01/08/2012
22:40
Acabo de llegar a casa para intentar terminar un día de
“esos”.
Un día de esos,
porque corre viento y para las que andamos en bicicleta, no es muy
propicio, sobre todo si querés llegar divina y pareciendo una profesional. Pero Malargüe es así, y el viento es un ícono
del lugar. Vivo aquí desde hace varios
años y todavía reniego cuando necesito un día diferente.
Un día de esos,
porque es una muestra de casi todo lo que hago, empecé a las 7 de la
mañana para dar clases particulares en casa, hice trámites, cola en el banco,
entregué productos cosméticos de los que vendo, volví a casa, di más clases, y
luego me fui a cumplir con una mesa de examen en el Instituto Terciario donde
tengo una suplencia. Yo enseño inglés,
la mesa era de química, comenzó a las 19.00 y terminó a las 22.00. Eso me pinta
de cuerpo entero como estoy frente a la computadora ahora. Pero, escribir me hace bien y mientras se
hace mi té, vuelco mis vivencias de hoy.
Un día de esos, porque pagué tarde la factura de internet y
se están tardando más en restablecer el servicio, que en cortarlo,
obviamente. Y yo con ganas de revisar
Facebook, de actualizar mis blogs, de leer mi correo y de hacer mis primeros
comentarios sobre el proyecto “Así somos Nosotras”.
Un día de esos,
porque desde el lunes estoy con mi periodo menstrual que suele durar una
semana, no es con flujo abundante esta vez, pero sin con dolores, inflamación y
ganas de no hacer nada.
En medio de todo “eso”, un alumno faltó esta tarde a su
clase, antes de mi mesa de examen. Y
para recuperar fuerzas para seguir hasta la noche, me llevé una manta de polar
al sillón y me recosté un rato (todas sabemos que estaba “tirada”), para ver si el antiespasmódico hacía efecto
de una buena vez. Mientras tanto,
juntaba coraje y pensaba en qué momento,
si el viento no cesaba, tendría que pasar por un supermercado a buscar
un buen stock de toallitas, porque sólo me quedaban algunas del mes pasado (y
yo no gasto menos de 3 paquetes normales, uno de nocturnas y una caja de
tampones por periodo).
Cuando me estaba relajando, golpearon la puerta, menos mal
que atendí porque era el correo privado con una caja de Trnd. Cuando me inscribí en el Proyecto, juro que
dudé de la veracidad y seriedad del mismo.
Imaginé una cajita o un pack mínimo de muestra. Pero cuando vi la caja a mi nombre, tuve esa
emoción de niña cuando uno recibe algo inesperado. Así que, entre la manta, y el sillón abrí la
caja ansiosa para ver qué contenía, por eso las fotos muestran la caja en el
desorden de mi “siesta interrumpida”.
Eso es lo que en inglés se llama “perfect timing”; en un día de “esos”
nada mejor que recibir regalos para mi y para compartir con mis amigas y
clientas.
Un chiche la almohada fucsia de Nosotras, que a esta hora
del día me vendría bien en tamaño cama.
Sin embargo, no quería dejar de escribir mi primer post, que será parte
de un blog diferente, de las cosas cotidianas que me pasan como mujer con Endo,
a punto de cumplir 48 años, con varios rebusques por falta de trabajo estable,
pero con un montón de ganas y creatividad de hacer cosas nuevas y sobre todo de
buscar formas de sentirme más segura, más cómoda y confiada.
Susana, Sue o Susie
Subiré este comentario
cuando mi servicio de internet se restablezca y seguro, para entonces, alguien
ya habrá recibido su primer pack de muestras y se estará preguntado en qué otra
cosa me metí ahora.
Proyecto Así somos Nosotras
Proyecto Así somos Nosotras
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