domingo, 12 de agosto de 2012

Sobre nombres y apodos


Me llamo Margarita Susana pero nunca me llevé bien con el primer nombre.  En la provincia donde nací, San Juan, siempre fui “la Susy”, artículo incluido, costumbre propia del lugar.  “La Susy” era la “regalona” (mimada) de muchos por ser la única mujer entre primos y hermano varón en la familia de mi madre.  Supongo que la familia de mi padre copió la forma de llamarme y así quedó en mi primera infancia.


Con la escuela llegó eso de pasar lista por el apellido y el primer nombre, o sea, que pasé a ser “Lorenzo, Margarita”, cosa que detestaba todos los días escolares.  Cuando hice segundo año de la secundaria en Buenos Aires, aprendí que se podía jugar con ese nombre que no me gustaba, total, los profesores y preceptores nada entendían (diría que no les importaba) sobre el valor que tiene un nombre en la persona.  Entonces, durante el resto de la escuela secundaria fui Mara, Maggie, Meg y cualquier cosa que alivianara mi primer nombre.

Fuera de la secundaria y ya en la Universidad decreté que era solamente Susana Lorenzo y así figuró en contratos, tarjetas de presentación, cuentas de banco y recibos de sueldo.  Tanto fue lo que insistí con eso que mucha gente aún cree que Susana es mi primer nombre.

Larga introducción para esta reflexión sobre el poco tiempo que se toma la gente para averiguar cómo queremos que nos llamen.  Desde la generalización, banalización y abuso de ciertas palabras para tratarnos “cordialmente” desde el otro lado del mostrador: negrita, mamita, negri, mi amor, negra, corazón, linda y alguna que otra palabra que ahora no recuerdo.

Está la atención al público de manual, típico de empresas como Movistar (de telefonía celular) o telemarketing, que enseñan a medias las reglas básicas a sus empleados/as.  Entonces te llaman con su discurso de manual, de memoria y sin posibilidad de improvisar o mejorar la comunicación:
Ellos: ¿Hablo con la titular de la línea?
Yo: Si, Susana Lorenzo.
Ellos: Buen día Margarita, le llamo porque según figura en su estado de cuenta Margarita…

Claro, como las reglas de atención al público dicen que es importante tratar al cliente por su nombre, mencionan mi primer nombre cada cinco palabras sin registrar jamás que me molesta cosa semejante.

Y después está lo que me sucede en el lugar donde vivo, un pueblo con aspiraciones de ciudad.  Menciono esto, porque quizá, esta cultura de pueblo sea la que justifique el uso excesivo de Susi.  Será que estoy confundida, pero yo creo que los diminutivos, los apodos o las formas “cariñosas” de llamar a alguien, son algo que tienen que ver con la confianza, el cariño, la amistad, que se yo, con el permiso que uno le da tácitamente a alguien para que nos llame como se le dé la gana.  No sucede esto con el resto de la gente.  Me encuentro con personajes o gente con la que sólo trato por trabajo o por relaciones personales indirectas, que me llaman tranquilamente Susi.  Entonces, escucho cosas como:
“Quedamos así Susi.” 
“¿Cómo andás Susi?”
“Hooolaaa Suuussi.”

Además de las variantes del diminutivo, está el uso indebido de “teacher”, como soy profesora de inglés, muchos piensan que queda mejor decirme “¡Hola teacher!” aunque les explique cien veces que esa no es la forma correcta de dirigirse a un profesor en inglés.

Resumen: hace mucho tiempo que nadie me llama Susana, tanto tiempo que opté por llamar a mi Blog, Susie íntima o Susie cotidiana.

La gente está tan acostumbrada a esta mala costumbre de no prestar atención, que cuando uno está frente a un curso o un alumno y le pregunta “¿Cómo te llamás?”, te responde con el apellido y el primer nombre.  Yo siempre pregunto cuál es el nombre que les gusta o con el que siempre los llaman, y hago una marca para recordarlo, eso les llama la atención y les parece raro.

Hay un montón de razones para respetar el nombre de las personas, podríamos hablar de vibración, de culturas indígenas y el significado de los nombres, podríamos hacer todo un estudio sobre lo que el nombre invoca y provoca.  Pero eso es tema de otro post.  Yo creo que estaría bueno, escuchar, mirar, respetar y dejar de suponer qué es lo mejor para el otro.

Conclusión:
No me llames “mi amor” si estás lejos de amarme.
No me llames “corazón” si estoy lejos de habitar tu corazón.
No me llames “reina” para hacerme sentir importante, si la única razón por la que no usás mi nombre, es para no confundirte cuando estás con otra.
No me llames “Susy” a menos que nos una amistad, afecto profundo o yo tenga ganas de que me digas así.
No me des nombres con “gordita”, “gordi”, “linda”.  Prefiero que me nombres con una palabra que sólo exista para mí.



viernes, 10 de agosto de 2012

About pain












Tips for dealing with people in pain


1. People with chronic pain seem unreliable (we can’t count on ourselves). When feeling better we promise things (and mean it); when in serious pain, we may not even show up.

2. An action or situation may result in pain several hours later, or even the next day. Delayed pain is confusing to people who have never experienced it.

3. Pain can inhibit listening and other communication skills. It’s like having someone shouting at you, or trying to talk with a fire alarm going off in the room. The effect of pain on the mind can seem like attention deficit disorder. So you may have to repeat a request, or write things down for a person with chronic pain. Don’t take it personally, or think that they are stupid.

4. The senses can overload while in pain. For example, noises that wouldn’t normally bother you, seem too much.

5. Patience may seem short. We can’t wait in a long line; can’t wait for a long drawn out conversation.

6. Don’t always ask “how are you” unless you are genuinely prepared to listen it just points attention inward.

7. Pain can sometimes trigger psychological disabilities (usually very temporary). When in pain, a small task, like hanging out the laundry, can seem like a huge wall, too high to climb over. An hour later the same job may be quite OK. It is sane to be depressed occasionally when you hurt.

8. Pain can come on fairly quickly and unexpectedly. Pain sometimes abates after a short rest. Chronic pain people appear to arrive and fade unpredictably to others.

9. Knowing where a refuge is, such as a couch, a bed, or comfortable chair, is as important as knowing where a bathroom is. A visit is much more enjoyable if the chronic pain person knows there is a refuge if needed. A person with chronic pain may not want to go anywhere that has no refuge (e.g.no place to sit or lie down).

10. Small acts of kindness can seem like huge acts of mercy to a person in pain. Your offer of a pillow or a cup of tea can be a really big thing to a person who is feeling temporarily helpless in the face of encroaching pain.

11. Not all pain is easy to locate or describe. Sometimes there is a body-wide feeling of discomfort, with hard to describe pains in the entire back, or in both legs, but not in one particular spot you can point to. Our vocabulary for pain is very limited, compared to the body’s ability to feel varieties of discomfort.

12. We may not have a good “reason” for the pain. Medical science is still limited in its understanding of pain. Many people have pain that is not yet classified by doctors as an officially recognized “disease”. That does not reduce the pain, – it only reduces our ability to give it a label, and to have you believe us. 

‎( THANK YOU! Tanya IH Mathis) 

Taken from:

viernes, 3 de agosto de 2012

Feliz No Cumpleaños


Una de las cosas que más me impactaron cuando leí por primera vez “Alicia en el país de las maravillas”, fue la celebración del No Cumpleaños.  Me encantan los regalos, pero no sólo recibirlos, me siento fantástica y me pone las pilas regalar.  Me encanta comprar regalos porque si y sorprender a las personas que amo.

Será por eso que me puso de buen ánimo tener la tarea de repartir pack de muestras para el proyecto Así somos Nosotras.  Aunque no sea un regalo, es una sorpresa y es un mimo.  Las que consumimos muchas toallitas, sabemos que pueden resultar todo un presupuesto, así es que es un obsequio bienvenido.

No siempre me visto de color rojo tomate, tengo que estar de buen ánimo, como hoy y sentirme Santa repartiendo regalitos.


jueves, 2 de agosto de 2012


Un día de "esos"


01/08/2012
22:40

Acabo de llegar a casa para intentar terminar un día de “esos”.

Un día de esos,  porque corre viento y para las que andamos en bicicleta, no es muy propicio, sobre todo si querés llegar divina y pareciendo una profesional.  Pero Malargüe es así, y el viento es un ícono del lugar.  Vivo aquí desde hace varios años y todavía reniego cuando necesito un día diferente.

Un día de esos,  porque es una muestra de casi todo lo que hago, empecé a las 7 de la mañana para dar clases particulares en casa, hice trámites, cola en el banco, entregué productos cosméticos de los que vendo, volví a casa, di más clases, y luego me fui a cumplir con una mesa de examen en el Instituto Terciario donde tengo una suplencia.  Yo enseño inglés, la mesa era de química, comenzó a las 19.00 y terminó a las 22.00. Eso me pinta de cuerpo entero como estoy frente a la computadora ahora.  Pero, escribir me hace bien y mientras se hace mi té, vuelco mis vivencias de hoy.

Un día de esos, porque pagué tarde la factura de internet y se están tardando más en restablecer el servicio, que en cortarlo, obviamente.  Y yo con ganas de revisar Facebook, de actualizar mis blogs, de leer mi correo y de hacer mis primeros comentarios sobre el proyecto “Así somos Nosotras”.

Un día de esos,  porque desde el lunes estoy con mi periodo menstrual que suele durar una semana, no es con flujo abundante esta vez, pero sin con dolores, inflamación y ganas de no hacer nada.

En medio de todo “eso”, un alumno faltó esta tarde a su clase, antes de mi mesa de examen.  Y para recuperar fuerzas para seguir hasta la noche, me llevé una manta de polar al sillón y me recosté un rato (todas sabemos que estaba “tirada”),  para ver si el antiespasmódico hacía efecto de una buena vez.  Mientras tanto, juntaba coraje y pensaba en qué momento,  si el viento no cesaba, tendría que pasar por un supermercado a buscar un buen stock de toallitas, porque sólo me quedaban algunas del mes pasado (y yo no gasto menos de 3 paquetes normales, uno de nocturnas y una caja de tampones por periodo).

Cuando me estaba relajando, golpearon la puerta, menos mal que atendí porque era el correo privado con una caja de Trnd.  Cuando me inscribí en el Proyecto, juro que dudé de la veracidad y seriedad del mismo.  Imaginé una cajita o un pack mínimo de muestra.  Pero cuando vi la caja a mi nombre, tuve esa emoción de niña cuando uno recibe algo inesperado.  Así que, entre la manta, y el sillón abrí la caja ansiosa para ver qué contenía, por eso las fotos muestran la caja en el desorden de mi “siesta interrumpida”.  Eso es lo que en inglés se llama “perfect timing”; en un día de “esos” nada mejor que recibir regalos para mi y para compartir con mis amigas y clientas.


Un chiche la almohada fucsia de Nosotras, que a esta hora del día me vendría bien en tamaño cama.  Sin embargo, no quería dejar de escribir mi primer post, que será parte de un blog diferente, de las cosas cotidianas que me pasan como mujer con Endo, a punto de cumplir 48 años, con varios rebusques por falta de trabajo estable, pero con un montón de ganas y creatividad de hacer cosas nuevas y sobre todo de buscar formas de sentirme más segura, más cómoda y confiada.

Susana, Sue o Susie
Subiré este comentario cuando mi servicio de internet se restablezca y seguro, para entonces, alguien ya habrá recibido su primer pack de muestras y se estará preguntado en qué otra cosa me metí ahora.
Proyecto Así somos Nosotras

About Endo


It has always been easier to talk about certain things in English.  There is a kind of detachment or of a secret code which only certain people can decode.  There are words which do not even exist in Spanish, so I feel braver if I start writing in English.  I started thinking about it some days ago when one of our Endosisters suggested we could keep a kind of blog and then share the links in the group.  There you have it, we do not have a word for Endosisters in Spanish, and it is such a special word, I wish we had an equivalent for that.

There were two main issues which gave me the courage to open a new blog about my daily life with Endo.  The first one: most people talk about the degree of the disease, how many treatments, pills, doctors, surgeries and so on.  There is a kind of negative talk which can be helpful at first just to let things go and release the pressure inside.  But then, it makes Endo look worse than it is, and it becomes the main star on our movie and I do not want that.  The second one: I read something like “chronic uncured disease” and I said “Wow! I am not able to speak like that in front of people.”  I must admit, I am always afraid of what people might think, of not getting a job, of not having enough work or of being looked at as someone who is disabled and ready to retire.

When I realized I had Endo and that there were these nasty things with additional tissue all over my abdomen, I was frightened because I thought it might get worse sooner or later and that multiple bleeding and endless pain would spread in a way people would notice.  I started reading a lot, doing research, contacting people from different endo organizations, joining support groups all over the world and meeting endosisters on line.  Then, no matter what my family or doctors said I made up my mind and decided on myself, doing meditation, exercise, affirmations and special diet.  I can say that everything is a lot better.  More than one year ago, bleeding could last almost three months and it was sometimes so bad that I could not go out without having to run back home in less than half an hour.  My bleeding lasts only seven days a month now and it is not so heavy as it was, it might be, but only a couple of days.  As regards pain, nausea, feeling sick and other symptoms they are still there, a week before menstruation and during it, but it depends a lot on my attitude, stress, my emotions and how healthy my life is.  There are times when I can control nothing about Endo, but I have learned to live with that.

I do not want to know the size or how many of them there are, or where they are located exactly, because I know this disease cannot be cured, not now. Therefore, I do not care how long I live but I do care how I live.
Many days (most days) I am a normal woman, I can go for a walk, I can ride my bike, I can work more than twelve hours a day,  I can write poetry or just whatever comes to my mind, I can be creative, I can help people, I can teach, I can do massage, I can translate, I can have sex and enjoy it more often than a healthy man can do, I can be passionate, I can make a living even if I am unemployed, I can cook magic and delicious food, I can move all the furniture around the house just to make a change, I can paint mandalas, I can knit for myself or for others.  I like working hard and I do not feel like retiring, not now and not in twenty years time.

Some days I am ill.  I can hardly get up, I have to stay in bed, I have to take painkillers, I look awful, I feel so exhausted and weak that it is really hard to do what I have to do, I feel so sick that I want to die soon.  On those days, I cannot have sex, go for a walk, ride my bike without feeling painful, I cannot work overtime, I cannot even sit too many hours in front of my computer. Nevertheless, I can love, be tender, be watchful, be helpful, I can listen, I can read or watch a movie.
Today I got a big box with free samples of menstrual pads because I joined a Marketing Project and I have to post my comments about how I use them and I have to share my experiences with friends.  Then, I came up with the idea of writing a different kind of blog, of having a different look at the disease.  I decided to have fun and enjoy the sunny days as much as I can.

Midnight
August 1st/ 2nd 2012

NB: I am 47 years old and menopause should begin soon, so they say.  I hope symptoms will not be so serious when that happens.  Nevertheless, I haven blessed because I had the chance to be pregnant and have three beautiful children before I got so ill.  I have been a young mother; my first daughter was born when I was 20 and I now I am a young grandmother with 6 grandchildren, although I am not the granny type.  But that should be the topic of another post.

March 2017
I have to say holistic treatments do help.  My own research and chosen treatment have helped me overcome the disease without going under surgery.
I highly recommend reading the work of Dr. Christiane Northrup and listening to her audios.