jueves, 17 de noviembre de 2022

La chica de los globos azules



En realidad, desde que era una niña pequeña, fui siempre la chica de los globos negros y grises.  Me sentía segura y a salvo con ellos porque era lo único que conocía y porque había aprendido que si tenía globos demasiado bonitos, me los podrían quitar.  Estaba convencida de que los globos de colores eran para otros niños, otras adolescentes, otras mujeres; así como esos globos que flotan en el aire y que yo nunca pude disfrutar.  Crecí creyendo que la magia de los cumpleaños y la magia de la navidad era algo que sucedía en las películas o en la vida de personas que jamás querían compartir conmigo.  ¿Quién quiere jugar con una niña triste que solo lleva globos grises y negros?



En inglés, la palabra azul (blue) simboliza tristeza y melancolía.


Alguna vez, en mi adolescencia, leí un poema sobre una rosa azul.  Era un texto precioso que alguien había dedicado a su hijo con capacidades diferentes, porque una rosa azul es algo tremendamente misterioso, bello  y único.  Yo me esforzaba por tener globos azules, amaba ese color, pero mi mano seguía aferrada siempre a los globos negros y grises y los defendía como si ellos fueran parte de mi identidad.

Aunque no lo creas, me llevó más de 50 años reconocer, aceptar y comprender, que nadie me regalaría los globos de colores; que yo debía comenzar a cambiar uno por uno mis globos sombríos, soltar cada globo, dejarlo ir y así poder sujetar un nuevo globo diferente a todo lo que había en mi corazón.




Te comprendo, me he sentido igual, casi toda mi vida.  Tienes miedo de soltar todos tus globos negros y grises de una sola vez.  Tienes miedo de quedarte con la mano vacía, adormecida de sujetar con tanta fuerza tus heridas, sombras y fantasmas.  Te dices una y otra vez, que los soltarás cuando tengas la certeza y la promesa garantida de que recibirás globos de colores que nadie te quitará, que no se pincharán y jamás perderán sus colores.  No existe tal garantía.  Los colores cambian, se destiñen, se manchan con la lluvia y el barro de las tormentas.  Algunos globos se desinflan cuando el calor del verano lo agobia.  Otros globos se pinchan cuando pasamos junto a alguien que se rodea de espinas para no ser dañado.  Nada es para siempre y menos aún un puñado de globos.  Y en eso radica la aventura y el asombro: disfrutar de los globos que hoy tenemos y soltarlos cuando es necesario para recibir otros nuevos, quizá algunos dorados y plateados, quizá algunos con estampas divertidas.

Por eso, si me ves ofreciéndote uno de mis globos de colores, es porque estoy abriendo mi corazón para ti, porque sé que puedes y necesitas conocer la alegría de contemplar un color nuevo en tu vida; porque sé que las heridas duelen y pesan, pero también sé que hace falta valentía y decisión para comenzar a sanar.

Si has pedido ayuda a Dios, quizá este globo que te ofrezco sea parte de Su respuesta.  Yo sé que esperas a que mágicamente tus globos amanezcan coloridos y tus ropas sean maravillosas y brillantes de un día para otro.  La vestimenta y los colores de tu corazón, cambiarán cuando seas capaz por fin de soltar tus globos sombríos y aprendas a inflar con tu aliento sagrado nuevos globos con colores jamás soñados.  Cuando lo haces, te lo aseguro, sientes tan liviano tu corazón, que puedes flotar junto con tus globos fantásticos por encima de turbulencias y limitaciones.




Tengo un globo de un color nunca visto.  ¿Lo aceptas?

Susannah Lorenzo©

Tejedora de Puentes

jueves, 3 de noviembre de 2022

Manifiesto de Amor III

Artista: Katja Perez


Ya no quiero padecer, sufrir, dejar de respirar, reprimir emociones, cuidar mi intensidad, guardarme las palabras que quiero decir o los besos que aletean en mis labios.

La vida es hoy.

Quiero un buen amor, un amor bonito, un amor sagrado, un amor libre y un amor compartido.

Ya no quiero esperar a quien no quiere llegar, ya no quiero sentir culpa por un pasado que ya nadie recuerda, ni quiero sentir vergüenza por amar intensamente y ser sensible hasta en la punta de mis pestañas.

La vida es hoy.

Quiero amar a un hombre que me ame, que me quiera en su vida y que quiera ser parte de la mía; que no se sienta intimidado o abrumado por mí, que no necesite esconderme de su entorno y que tampoco se esconda de mí.

Quiero que mi corazón se abra y palpite en el Amor, sin calcular, sin medir, sin especular y sin anestesiar.

Quiero un hombre que baile conmigo cuando estemos vivaces y alegres y que pueda permanecer abrazado en silencio cuando tenemos un mal día.

Quiero un hombre que pueda ser honesto conmigo y consigo mismo, que viva en la verdad de quien nada oculta y nada teme; y que pueda sostener en actitudes lo que dice y lo que siente.

Artist: Sophie Wilkins


No quiero un mar de excusas ni una avalancha de promesas justificando la ausencia y el silencio.

La vida es hoy.

Quiero un hombre a mi lado con quien me sienta lo suficientemente segura para dejarme cuidar, pero que también sea vulnerable para dejarse cuidar.

No quiero un hombre que crea que un momento de placer justifica cien años de soledad. 

Ya no tengo edad para melodramas, telenovelas o agonías prolongadas.

Estoy en una edad en la que tengo más pasado que futuro.  Ya no puedo remediar el daño que hice, pero sí puedo sanar el daño que me hicieron y así evitar volver a dañar a las personas que amo.  Ya no puedo cambiar los recuerdos propios ni ajenos, pero sí lo que elijo hacer con ellos.

Ya no quiero estar lejos del mar porque tenga síndrome de Alfonsina Storni.  Ya no quiero ser la eterna poetisa abanderada del romanticismo triste.

Para escuchar (Vivir sin ti)

 


Quiero ser la contadora de historias que dibuja y vive realidades mágicas y deja un rastro de alegría y polvo de estrellas por donde quiera que pase.

Quiero sentirme plenamente viva hasta el último día que habite este cuerpo y este planeta.

Por eso, en un acto profundamente egoísta, elijo ya no cargar herencias amargas, ni solidarizarme con quienes habitan el caldo de sus penas.  Elijo sacudir el espiral de energía que me rodea para que todos los asteroides inertes que se quedan en mi orbita, salgan a buscar otras galaxias.

Soy una Tejedora de Puentes y como tal, celebro los vínculos que se cuidan amorosamente como un jardín; creo en los puentes que se transitan de ambos lados y se sostienen con la atención consciente y plena; creo en las relaciones que se disfrutan y se acunan para que puedan crecer y acompañar nuestra propia evolución personal.

No soy mujer de las que se quedan y disfrutan como mártires la espera sacrificada que pone en pausa sus vidas.

Soy mujer de las que se van.  Me voy de los lugares donde ya no soy celebrada ni esperada; me voy de las vidas donde hay más daño que ofrenda; me voy de los lugares donde no puedo ser libre; me voy de las vidas donde no hay tiempo ni espacio para mí; me voy de los lugares donde los recuerdos caminan como fantasmas por las calles y rincones, recordándome momentos que ya no volverán; me voy tan lejos como sea posible, allí donde la distancia geográfica justifique las ausencias.



No hay nada que pueda o deba hacer para que las personas que amo, sanen; solo ellas pueden elegir cómo y cuándo sanar.

No hay nada que pueda hacer para que las personas que amo, me amen como  yo necesito o para que se sientan felices de ser amadas del modo que las amo.

Solo puedo elegir amarme, respetarme y honrarme. 

Solo puedo elegir sanarme cada vez más profundo; hasta que el espiral de luz y energía a mi alrededor, sean tan amoroso y brillante que pueda bailar junto a otros espirales, creando una onda expansiva de luz, amor y alegría.

Parece irónico, habiendo tanta gente que nunca fue bien amada, y una aquí, amando a la persona equivocada.

Susannah Lorenzo©

Puedes disfrutar la lectura en voz alta de este texto en mi canal de YouTube, con edición audiovisual en vídeo.

Para escuchar: (Cuídame)


PD: a partir de ahora voy a ser Culpable