viernes, 28 de agosto de 2020

 ¿Por qué nos sentimos peor cuando comenzamos un proceso de sanación emocional y energética?

Esta foto es la perspectiva desde mi cama, donde reposo esperando a que mi cuerpo se alivie con respiración, amor y descanso.

Ayer comencé una nueva ronda del Método MIR.

Anoche hice una sesión con mi Yoni egg de obsidiana.

Esta mañana amanecí con mucho dolor en la baja espalda y la garganta inflamada.

Eso es señal que ambas Terapias Holísticas han dado en la tecla. Mi cuerpo y mi sistema están expresando mis emociones reprimidas y están intentando desbloquear la energía estancada en el primer chakra y en el quinto chakra.

Nada es casual.

Desde que conocí el dolor crónico a los 11 años con el despertar de mis órganos femeninos, mi vida fue un cocktail de analgésicos y antiinflamatorios. Esa ingesta de fármacos aumentó cuando en plena adolescencia tuve un accidente que afectó mis cervicales . Capítulo aparte merecen los anticonceptivos que me recetaron a los 14/15 años para controlar mis periodos menstruales en una endometriosis mal diagnosticada.

A partir de los 40 mi sistema dejó de tolerar muchos fármacos y comenzó mi viaje personal de sanación Holística.

Le he exigido tanto a mí cuerpo... Le he pedido que trabaje con dolor nivel 12 en escala del 1 a 10. Le he pedido que trabaje con hemorragias, hipertensión o con anemia y debilidad extrema. 

Le he exigido dormir un par de horas o pasar muchas noches sin dormir para sumar trabajo e ingresos.

Le he pedido que realice las labores de Madre, Padre, profesional, mecánico, gasista, pintor, changarin, y otros oficios.

Le he exigido que trabaje como hombre y que reprima sus sentimientos y necesidades de mujer.

Me he sentido orgullosa de ser la mujer Maravilla y criar a mis tres hijos sola.

Hasta que un día, a los casi 50, mi cuerpo se rompió por dentro y dijo basta, y no hubo manera de seguir exigiendo.

La sanación Holística es un largo proceso, proporcional al tiempo en que se tarda en gestar el desorden emocional o la antigüedad de la herida o trauma desatendido.

Suele suceder que cuando comenzamos alguna terapia Holística nos sentimos peor. Eso es bueno, porque hemos dejado disfrazar el síntoma, porque estamos dejando que el cuerpo se exprese y se libere. Si no lo hacemos, habrán otros síntomas y otras enfermedades.

El dolor crónico, la fatiga crónica, las enfermedades crónicas, las enfermedades autoinmunes son solo el espejo de emociones y heridas desatendidas.

Muchas veces, miro el sol por la ventana, desde mi cama, mientras trabajo con mi pequeño celular o escribo en el Bloc de notás digital, para luego compartir una publicación. Espero también a que el frío ceda dentro del departamento hiperventilado.

Son las 14:19 y aún no comienzo con la lista de pendientes.

Sin embargo, este tiempo dedicado a respirar, hablar con mi cuerpo, mis células y mis órganos amorosamente, me sirve para que luego el tiempo sea más productivo y pueda disfrutar de una bonita tarde.

Solo Dios sabe.



sábado, 8 de agosto de 2020

De Lobas y Piropos

 No importa si un hombre te está diciendo un piropo, una guarangada o si se está burlando de ti, se supone que una buena mujer debe sonreír siempre, dar las gracias y sumisamente aceptar la denominación, valoración o desvalorización que el macho que te habla, haya elegido darte.  En el patriarcado familiar o la sociedad machista, la mujer que se rebela, duda, reclama y no acepta con una sonrisa, es considerada gruñona, mal gestada, idiota, exigente, impaciente y por supuesto, está condenada a estar sola por el resto de su vida (según ellos).

Las mujeres que trabajamos de forma independiente y usamos las redes y obviamente el celular para trabajar, publicamos nuestra información y nuestros datos de contacto en todos los muros, portales y sitios digitales posibles para hacer conocer y posicionar nuestra marca/nombre.  Eso, nos expone y da lugar a que más de un cavernícola en celo suponga que estamos en la vidriera buscando algún sujeto que “nos haga el service” (sobre todo si estamos divorciadas, solteras o separadas)  y nos quite la sonrisa que ya esbozamos para la foto.



Si vamos por la calle y un hombre o más nos dicen algo como ‘sos tan linda’, ¡qué linda que sos!, o simplemente 'linda’, nosotros  distinguimos el tono de voz, la baba que corre por sus comisuras y  la mirada que trasluce que su única neurona se ha mudado al sótano y tiene forma de glande.  Nos da asco de solo escucharlo porque sus intenciones son tan obvias como su estado primitivo de consciencia.  Sin embargo, si algún sujeto nos escribe un mensaje, usando las mismas frases, queremos creer que de verdad nos está elogiando, aunque hayamos publicado una foto  con ruleros en la cabeza. De algún modo sospechamos, pero algún pájaro carpintero nos recuerda que ahuyentamos siempre a los hombres con nuestra desconfianza y con nuestra poca jovialidad para aceptar un verdadero elogio.  Tarde o temprano, los mensajes de texto, whatsapp o Messenger, se vuelven una postal del sujeto que intenta cautelosamente encerrar a la presa.

De algún modo, los mandatos machistas de la familia y de la sociedad, nos acostumbran a dormir nuestros instintos y nuestra intuición, a desconfiar de ella.  

Es fácil distinguir al cazador/depredador evidente que baja de la colina con sus binoculares y una escopeta al hombro.  La mayoría de los depredadores están encubiertos, visten buena ropa, son galantes y aparentemente educados, sonríen todo el tiempo y te endulzan el oído con aquello que saben que necesitas escuchar.

Las mujeres, como las lobas (según el libro de la escritora Clarissa Pínkola Estés), cuando estamos sanas psicológicamente, pensamos y sentimos desde el instinto y la intuición y nuestra sabiduría no viene de los conocimientos mundanos, sino del  río subterráneo y de herencias ancestrales.


Una loba sana puede oler las trampas de coyotes, detecta el rastro del cazador furtivo;  hay algo en el comportamiento del depredador que se acerca, que nos recuerda a algún otro amante o una mala experiencia. Tiene algo, en su voz, en su andar, en sus gustos, en sus palabras, en su forma de relacionarse que nos parece  familiar.  Pero como racionalmente no alcanzamos a saber qué es, entramos en el juego con precaución, porque nuestra mente nos dice que a lo mejor, esta vez, es un buen hombre y sus palabras son sinceras.  Buscamos aliados que confirmen nuestras sospechas o nos animen a avanzar: consultamos el I Ching, las runas, el libro del zodíaco y hasta hablamos con una amiga que nos dice que somos unas perseguidas.  Pero el zodíaco, las runas y el oráculo de turno, parecen estar de acuerdo con el instinto y aun así  decidimos esperar, darnos 24 o 48 horas para disfrutar de la ilusión y el espejismo.  Y si por alguna razón, dudamos, cuestionamos o intentamos desnudar las intenciones del admirador galante, éste nos tratará de hurañas, amargas y nos acusará de confundirlo con la persona equivocada.

A veces, los depredadores encubiertos tienen antecedentes, relaciones, entorno y contactos  que sostienen su fachada.  Suelen usar fotos con hijos, sobrinos o nietos para vender la imagen del hombre amoroso ocupado de su familia.  Intentan provocar ternura y que las mujeres conecten desde su instinto maternal con los ojos del o los niños de la foto y no con la mirada ambivalente del hombre que los abraza.

Si aceptáramos nuestra intuición y dejáramos que nuestro instinto de loba nos guiara, dejaríamos de perder el tiempo y nos ahorraríamos más de un dolor de cabeza y una temporada de corazón roto.


He conocido el amor a la distancia y he tenido amantes virtuales (mucho antes de que existiera Facebook e internet fuera accesible para todas las personas).  Tengo aún amigas y familia cósmica repartida por el mundo, con quienes jamás nos hemos reunido en persona y no sé si alguna vez pueda darles un abrazo real.  Son personas que están cerca de mi corazón, que están pendientes, con las que hemos compartido celebraciones y penas.  Nos hemos ayudado, acompañado, bendecido y encontrado a través de Puentes energéticos y afectivos.  Pero con todas esas personas hubo un denominador común, conectamos a través del corazón y el alma, conociéndonos desde adentro hacia afuera.  Tejíamos relaciones cuando los amigos epistolares (pen friends) sólo podían compartir una foto a través del correo postal.  Nos acercaba la poesía, la literatura, las redes de luz, las terapias holísticas o la buena voluntad.

Me encanta que me halaguen, después de todo soy una mujer terrestre.  Me encantaría compartir mi vida y mi camino con alguien con quien amemos sabiamente, respetuosamente y honremos y celebremos nuestra energía sagrada.  No busco a esa persona.  De algún modo, silenciosa y apaciblemente lo espero.  Sé que después de muchos años de soledad y después de tejer muchos puentes internos de sanación, mi corazón está listo para amar y ser amado, para vivir el buen amor y disfrutarlo. He dejado ese deseo en manos de Dios y sólo él me indicará cuando sea la persona indicada.

Pero ese buen amor, ese compañero, no golpeará a mi puerta o me enviará un mensaje para decirme lo linda que soy, será transparente en su mirada y en sus intenciones y será coherente con lo que dice, siente y piensa.

Por cierto, si un hombre, en verdad admira, celebra y disfruta relacionarse con una mujer inteligente, buscará la forma de seducir su inteligencia, de compartir actividades, intereses o pasiones, y por supuesto, encontrará el camino para susurrar y acariciar su corazón.

 

Susie

Susannah Lorenzo

08 de agosto de 2020




viernes, 7 de agosto de 2020

De ruleros y actitudes

(Esta publicación está inspirada en la reacción y los numerosos comentarios bonitos y elogios que recibió la foto de doña Florinda en el backstage de un vídeo de YuTube.  Gracias.)

Medio rostro maquillado, medio rostro al natural


El canal de YouTube nació como una excusa para ganar una beca.  Comencé a sembrar en él como una forma de difundir y educar sobre los productos de mi pequeña  tienda.  Creció como un proyecto de desafío personal, profesional y la decisión de aceptar y seguir las señales del Universo.

Para una perfeccionista como yo, hacer vídeos sin los recursos técnicos adecuados fue un aprendizaje intensivo de valerme solo de la intención, mi talento y mis pasiones.

En lo personal, fue una técnica de sanación más poderosa que la técnica del espejo, ya que los vídeos permanecen y se reproducen una y otra vez. 

Muchas veces, cuando tengo que recomendar algún contenido, me toca reproducir mis propios vídeos.  A veces me sorprendo del desparpajo, la soltura o lo bien que está armado un vídeo.  Más de una vez, ni siquiera recuerdo cómo fue que ‘me dictaron’ reflexiones profundas que no podría repetir de la misma manera por segunda vez.  


Otras veces, encuentro defectos en la edición, en mi apariencia, en mis lugares comunes al hablar o muletillas que podría haber evitado.  Llego a ser tan cruel conmigo misma, que me pregunto cómo pude algunos días decidirme a grabar a pesar de mis ojeras o mi apariencia de entre casa.

Hay videos a cara lavada, hay vídeos en los que me he maquillado solo para la audiencia de YouTube y hay otros en los que simplemente he grabado después de una larga jornada de trabajo.

Para mí, el maquillaje es un manifiesto, una celebración y una declaración al Universo.  

Sin embargo, la cara lavada es un acto de rebeldía ante quienes buscan luces de neón, estuches vistosos y espejitos de colores.  Es también la valentía de mostrar mi esencia, mis emociones y mi alma, sin disfraces ni velos.  Es mi forma de decir: ‘me siento a gusto y sé que si estás aquí es porque mi voz y mi mirada pueden más que un labial o una máscara de pestañas’.

 


Susie©

Susannah

Madrugada 07 de agosto 2020

(Intencionalmente, la mitad de mi rostro está maquillado y con el pelo después del look Doña Florinda.)








sábado, 1 de agosto de 2020

De emisarios y fracasos

Dios ya me conoce, sabe que sigo padeciendo cada vez que necesito ayuda y que aunque esté en modo bajo consumo y con dieta de guerra, no pido ayuda explícitamente ni puntualmente a ninguna persona.  No es orgullo, como me dijo alguna vez un sacerdote; es que vengo de malas experiencias en la vida e historias familiares, donde generalmente, además de dar explicaciones de por qué una necesita ayuda, hay que rendir cuenta de cómo y en qué gasta la ayuda y estar dispuesta a recibir precisas instrucciones de qué hacer con nuestra vida, porque el que ayuda, se adjudica derechos de intervenir e interferir.



Por eso, cuando Dios me ve ahorrando energías y haciendo equilibrio para seguir trabajando, envía algún emisario: un amigo, un conocido de las redes, un desconocido o un alma caritativa que pregunta un día cualquiera si estoy bien, si necesito algo, o se ofrece a compartir una charla y unos mates.

Suelo decir que 'no' en la primera instancia, es que siempre creo que yo voy a poder resolver todo o que Dios proveerá (aunque ese 'Dios proveerá' sea dentro de mis expectativas de realidad).  Tarde o temprano, recuerdo el chiste del sacerdote que murió ahogado en el campanario de la iglesia, cuando todo el pueblo se había inundado, porque rechazó las tres barcas que pasaron a rescatarlo, convencido de que Dios iba a salvarlo (a su manera, a la manera que el sacerdote esperaba). Entonces, escribo un mensaje o hago una llamada y digo: si, necesito una charla y unos mates.

A veces, somos tan bendecidos que el emisario lee entre líneas, entonces, cuando una le pide humildemente a esa amiga paciente si puede traer unas tortitas para el mate, ella entiende todo en una sola oración y en vez de tortitas, trae pan de salvado (del que me hace bien) y mermeladas y caseras, y deja en la alcancía de la Virgen, suficiente dinero para comer bien unos cuantos días.

Y esa ayuda, los billetes generosos, la merienda consciente de mis problemas de salud y la libertad de elegir qué comprar con su contribución/caridad, no sólo ayuda a que mi cuerpo se recupere sino que me llena el corazón de luces y esperanza y restituye mi dignidad.



Cuando las personas ayudan, generalmente, traen una bolsa con lo típico: arroz, fideos, aceite, azúcar y yerba.  No importa si eso que trae la bolsa es bueno o perjudicial para la salud de la persona, 'si es pobre y tiene hambre puede comer cualquier cosa'.  Además, llevando mercadería la gente 'se asegura' de que la persona no 'malgastará' el dinero o realmente usará la ayuda para cosas importantes.

Solo quien ha pasado hambre o ha sobrevivido en modo dieta de guerra, sabe el valor que tiene una buena comida, un 'exceso permitido' de algo que compense tanta carencia y tanta privación.  Ese gasto extra, esa comida abundante y rica, se vuelve un regalo para los sentidos y nos llena de esperanza de que si lo seguimos intentando, volverá a suceder pronto.  En cambio, si uno continúa a sopa y pan todos los días, para alargar la duración del dinero recibido, hay un desgaste, un agobio y una desesperanza de sentir todos los días la misma miseria.  

Tal como dicen las leyes energéticas y los gurúes de la nueva era, para dejar de ser pobre hay que dejar de pensar y vivir como pobre.  Se hace casi imposible cambiar la vibración cuando uno come mal, duerme mal y su cerebro funciona en modo reducido por la mala alimentación.



Yo también, a pesar de conocer la carencia y la pobreza, muchas veces juzgo y cuestiono (hábito adquirido desde pequeña).  Cerca de la verdulería donde compro, hay un asentamiento de 'ranchos' de adobe, plástico, chapa y trapos.  Están colgados de algún cable de electricidad sin medidor, tienen antena de Direct TV y cuando van a comprar al mismo lugar que yo, compran cerveza.  Los días en que estoy amarga y negativa, se me sale la prejuiciosa de cuna; parte de mi juicio surge de la frustración de que yo no tengo televisor ni servicio de televisión para ver películas, y parte de mí, cuestiona, como lo haría toda mi familia, que compren cerveza todas las semanas, cuando muchas veces piden huesos para la sopa, gratis en la carnicería.

Tenemos diferentes niveles de consciencia.  El hombre que siempre compra cerveza o la manda a comprar, va siempre por el barrio de buen humor, ofreciéndose para hacer changas y charlando con los vecinos, con una sonrisa bien puesta.  Si me miro en la vidriera, suelo ir con el ceño fruncido, preocupada por los números rojos, la conexión precaria de electricidad y dirimiendo entre comprar algo rico para un día o comprar a lo pobre para tres días.  Así como yo no estoy en sus zapatos rotos y gastados, y no sé lo que siente ni cómo vive detrás de las paredes de adobe y las chapas oxidadas; del mismo modo, quienes me juzgan o evitan ayudarme o acercarse en mis malas épocas, tampoco saben cómo me siento, cómo vivo y qué necesidades físicas, emocionales y afectivas puedo llegar a tener.


Cuando una persona se siente feliz, hace algo que la pone contenta, se permite disfrutar, se siente digna, respetada y valorada, es probable que pueda más fácilmente cambiar su vibración y su forma de mirar la vida.  Entonces, cuando una cambia la forma de mirar la vida, todo se pone más bonito.

Soy mujer de decisiones drásticas con poca resistencia para las agonías.  En mi trabajo y en la vida, prefiero calidad y no cantidad, prefiero intensidad y profundidad y no luces de neón.  En la vida y en mi salud, prefiero calidad de vida y no cantidad de días.  Estoy convencida que cada cosa que hago para disfrutar y vivir bien este día que me toca, me dará más chances de tener un buen día mañana.  Como mujer con enfermedades crónicas, una aprende a valorar el presente, el momento sin dolor, el instante de placer, las sensaciones que sanan y las emociones que alivian.

Soy una niña esponja viviendo en una mujer de casi 56, un ser hipersensible con memorias ancestrales de las estrellas, una burbuja de energía con radares activos que alcanzan confines geográficos que ni yo reconozco; una machi llena de intuición y sabiduría de la madre tierra que sabe qué tisana recomendar; un templo donde Dios elige predicar sus mensajes; una brisa de ruda y flores silvestres que dejan rastros de bendición y abundancia en cada sitio que pisa; un remanso, un refugio, un poema, un puente y un faro en las tormentas.



Solo Dios sabe todo lo que intento, todo lo que hago y todo lo que dejo de hacer para aprender a fluir con la Abundancia del Universo.  Seguramente, aún no comprendo cuál es la lección y por eso vuelvo una y otra vez a la misma situación, en diferentes grados y con diferentes dificultades.

Como mujer que ha pasado sus casi 56 años con síndrome de Madre Teresa con injerto de Mujer Maravilla, no poder ser autosuficiente, y valerme por mi misma sin tener que pedir ninguna ayuda, se parece bastante a tener una falla cósmica que me impide conseguir para mi misma lo que se me da fácil para ayudar a los demás.

Si estás cansado/a de leer sobre mis miserias, dificultades económicas y otras vicisitudes, entonces quizá, deberías dejar de seguir mis perfiles en las redes sociales. 2019 fue difícil, muy difícil.  Mi vida nunca fue fácil, y 2020 no parece muy prometedor cuando está por comenzar agosto.

No exijo ni espero ayuda específicamente de ninguna persona en particular.  Cuando pido ayuda, lo hago al universo, a Dios y a mi Ángel de la Guarda.  Se que Él, en su infinita sabiduría elegirá los emisarios correctos; he aprendido a trascender el mensajero.

Como dice una de mis frases por ahí, 


'Pedir públicamente ayuda es no solo un acto de Fé, sino una valentía absoluta para buscar a Dios en rostros humanos.'



Gracias a quienes colaboran de forma anónima.
Gracias a quienes escriben para preguntar cómo pueden ayudar.
Gracias a quienes con su cariño y sus bendiciones, soplan vientos Alisios en mis velas gastadas.
Gracias a quienes difunden, comparten, comentan, comprenden y valoran mi tarea.
Gracias a quienes celebran mis dones y talentos.
Gracias a quienes aceptan ser emisarios de Dios.

Susie
Susannah

La realidad sin anestesia:

  • Números rojos: mejor no los contamos.
  • Meses de alquiler pendientes: junio, julio y agosto.
  • Servicios pendientes: junio, julio y agosto.
  • Situación del medidor de electricidad: aún sin resolver.
  • Garantes disponibles para generar un contrato de alquiler: 1
  • IFE (Ingreso familiar de emergencia): lo he recibido, pero no es como confunden los medios, se ha pagado cada dos meses (el sistema tarda dos meses en procesar todos los pagos y todas las semanas está anunciando algún calendario para confundir a la gente). Cada IFE de 10000 ARS me alcanza solo para un mes de alquiler y alguna boleta de servicios. (no siempre completa)
  • Si vendiera todo lo que tengo en stock (pequeña tienda y libros) y mantuviera un ritmo de ventas mensual, podría comenzar a ordenar los números.
  • Aunque mis vídeos en YouTube monetizan, aún no llego a USD 100 para poder comenzar a cobrar.  Como la situación económica y de salud ha estado complicada y aún no tengo internet en la computadora, la frecuencia de vídeos ha disminuido y por ende el tráfico también.


Nota adicional:
Intento, pruebo, trabajo, aprendo, leo, investigo, medito, hago terapia conmigo misma y busco siempre expandir mi consciencia y saltar de mi zona de confort. Si hubiera descubierto la manera de lograr que la Abundancia fluya constantemente en mi vida, ya lo hubiera hecho.  Como siempre digo y escribí más de una vez, si hay por ahí algún coach, maestro o terapeuta que está 100% seguro de que su método funciona, lo desafío a que lo aplique conmigo y con gusto retribuiré el favor cuando la Abundancia y Yo logremos ser una con el Universo.





I m p o r t a n t e





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