendo, despojarme de todo y desaparecer sin dejar rastro.

No es ingratitud, estoy inmensamente agradecida.

Apenas ayer, hice una publicación en el blog de mi página web con un balance de las bendiciones en estas tres primeras semanas en San Luis.

Agradezco y bendigo, pero no alcanza.

Para alquilar un lugar apropiado para vivir y trabajar hacen falta números, resultados concretos, soluciones tangibles y algo más que fe y buena actitud.



Sí, estaba convencida que en un mes podría generar dinero suficiente para pagar mis gastos y además ahorrar para mes de alquiler, mes de depósito y gastos de mudanza.  Quedan apenas 6 días para que termine mayo y eso no ha sucedido aún.

Me sé toda la teoría, me la repito todos los días: Dios todo lo puede, Dios siempre tiene planes que ignoramos, la paciencia y la calma es lo único que puede salvarnos…

También sé que estamos en pandemia y en confinamiento (en Argentina) y que es un mal momento para todos.

No me interesa, no me importa, no me alcanza, no me sirve.

Tengo 56 años y reclamo mi derecho a vivir dignamente, a ejercer mi libertad plenamente, a disfrutar mi vida, a elegir cómo y cuándo; a ser yo sin apocarme, encogerme, apagarme o volverme invisible.

¿Qué haría si tuviera suficiente dinero?

Elegiría alguno de los lugares que realmente me gusta para alquilar, no me importaría si tuviera que pagar comisión y mes de depósito o no me preocuparía por calcular cuántos libros tengo que vender para pagar cada mes o por cuántos requisitos no cumplo.



Hoy, me duele el pecho y el río de mis lágrimas se desborda ante el menor detalle.

Hoy, me duele Blackie que deambula perdido, sintiéndose abandonado. 

Hoy, me duelen las personas que amo y que están convencidas que merezco todo lo que me sucede por no hacer lo que ellos aprueban.

Hoy, me colma la frustración y la impotencia, todas las semillas que aún no han germinado y desbordan vida bajo una tierra agreste y oscura.

Hoy, me apena vivir en este país y sentirme una refugiada sin derechos ciudadanos.

Hoy, me duele la indiferencia de quienes condenan mis decisiones.

La vida es para vivirla plenamente, no para sobrevivir con migajas.

Las alas son para volar y el cielo, el cielo es inmensamente infinito, para recordarnos que sola la mezquindad humana construye fronteras y destruye Puentes.

Susie

Susannah Lorenzo©

Puentes en reconstrucción

Dejo el enlace para la entrada que escribí con el balance de las 3 Semanas.



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