¿Por qué nos sentimos peor cuando comenzamos un proceso de sanación emocional y energética?
Esta foto es la perspectiva desde mi cama, donde reposo esperando a que mi cuerpo se alivie con respiración, amor y descanso.
Ayer comencé una nueva ronda del Método MIR.
Anoche hice una sesión con mi Yoni egg de obsidiana.
Esta mañana amanecí con mucho dolor en la baja espalda y la garganta inflamada.
Eso es señal que ambas Terapias Holísticas han dado en la tecla. Mi cuerpo y mi sistema están expresando mis emociones reprimidas y están intentando desbloquear la energía estancada en el primer chakra y en el quinto chakra.
Nada es casual.
Desde que conocí el dolor crónico a los 11 años con el despertar de mis órganos femeninos, mi vida fue un cocktail de analgésicos y antiinflamatorios. Esa ingesta de fármacos aumentó cuando en plena adolescencia tuve un accidente que afectó mis cervicales . Capítulo aparte merecen los anticonceptivos que me recetaron a los 14/15 años para controlar mis periodos menstruales en una endometriosis mal diagnosticada.
A partir de los 40 mi sistema dejó de tolerar muchos fármacos y comenzó mi viaje personal de sanación Holística.
Le he exigido tanto a mí cuerpo... Le he pedido que trabaje con dolor nivel 12 en escala del 1 a 10. Le he pedido que trabaje con hemorragias, hipertensión o con anemia y debilidad extrema.
Le he exigido dormir un par de horas o pasar muchas noches sin dormir para sumar trabajo e ingresos.
Le he pedido que realice las labores de Madre, Padre, profesional, mecánico, gasista, pintor, changarin, y otros oficios.
Le he exigido que trabaje como hombre y que reprima sus sentimientos y necesidades de mujer.
Me he sentido orgullosa de ser la mujer Maravilla y criar a mis tres hijos sola.
Hasta que un día, a los casi 50, mi cuerpo se rompió por dentro y dijo basta, y no hubo manera de seguir exigiendo.
La sanación Holística es un largo proceso, proporcional al tiempo en que se tarda en gestar el desorden emocional o la antigüedad de la herida o trauma desatendido.
Suele suceder que cuando comenzamos alguna terapia Holística nos sentimos peor. Eso es bueno, porque hemos dejado disfrazar el síntoma, porque estamos dejando que el cuerpo se exprese y se libere. Si no lo hacemos, habrán otros síntomas y otras enfermedades.
El dolor crónico, la fatiga crónica, las enfermedades crónicas, las enfermedades autoinmunes son solo el espejo de emociones y heridas desatendidas.
Muchas veces, miro el sol por la ventana, desde mi cama, mientras trabajo con mi pequeño celular o escribo en el Bloc de notás digital, para luego compartir una publicación. Espero también a que el frío ceda dentro del departamento hiperventilado.
Son las 14:19 y aún no comienzo con la lista de pendientes.
Sin embargo, este tiempo dedicado a respirar, hablar con mi cuerpo, mis células y mis órganos amorosamente, me sirve para que luego el tiempo sea más productivo y pueda disfrutar de una bonita tarde.
Solo Dios sabe.
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