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jueves, 7 de febrero de 2019

Alas en sacrificio

Cada vez que en la casa resuenan sus voces, apago la mía, que habla idiomas que ellos desconocen.  Repliego mis alas, las encadeno con sus juicios y las marchito con mis silencios.  

Abandono mis ritos, deshago ceremonias, archivo talismanes y entierro las llaves allí donde la soledad me grita sin palabras.

Una aprende, que para andar el sendero, se dejan amigos, familia y se tejen nuevas relaciones. Pero aquella madre que lloraba a mares hasta desangrar todas sus rosas cuando las trampas del destino pudieron más que el amor; aquella misma madre aún cree que algún día tendrá una mesa servida para cuatro, corazones bendecidos abrazándose para recuperar la distancia y  cantata de risas para celebrar el reencuentro.



Una cree que si una se apaga, se disfraza, se mimetiza y se vuelve un eco de las voces de los hijos, una deja de perder momentos y ganar distancias; una confunde una ausencia de juicios con un amor que acepta y respeta.  Una evita seguir perdiéndolos, una cree que acorta distancias, y sin embargo; una se pierde, deja de encontrarse, y en el recuerdo de un momento efímero navegando un mar de barquitos de papel, una se queda anclada a una distancia sideral; a mitad de camino entre la nada y la mujer que me habita.  Negocié mis luces con las personas que más amaba y me quedé tan sola como siempre, más sola aún, porque ni yo me alcanzo.

De tanto hacer como sí, de tanto amarlos sin esperar nada, de tanto tejer sus alas con los colores de mi corazón, de tanto aceptar que Dios sabe mejor que nosotros sobre aciertos y desaciertos, de tanto callar el dolor, de tanto dejar que inventen historias, de tanto guardar la verdad, de tanto mirar sus vidas a través de la vidriera, a veces creo que he perdido maternidad en un punto del camino.

De tanto mirar para adelante, vivir el presente y no aferrarme al pasado, temo que pueda olvidar los olores, las sensaciones, los sonidos, las risas, las ilusiones, la magia, los deseos, los sueños, los abrazos, los besos, las caricias, sus caritas durmiendo sobre almohadas perfumadas.



Cuando un nido se rompe antes de tiempo, una toma las esquirlas, los pétalos mojados, las fotos rescatadas, respira hondo e invocando el amor más profundo, sopla sobre sus mares para que naveguen seguros.  Como cualquier aprendiz, acepta que todo tiene un porqué y asume la lección para el bien de aquellos que florecieron su vientre.

Nadie sabe, nadie pregunta.  Cada quien va resolviendo ciclos haciendo lo que puede con sus heridas, algunos con broncas, otros con penas y otros con indiferencias.  Pero no hay nadie dispuesto a ver la verdad, la dimensión del dolor de aquel corazón partido.

Somos extraños, apenas un par de celebraciones, alguna fecha importante, una suposición, un prejuicio, una verdad a media contada por extraños, una verdad inducida contada por egos sin corazón.  Sólo eso.

No puedo evitarlo, los miro, los rezo, los cuido, los protejo en la distancia, los sueño, los siento, los respiro, puedo escuchar sus pensamientos y palpitar sus emociones.  Conozco sus luces y sus sombras, sus miedos y sus sueños, sus frustraciones.



Esta realidad actual, en nada se parece a aquello por lo que tanto me afanaba cuando eran pequeños, cuando creía que yo era capaz de todo y bajo mi manto y mi espada, no había poder que los lastimara.

Algunos se quedan buscando la madre salvadora que los rescate de todos sus errores, algún niño no sanado esgrime berrinches desde un cuerpo de más de treinta.

Me pregunto si la destrucción del nido dejó en sus corazones el anhelo de los cuidados maternales.


I had been an unmothered child all my life and then, all of a sudden I became a mother with no children, or at least, with no chance to love them, the way I wanted.  They themselves became unmothered and that is what hurts the most.

Habitamos mundos diferentes, caminamos por la vereda de enfrente, hablamos idiomas ininteligibles, sintonizamos frecuencias que jamás se cruzan.

Como en un círculo de la vida, como en un espiral, la misma esencia, la misma wild woman, la misma niña sensible que se sintió rechazada, juzgada y fuera de tiempo y lugar cuando llegó a este mundo; es ahora una mujer que sus hijos miran como a una extraña.  Como una vieja loca a la que no se la escucha, no se la tiene en cuenta y se la mira con burla, subestimando sus cuentos de luces y colores.



Ya no queda nada, casi nada: algunas fotos de una mujer que alguna vez fui, algunos recuerdos de una madre que amó hasta perderse, algunas escenas robadas de una película que confundiré en mi vejez, algunas verdades tan simples, tan claras que no tienen su sitio en el banquillo de la condena.

Es la soledad del exiliado, del desterrado, del paria, la Satí, la loca que vive entre gatos y lechuzas, la desconocida que genera rumores entre nietos, sobrinos y parientes.



Si sólo pudiera mostrarte que hay una luz divina que nos recorre y esa luz puede alcanzarte y aliviarte si poso mis manos en tu corazón, si leo lo que tu alma mira en espejo en las cartas, si me dejas guiarte en tu camino de sanación y perdón, entonces sabrías quién soy en esencia.

Si escucharás otras voces, los corazones que se han aliviado, las almas que han encontrado su camino, los aprendices que se han dejado guiar, los maestros que han guiado mi camino; encontrarías que tu madre ha despertado la diosa que vive en ella.  Entenderías que busco sanarme, para que sanes, para que sanen todas las generaciones que nos siguen y aprendamos a ejercer la felicidad y disfrutar el regalo de la vida, sin culpas ni resentimientos.


No puedo dejar de ser, para que seas ‘feliz’, porque aún así no lo serías.
No puedo amordazar mis alas y fingir que no sé volar, para que te sientas seguro en tu pedacito de suelo.
No puedo dejar de ayudar a otros, porque no quieras que te ayude y no tenga modo de aliviar tus penas.
No puedo seguir culpándome porque no pude hacer todo lo que hubiera querido; hice todo lo mejor que pude, más allá de mis posibilidades y de mi tolerancia al dolor.

Última foto tomada de los tres juntos hace casi seis años
sin embargo, hace más de 15 años que no estamos los cuatro juntos.

Te amé, como nadie podría amarte, aunque a veces mi amor, se vuelva un suspiro invisible dando saltitos con tus alegrías, o un cobijo imperceptible para tus penas sin nombre.
Te amo, más que a mi vida, pero es tiempo de amarme como nadie me ha amado.  Es tiempo de ser, vivir, dar, entregar, bendecir y dejar que Dios me indique  cómo servir en su camino.
Te amo, te extraño siempre, te siento, te bendigo, te rezo, te espero y guardo un corazón lleno de ilusiones para preparar tu llegada.  

Mas, si cruzas el umbral, respeta mis silencios, aprende de mis ritos, no te burles de aquello que temes y no condenes aquello que desconoces.

Si coincides en tiempo y espacio y tienes un momento para pasar por casa, aprende a conocerme, descubre quien soy, mírame a los ojos y deja que mi corazón te toque.

Susie
Amor de Madre
De exilios y egoísmos
07 de febrero de 2019


A veces, me doy permiso para repasar todo aquello que hacía latir mi corazón. (Video)



Take these broken wings
And learn to fly again, learn to live free
When we hear the voices sing
The book of love will open up and let us in
Take these broken wings...
Broken Wings - Mr Mister



miércoles, 6 de diciembre de 2017

Manifiesto de una emprendedora



  • Me gusta ayudar y colaborar para que otras personas aprendan, pero enseñar también es mi trabajo y aprender es tu tarea.
  • Si paso muchas horas haciendo trabajo gratuito para otras personas, luego no tengo energías ni tiempo para enfocarme en mis propios proyectos.
  • Todo lo que uno no sabe hacer se puede aprender, te lo dice alguien que aprendió casi todo de oficio y por necesidad.  
  • Si no sabes hacer algo busca quién lo haga, pero paga por un buen servicio.
  • Que yo sepa  hacer muchas cosas, tenga múltiples talentos y me ‘de maña’ con todo, no te da derecho a exigir que yo te ayude con tus cosas sólo como favor.
  • Si elijo ayudar como favor o como un empujón inicial a alguien que recién comienza con un proyecto o actividad, tengo derecho a dejar de hacerlo cuando crea que ya puedes hacerlo tú mismo o estás en condiciones de pagar por mis servicios.  Pero mi ayuda, es bajo mis términos y condiciones.  No puedes imponer condiciones sobre algo que recibes como regalo.
  • Los mejores clientes no suelen ser los más adinerados, sino las personas que valoran el tiempo, el trabajo, la dedicación y la capacidad de la otra persona.
  • El valor de mi trabajo no está dado solamente por lo que recibes en forma visible:  hay mucho tiempo y dedicación para preparar una hora de clase, buscar material, estudiar y actualizar mi conocimientos;  disponer mi espíritu y los recursos necesarios para una sesión de terapias holísticas; escribir, editar, diseñar y crear un libro artesanal o pasar horas frente a la computadora para lograr un buen contenido para las redes sociales.
  • El profesionalismo, la seriedad, la responsabilidad, el arte, la sensibilidad y el tiempo que uno dedica al trabajo que ofrece son parte del valor agregado.
  • A todos nos gusta que alguien nos haga la vida más fácil, bonita y llevadera.  Intenta cambiar de rol de vez en cuando.
  • Las rotiserías, las panaderías, los sacerdotes, las peluquerías y la mayoría de los servicios eligen un día a la semana para no atender.  Es saludable, permite el espacio y el tiempo para no hacer nada, descansar y renovarse.  Ninguna persona que está disponible 24/7 puede dar lo mejor de sí misma todo el tiempo.
  • Si soy bilingüe y tengo facilidad para interpretar canciones, entender las películas o pensar en inglés todo el tiempo, no es equivalente de que tenga que andar por la vida traduciendo para quienes no pueden hacerlo.  A veces tengo ganas y lo hago porque sí; otras veces no tengo ganas de trabajar siempre gratis.
  • Por cada media hora de un buen trabajo de diseño y contenido usando la tecnología que muchos tienen y no saben manejar, hay muchos años de experiencia, estudio y sobe todo muchas horas de practicar, equivocarse, no dormir y aprender.
  • Por cada hora de clase, sesión o consulta, tienes que sumar una hora de preparar el material, los recursos, los audios y el ambiente; es probable que debamos sumar media hora para limpiar, ordenar y preparar el espacio físico.
  • Los emprendedores somos todo en uno: profesional, recepcionista, servicio de limpieza, compras y proveedores, relaciones públicas, asesor, trámites, cadete, atención al público, mantenimiento y servicio de quejas.
  • Si atiendo en mi casa, todo lo que tengo es lo que hay, ofrezco todo lo mejor que tengo y espero lo cuides y lo recibas del mismo modo que lo comparto contigo.  Si te recibo en mi casa, estoy creando un espacio de confianza mutuo para que ambos podamos trabajar cómodamente.
  • Me han ayudado mucho en la vida y estoy más que agradecida, por eso también me gusta ayudar.  Pero una cosa es la necesidad y otra es el abuso.  No me gusta ayudar a quien no tiene ganas de hacer algo y  considera demasiado caro mi servicio.  Sí me gusta ayudar a quien realmente no puede hacer algo pero tiene ganas de aprender y me encanta ayudar a quien valora lo que hago pero no puede pagarlo momentáneamente.  En realidad, quien no puede pagarlo, buscará el modo de hacerlo y por eso, en muchos casos, acepto el canje como forma de pago.
  • Como madre casi soltera de mis tres hijos (divorciada sin aportes de cuota alimentaria), mi carrera profesional ha significado mucho más que horas de estudio, trabajo, capacitación, viaje, experiencia y desafíos: tantas aptitudes, talentos y conocimientos costaron el precio de muchas horas lejos de casa y de mis hijos, horas, días y semanas en los que me privé del simple placer de jugar con mis niños.
  • Mi lema es: todo se puede.  Y lo que no se puede, al menos, se intenta poniendo lo mejor de sí, jugando al todo o nada.
  • Durante varios años padecí el sentirme desempleada, desocupada y fuera del sistema.  Este año que ya casi termina, significó la decisión de disfrutar ser una Emprendedora, que siempre lo he sido. 
  • Porque soy emprendedora, artesana, escritora y mujer sensible, cuido cada detalle, y dentro de mis posibilidades, brindo lo mejor que soy, tengo y puedo darte.

A quienes comprenden sin tener que explicarles, gracias, me siento honrada.
A quienes buscan algo diferente, mis mejores deseos y bendiciones en su camino.
A quienes merecen una explicación, los puentes están siempre tendidos y transitables.
A quienes valoran mi trabajo y mi dedicación, y me agasajan con pequeños detalles y a veces grandes regalos, que el universo duplique todo lo que dan para que vivan siempre en prosperidad y abundancia.
Susannah 
Susana Lorenzo
Soledad Lorena

5.12.17







miércoles, 1 de enero de 2014

Todos

Todos necesitamos
que nos miren y nos descubran
que nos escuchen y nos comprendan
que nos lean y nos aprendan.

Todos anhelamos
que nos busquen y nos encuentren
que nos esperen y nos celebren
que nos aprecien y nos valoren.

Algunos lo buscan y lo provocan (cada quien a su manera), otros simplemente nos quedamos y esperamos en silencio.
Susie ©
Enero 01, 2014

martes, 30 de abril de 2013

Día del Trabajo



1º de Mayo 2013
Mi situación personal, laboral, profesional y económica no está mejor que el año pasado.  Sin embargo, aunque sólo tenga 7 horas aseguradas de trabajo por semana (factura mediante); quiero celebrar mi esfuerzo y el mucho esmero que le pongo cada día para salir adelante y hacer algo más que sobrevivir.  Quiero compartir esta celebración de una fecha que conmemora hechos pocos felices, de un feriado en el calendario que intenta recordar y reivindicar los derechos de los trabajadores.

Quiero empezar por las mujeres, no por solidaridad de género, sino porque todas las mujeres trabajan todos los días de su vida y jamás tienen vacaciones o reemplazo.  Hay mujeres que trabajan dentro del hogar, otras trabajan fuera y muchas trabajan dentro y fuera.  Y de ese trabajo en el hogar, no hay código laboral que valga a menos que se tenga un súper compañero que se haga cargo aunque sea un par de días para darnos un respiro.

Luego quiero rezar y pedir por los miles y miles de desempleados y subempleados que no logran encontrar un trabajo digno y que deben hacer malabares para sobrevivir en este país.

Merecen un renglón aparte todos aquellos voluntarios que trabajan en redes solidarias, ONGs, hospitales, refugios y a veces en forma individual, solamente para mejorar la calidad de vida de otras personas, sin recibir nada a cambio.

Y mi deseo especial para todos y todas:

  • Que disfrutes lo que haces cada día y encuentres la manera de hacerlo mejor aún.
  • Que puedas elegir el trabajo que haces.
  • Que tu trabajo te de casa, comida, prosperidad y salud.
  • Que tu profesión o tu oficio te haga mejor persona, mejor vecino, mejor compañero  y mejor padre/madre de familia.
  • Que tu labor sea una bendición para quienes te rodean.


El pan nuestro de cada día sea bendecido y compartido bajo un techo de estrellas que nos inunde de esperanzas.

Susie
Soledad Lorena
Susana Lorenzo

sábado, 2 de marzo de 2013

Expectativas


Entiendo que alguien no  pueda hacer algo, pero si no sabes si puedes, no prometas, porque los corazones sensibles nos quedamos esperando.

Respeto la ignorancia y la falta de educación cuando es la resultante de una circunstancia de la vida, pero no tolero la gente que actúa como si supiera y no tuviera nada que aprender.

Puedo aceptar que lo intentes y te equivoques y perdonar tus errores siempre y cuando no se repitan.  De nada sirve pedir perdón por un error que se comete una y otra vez.

No exijo que me ayudes pero si te ofreces en palabras con un: “puedes contar conmigo”, trata de recordarlo para que cuando golpee a tu puerta no me sienta avergonzada.

La palabra es un don, una moneda preciosa que compra y vende momentos y sentimientos.  Mide tu palabra, úsala con esmero y con respeto.

Las actitudes precipitan tus deseos o desdicen tu discurso.  Cuida  lo que haces y recuerda lo que has dicho.  La confianza se gana con coherencia y con la verdad entera, esa verdad que se dice, se res pira, se siente, se viste y se camina.

Susie
Soledad Lorena
02 Marzo 2013

domingo, 12 de agosto de 2012

Sobre nombres y apodos


Me llamo Margarita Susana pero nunca me llevé bien con el primer nombre.  En la provincia donde nací, San Juan, siempre fui “la Susy”, artículo incluido, costumbre propia del lugar.  “La Susy” era la “regalona” (mimada) de muchos por ser la única mujer entre primos y hermano varón en la familia de mi madre.  Supongo que la familia de mi padre copió la forma de llamarme y así quedó en mi primera infancia.


Con la escuela llegó eso de pasar lista por el apellido y el primer nombre, o sea, que pasé a ser “Lorenzo, Margarita”, cosa que detestaba todos los días escolares.  Cuando hice segundo año de la secundaria en Buenos Aires, aprendí que se podía jugar con ese nombre que no me gustaba, total, los profesores y preceptores nada entendían (diría que no les importaba) sobre el valor que tiene un nombre en la persona.  Entonces, durante el resto de la escuela secundaria fui Mara, Maggie, Meg y cualquier cosa que alivianara mi primer nombre.

Fuera de la secundaria y ya en la Universidad decreté que era solamente Susana Lorenzo y así figuró en contratos, tarjetas de presentación, cuentas de banco y recibos de sueldo.  Tanto fue lo que insistí con eso que mucha gente aún cree que Susana es mi primer nombre.

Larga introducción para esta reflexión sobre el poco tiempo que se toma la gente para averiguar cómo queremos que nos llamen.  Desde la generalización, banalización y abuso de ciertas palabras para tratarnos “cordialmente” desde el otro lado del mostrador: negrita, mamita, negri, mi amor, negra, corazón, linda y alguna que otra palabra que ahora no recuerdo.

Está la atención al público de manual, típico de empresas como Movistar (de telefonía celular) o telemarketing, que enseñan a medias las reglas básicas a sus empleados/as.  Entonces te llaman con su discurso de manual, de memoria y sin posibilidad de improvisar o mejorar la comunicación:
Ellos: ¿Hablo con la titular de la línea?
Yo: Si, Susana Lorenzo.
Ellos: Buen día Margarita, le llamo porque según figura en su estado de cuenta Margarita…

Claro, como las reglas de atención al público dicen que es importante tratar al cliente por su nombre, mencionan mi primer nombre cada cinco palabras sin registrar jamás que me molesta cosa semejante.

Y después está lo que me sucede en el lugar donde vivo, un pueblo con aspiraciones de ciudad.  Menciono esto, porque quizá, esta cultura de pueblo sea la que justifique el uso excesivo de Susi.  Será que estoy confundida, pero yo creo que los diminutivos, los apodos o las formas “cariñosas” de llamar a alguien, son algo que tienen que ver con la confianza, el cariño, la amistad, que se yo, con el permiso que uno le da tácitamente a alguien para que nos llame como se le dé la gana.  No sucede esto con el resto de la gente.  Me encuentro con personajes o gente con la que sólo trato por trabajo o por relaciones personales indirectas, que me llaman tranquilamente Susi.  Entonces, escucho cosas como:
“Quedamos así Susi.” 
“¿Cómo andás Susi?”
“Hooolaaa Suuussi.”

Además de las variantes del diminutivo, está el uso indebido de “teacher”, como soy profesora de inglés, muchos piensan que queda mejor decirme “¡Hola teacher!” aunque les explique cien veces que esa no es la forma correcta de dirigirse a un profesor en inglés.

Resumen: hace mucho tiempo que nadie me llama Susana, tanto tiempo que opté por llamar a mi Blog, Susie íntima o Susie cotidiana.

La gente está tan acostumbrada a esta mala costumbre de no prestar atención, que cuando uno está frente a un curso o un alumno y le pregunta “¿Cómo te llamás?”, te responde con el apellido y el primer nombre.  Yo siempre pregunto cuál es el nombre que les gusta o con el que siempre los llaman, y hago una marca para recordarlo, eso les llama la atención y les parece raro.

Hay un montón de razones para respetar el nombre de las personas, podríamos hablar de vibración, de culturas indígenas y el significado de los nombres, podríamos hacer todo un estudio sobre lo que el nombre invoca y provoca.  Pero eso es tema de otro post.  Yo creo que estaría bueno, escuchar, mirar, respetar y dejar de suponer qué es lo mejor para el otro.

Conclusión:
No me llames “mi amor” si estás lejos de amarme.
No me llames “corazón” si estoy lejos de habitar tu corazón.
No me llames “reina” para hacerme sentir importante, si la única razón por la que no usás mi nombre, es para no confundirte cuando estás con otra.
No me llames “Susy” a menos que nos una amistad, afecto profundo o yo tenga ganas de que me digas así.
No me des nombres con “gordita”, “gordi”, “linda”.  Prefiero que me nombres con una palabra que sólo exista para mí.