Las memorias pueden registrarse en nuestro sistema en diferentes formas y colores; algunas se agrupan por aromas, otras por datos concretos como fechas y aniversarios y unas pocas se activan con un estado del clima, una sensación física de un momento casi idéntico en otro punto del calendario.
Como un hilo conductor invisible, hay un arroyo subterráneo
que dormita en el olvido forzado, ese que nos permite disfrutar el presente a
pesar de las incertidumbres y las tragedias.
Bastará una gota, un segundo, un parpadeo y el arroyo
podrá desbordarse creando cascadas de emociones que pujan por tener su
protagonismo.
Entonces, alcanza con un día de invierno anticipado en
un otoño que aún jugaba a ser verano; un par de noches bajo mantas que no logran
disimular las corrientes gélidas en las ventanas imperfectas; la memoria intacta de tiempos inciertos y una
vida comprimida en valijas y cajas.
Imprevistamente y sin aviso, los fracasos se
multiplican en efecto dominó; son días en que las bendiciones parecen no bastar
y una siente que todo el esfuerzo y el esmero no ha sido más que un pasatiempo
sin huella aparente allí donde se cuecen los logros y méritos.
Las matemáticas se convierten en cálculos tiranos que
tamizan todo con la inescrupulosa frialdad de cifras con más pena que gloria.
Hay un cuco que asoma en la puerta entreabierta de un
ropero en desgracia, hay una pesadilla bajo la cama que acecha en las noches de
insomnio; una juega a ser adulta y a vivir en positivo, pero el calendario
anuncia sin piedad un vencimiento que se acerca con estos días de invierno.
Hace casi tres años, desde una actitud terriblemente
derrotista, renunciaba a todo proyecto personal y profesional, asumiendo mis
fracasos como única constante de una vida marcada por carencias, pérdidas y
desaciertos. El nuevo destino fue
elegido desde un listado de ciudades liberadas de restricciones para la
pandemia de turno. Ya no tenía sueños ni esperanzas, no había
planes fantásticos ni alegrías agazapadas a la vuelta de la esquina.
En una rara combinación de días grises y memorias
grabadas en los huesos, todas las emociones se agolparon para dejarme abatida
como entonces. No soy la misma, eso
creo, siento que he aprendido, sanado y transformado mucho dentro de mí. Aún así,
no ha habido grandes mejoras en la vida tangible y cotidiana, no hay
estabilidad económica y tampoco proyectos que florezcan anunciando tiempos
mejores.
Aunque descosa mi mente y estruje mis ideas hasta
trenzar lo imposible, no tengo respuestas ni certezas, no tengo recursos para
planear ni siquiera mi vida durante el fin de semana. He hecho todo lo que estaba a mi alcance y
más en estos tres años, he sembrado con pasión, con amor y con dedicación; he
cultivado mis dones y talentos y he creado contenidos en diferentes formatos y
plataformas.
Estos días sin sol (aparente) me invitan a la
comparación inevitable:
- la hostilidad que parecía expulsarme de los
lugares hace tres años no es parte de mi vida ahora; a cambio hay una paz
cotidiana, una calma que viene de la invisibilidad y la indiferencia, como si
hubiera estado a salvo en una burbuja atemporal.
- En aquellos tiempos seguía buscando excusas
para morir, razones para desvanecerme sin dejar rastro; hoy en cambio, busco
razones para permanecer, disfrutar y vivir siendo quien Soy en verdad.
- Hay una confianza desmedida en Dios y en mi
misma que me sostiene aún en los días más difíciles.
Según el diccionario de sinónimos:
Desmedida:
desmesurada / enorme, gigantesco.
Siento que este año es una verdadera prueba de fe y de
confianza, esa fe basada en la certeza de que Dios todo lo puede, aunque no
haya una sola evidencia de que estaré a salvo dentro de dos meses.
Confío en ese Dios que llega con sus huestes en el
último instante en que la daga parece caer sobre nuestra cabeza; creo en ese
Dios que orquestó fuerzas mágicas para levantarme en vilo de la arena de los
leones hace tres años atrás y me depositó en una coordenada diferente con la
misma facilidad con que se desliza una pluma.
Confío en mi siembra, en cada una de las semillas, en
todo el amor puesto en mi trabajo. Creo
en que tanta inspiración Divina no puede quedar adormecida en archivos que
nadie consulta; confío en que todo es energía y en el momento propicio serán
más lectores que libros y las semillas se multiplicarán en el don de la palabra
leída. Confío en que Dios me sostiene
aquí en esta dimensión con un propósito que no alcanzo a comprender desde mi
mente estrecha.
He dejado de responder preguntas, porque no tengo
respuestas diferentes y porque ya no quiero justificarme como si estuviera
fallada o fuera un fracaso andante. He
dejado de medirme con otras personas y de comparar mis logros en base a
realidades diametralmente diferentes.
Puede que muchas personas hayan dejado de confiar en mí
porque no puedo diagramar mi vida en una planilla de cálculos. Esa es una
medida de confianza que cotiza demasiado en la bolsa de valores de la
vida.
Creo que la verdadera confianza es esa que Dios
sostiene cada día, cuando apuesta su Voluntad y Gracia Divina para encomendarme
sus mandados y considerarme una digna mensajera de su palabra.
Creo que la verdadera confianza es esa que Dios me pide
cada día, cuando me dicta renglones que nadie parece leer y me invita a
disfrutar la gloria de sus cielos, aún cuando el sol parece esquivo.
Siento que la verdadera confianza es esa que hoy no
tengo, porque las estadísticas de mis tiendas y mis plataformas de difusión no
me permiten elegir cómo vivir mi vida; y sin embargo, sé que quizá mañana o dos
días después, mi cielo interior se despeje y Dios me recuerde que siempre hay
un milagro disponible para el corazón que cree.
Me he pasado la vida juzgándome y permitiendo que otros
me juzguen; teniendo conversaciones mentales o reales para justificar mis
errores y fracasos; intentado lograr aquello que me haría sentir aceptada y
celebrada; buscando encajar en sitios donde nunca pertenecí; guardando silencio
para no despertar demonios ajenos y ocultando mis colores para no ofender
corazones grises.
Soy, por así decirlo, una aprendiz tardía que
experimenta lo que significa vivir como una Hija de Dios. Siento que mientras más me acerco a Él, más
lejos estoy de otros seres humanos y eso a veces me entristece. Con Dios puedo ser tal como soy, conoce mis
miserias y mis bendiciones, mis defectos y mis virtudes, y aún así me ama
incondicionalmente y me alienta a continuar sin disimular nada de mi esencia.
Una aprende a mantener distancia con las personas que
ama, porque sabernos la causa de su decepción, su preocupación o su angustia,
no hace más que multiplicar el desánimo y la desconfianza. En el fondo, de eso se trata todo, el buen
amor confía. El buen amor confía en que
la persona podrá superar todas las dificultades siendo así como es, con sus
dones y talentos, con sus debilidades y fortalezas. El buen amor confía en que Dios le dará a esa
persona amada las oportunidades necesarias para encontrar Su propio camino sin
necesidad de renunciar a la alegría de Ser.
En esta tarde gris, me doy permiso para sentirme
abatida, abrumada, triste y llena de desesperanza. Hoy me permito acumular ganas de todo eso que
me gustaría hacer y no tengo recursos para llevarlo a cabo. Llueve afuera, llueve aquí dentro en el
corazón y hasta una mueca de sonrisa se convierte en un esbozo de lágrima. Me encantaría que fuera una lluvia de
milagros y bendiciones, de semillas florecidas y frutos cosechados, de placeres
permitidos, de alivios inesperados y de almanaques sin vencimientos.
Pero hoy es hoy, aquí y ahora y tengo demasiadas
razones para sentirme extenuada. Sólo
Dios sabe y con eso me basta. Hoy la incertidumbre me acosa y me vence con sólo
insinuarse; pero aún así, he aprendido a confiar, de forma desmedida, en que
una mañana, sin razón aparente sonreiré nuevamente y aún el milagro más pequeño
creará cielos de colores.
Susannah Lorenzo /Tejedora destejida
12 de abril de 2024
Puedes descargar mi Hoja de Ruta y Catálogo de
Publicaciones en
este enlace
Email: puentesenvuelo@gmail.com
Website: https://susannahlorenzo.wordpress.com
Tienda
desde Argentina: https://susannahlorenzo.empretienda.com.ar
Tienda
Internacional: https://tiendasusannahlorenzo.company.site/
Canal
principal de YouTube
No hay comentarios:
Publicar un comentario