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domingo, 17 de enero de 2021

Bailar en un océano de incertidumbre

 Quien nos quiere bien nos empuja, nos sacude, nos saca la alfombra mullida bajo los pies, para descubrir un abismo entre la comodidad de lo desconocido y la aventura de la incertidumbre.


Aunque yo sea una persona que creció entre mudanzas, rutas y pueblos con acentos y culturas diversas, a veces, me acomodo y me resisto a deshacer la rutina, buscando certezas que nunca tuve. Sobre todo, cuando la vida me arrebata aquello que creo merecer o las injusticias me descolocan y me restan recursos o siembran piedras en el camino.

Pierdo de vista el universo y la perspectiva que Dios adopta para tejer y destejer la trama de nuestras vidas.

A veces, un solo gesto, una actitud ajena o una tormenta que no nos pertenece, agita nuestros mares y oscurece nuestros cielos; nos despoja de nuestras seguridades y nos convierte en náufragos aferrados a una realidad que ya no existe o a un sueño que transformó su forma para manifestar su esencia.

Durante un poco más de un par de años, me encariñé con un sistema de encuadernación que parecía cómodo, ágil y práctico.

El 2020 llegó para desacomodar el mundo tal como lo conocíamos y descubrir los velos que disfrazaban nuestras realidades.

Entre los numerosos cambios que Dios decidió provocar en mi vida, perdí el acceso a la herramienta de encuadernación que me permitió continuar desde casa, la edición artesanal de mis libros que había comenzado en  una librería del barrio en 2016.

Durante varios meses me resistí, me llené de frustración e impotencia, y me enfoqué en todo lo que no podía hacer.

Fue Lorena (mi hija mayor, emprendedora y artesana) quien no me dejó dormir en el fondo del pozo y quien me recordó la esencia de mi proyecto para publicar mis Libros Artesanales.



A pesar de mi enojo, mis berrinches internos y mi rigidez, su obstinación y su insistencia pudieron más; hasta que como una niña obediente, supe que ella era solo una mensajera y Dios quería de mí algo que yo no podía ver.

Ahora, después de haber encuadernado una decena de libros con una técnica totalmente artesanal, disfruto el proceso, el resultado y la energía que transmiten mis libros.  El cambio ha sido tan transformador y tan revitalizante, que he sumado libretas/bitácoras para acompañar procesos creativos y terapéuticos.



De tanto saltar fuera de la zona de confort, una aprende a bailar más allá de las esferas visibles y sobre las aguas de un océano cósmico que nos descubre infinitos y poderosos.

Susannah Lorenzo©

Tejedora de Puentes

Madrugada 16/17 de enero de 2021 

Junto con el cambio en el método de encuadernación, armé un ejemplar de cada uno de mis libros para tener en mi biblioteca.


sábado, 1 de agosto de 2020

De emisarios y fracasos

Dios ya me conoce, sabe que sigo padeciendo cada vez que necesito ayuda y que aunque esté en modo bajo consumo y con dieta de guerra, no pido ayuda explícitamente ni puntualmente a ninguna persona.  No es orgullo, como me dijo alguna vez un sacerdote; es que vengo de malas experiencias en la vida e historias familiares, donde generalmente, además de dar explicaciones de por qué una necesita ayuda, hay que rendir cuenta de cómo y en qué gasta la ayuda y estar dispuesta a recibir precisas instrucciones de qué hacer con nuestra vida, porque el que ayuda, se adjudica derechos de intervenir e interferir.



Por eso, cuando Dios me ve ahorrando energías y haciendo equilibrio para seguir trabajando, envía algún emisario: un amigo, un conocido de las redes, un desconocido o un alma caritativa que pregunta un día cualquiera si estoy bien, si necesito algo, o se ofrece a compartir una charla y unos mates.

Suelo decir que 'no' en la primera instancia, es que siempre creo que yo voy a poder resolver todo o que Dios proveerá (aunque ese 'Dios proveerá' sea dentro de mis expectativas de realidad).  Tarde o temprano, recuerdo el chiste del sacerdote que murió ahogado en el campanario de la iglesia, cuando todo el pueblo se había inundado, porque rechazó las tres barcas que pasaron a rescatarlo, convencido de que Dios iba a salvarlo (a su manera, a la manera que el sacerdote esperaba). Entonces, escribo un mensaje o hago una llamada y digo: si, necesito una charla y unos mates.

A veces, somos tan bendecidos que el emisario lee entre líneas, entonces, cuando una le pide humildemente a esa amiga paciente si puede traer unas tortitas para el mate, ella entiende todo en una sola oración y en vez de tortitas, trae pan de salvado (del que me hace bien) y mermeladas y caseras, y deja en la alcancía de la Virgen, suficiente dinero para comer bien unos cuantos días.

Y esa ayuda, los billetes generosos, la merienda consciente de mis problemas de salud y la libertad de elegir qué comprar con su contribución/caridad, no sólo ayuda a que mi cuerpo se recupere sino que me llena el corazón de luces y esperanza y restituye mi dignidad.



Cuando las personas ayudan, generalmente, traen una bolsa con lo típico: arroz, fideos, aceite, azúcar y yerba.  No importa si eso que trae la bolsa es bueno o perjudicial para la salud de la persona, 'si es pobre y tiene hambre puede comer cualquier cosa'.  Además, llevando mercadería la gente 'se asegura' de que la persona no 'malgastará' el dinero o realmente usará la ayuda para cosas importantes.

Solo quien ha pasado hambre o ha sobrevivido en modo dieta de guerra, sabe el valor que tiene una buena comida, un 'exceso permitido' de algo que compense tanta carencia y tanta privación.  Ese gasto extra, esa comida abundante y rica, se vuelve un regalo para los sentidos y nos llena de esperanza de que si lo seguimos intentando, volverá a suceder pronto.  En cambio, si uno continúa a sopa y pan todos los días, para alargar la duración del dinero recibido, hay un desgaste, un agobio y una desesperanza de sentir todos los días la misma miseria.  

Tal como dicen las leyes energéticas y los gurúes de la nueva era, para dejar de ser pobre hay que dejar de pensar y vivir como pobre.  Se hace casi imposible cambiar la vibración cuando uno come mal, duerme mal y su cerebro funciona en modo reducido por la mala alimentación.



Yo también, a pesar de conocer la carencia y la pobreza, muchas veces juzgo y cuestiono (hábito adquirido desde pequeña).  Cerca de la verdulería donde compro, hay un asentamiento de 'ranchos' de adobe, plástico, chapa y trapos.  Están colgados de algún cable de electricidad sin medidor, tienen antena de Direct TV y cuando van a comprar al mismo lugar que yo, compran cerveza.  Los días en que estoy amarga y negativa, se me sale la prejuiciosa de cuna; parte de mi juicio surge de la frustración de que yo no tengo televisor ni servicio de televisión para ver películas, y parte de mí, cuestiona, como lo haría toda mi familia, que compren cerveza todas las semanas, cuando muchas veces piden huesos para la sopa, gratis en la carnicería.

Tenemos diferentes niveles de consciencia.  El hombre que siempre compra cerveza o la manda a comprar, va siempre por el barrio de buen humor, ofreciéndose para hacer changas y charlando con los vecinos, con una sonrisa bien puesta.  Si me miro en la vidriera, suelo ir con el ceño fruncido, preocupada por los números rojos, la conexión precaria de electricidad y dirimiendo entre comprar algo rico para un día o comprar a lo pobre para tres días.  Así como yo no estoy en sus zapatos rotos y gastados, y no sé lo que siente ni cómo vive detrás de las paredes de adobe y las chapas oxidadas; del mismo modo, quienes me juzgan o evitan ayudarme o acercarse en mis malas épocas, tampoco saben cómo me siento, cómo vivo y qué necesidades físicas, emocionales y afectivas puedo llegar a tener.


Cuando una persona se siente feliz, hace algo que la pone contenta, se permite disfrutar, se siente digna, respetada y valorada, es probable que pueda más fácilmente cambiar su vibración y su forma de mirar la vida.  Entonces, cuando una cambia la forma de mirar la vida, todo se pone más bonito.

Soy mujer de decisiones drásticas con poca resistencia para las agonías.  En mi trabajo y en la vida, prefiero calidad y no cantidad, prefiero intensidad y profundidad y no luces de neón.  En la vida y en mi salud, prefiero calidad de vida y no cantidad de días.  Estoy convencida que cada cosa que hago para disfrutar y vivir bien este día que me toca, me dará más chances de tener un buen día mañana.  Como mujer con enfermedades crónicas, una aprende a valorar el presente, el momento sin dolor, el instante de placer, las sensaciones que sanan y las emociones que alivian.

Soy una niña esponja viviendo en una mujer de casi 56, un ser hipersensible con memorias ancestrales de las estrellas, una burbuja de energía con radares activos que alcanzan confines geográficos que ni yo reconozco; una machi llena de intuición y sabiduría de la madre tierra que sabe qué tisana recomendar; un templo donde Dios elige predicar sus mensajes; una brisa de ruda y flores silvestres que dejan rastros de bendición y abundancia en cada sitio que pisa; un remanso, un refugio, un poema, un puente y un faro en las tormentas.



Solo Dios sabe todo lo que intento, todo lo que hago y todo lo que dejo de hacer para aprender a fluir con la Abundancia del Universo.  Seguramente, aún no comprendo cuál es la lección y por eso vuelvo una y otra vez a la misma situación, en diferentes grados y con diferentes dificultades.

Como mujer que ha pasado sus casi 56 años con síndrome de Madre Teresa con injerto de Mujer Maravilla, no poder ser autosuficiente, y valerme por mi misma sin tener que pedir ninguna ayuda, se parece bastante a tener una falla cósmica que me impide conseguir para mi misma lo que se me da fácil para ayudar a los demás.

Si estás cansado/a de leer sobre mis miserias, dificultades económicas y otras vicisitudes, entonces quizá, deberías dejar de seguir mis perfiles en las redes sociales. 2019 fue difícil, muy difícil.  Mi vida nunca fue fácil, y 2020 no parece muy prometedor cuando está por comenzar agosto.

No exijo ni espero ayuda específicamente de ninguna persona en particular.  Cuando pido ayuda, lo hago al universo, a Dios y a mi Ángel de la Guarda.  Se que Él, en su infinita sabiduría elegirá los emisarios correctos; he aprendido a trascender el mensajero.

Como dice una de mis frases por ahí, 


'Pedir públicamente ayuda es no solo un acto de Fé, sino una valentía absoluta para buscar a Dios en rostros humanos.'



Gracias a quienes colaboran de forma anónima.
Gracias a quienes escriben para preguntar cómo pueden ayudar.
Gracias a quienes con su cariño y sus bendiciones, soplan vientos Alisios en mis velas gastadas.
Gracias a quienes difunden, comparten, comentan, comprenden y valoran mi tarea.
Gracias a quienes celebran mis dones y talentos.
Gracias a quienes aceptan ser emisarios de Dios.

Susie
Susannah

La realidad sin anestesia:

  • Números rojos: mejor no los contamos.
  • Meses de alquiler pendientes: junio, julio y agosto.
  • Servicios pendientes: junio, julio y agosto.
  • Situación del medidor de electricidad: aún sin resolver.
  • Garantes disponibles para generar un contrato de alquiler: 1
  • IFE (Ingreso familiar de emergencia): lo he recibido, pero no es como confunden los medios, se ha pagado cada dos meses (el sistema tarda dos meses en procesar todos los pagos y todas las semanas está anunciando algún calendario para confundir a la gente). Cada IFE de 10000 ARS me alcanza solo para un mes de alquiler y alguna boleta de servicios. (no siempre completa)
  • Si vendiera todo lo que tengo en stock (pequeña tienda y libros) y mantuviera un ritmo de ventas mensual, podría comenzar a ordenar los números.
  • Aunque mis vídeos en YouTube monetizan, aún no llego a USD 100 para poder comenzar a cobrar.  Como la situación económica y de salud ha estado complicada y aún no tengo internet en la computadora, la frecuencia de vídeos ha disminuido y por ende el tráfico también.


Nota adicional:
Intento, pruebo, trabajo, aprendo, leo, investigo, medito, hago terapia conmigo misma y busco siempre expandir mi consciencia y saltar de mi zona de confort. Si hubiera descubierto la manera de lograr que la Abundancia fluya constantemente en mi vida, ya lo hubiera hecho.  Como siempre digo y escribí más de una vez, si hay por ahí algún coach, maestro o terapeuta que está 100% seguro de que su método funciona, lo desafío a que lo aplique conmigo y con gusto retribuiré el favor cuando la Abundancia y Yo logremos ser una con el Universo.





I m p o r t a n t e





  •  O puedes elegir el importe que tú quieras, a través de PayPal

















viernes, 3 de enero de 2020

Sobre tormentas y desamores

Tormenta solar de emociones
29 de diciembre

Tantos años dormida bajo mantos de hielo, bajo eones de tiempo; escondida bajo kilos de obesidad, entretenida en aprendizajes y meditaciones.

Y de repente, despertar así, con la persona equivocada...

Yo, qué tanto le pedí a Dios que después de la castidad y  la autosanación, sólo llegara el buen amor.

Yo, que creí que nunca volvería a llorar por un hombre.

Yo, que creí que estaba tan evolucionada, tan instalada en mi paz, que nadie podría quitarme el aliento ni embravecer mi mar.

Aquí estoy, llorando a mares, intentando dilucidar este mar de emociones que se activa con el gesto más mínimo, con la señal, más tenue y con un puente de energía que inevitablemente reúne nuestras almas en el espacio invisible.

Te lo dije, Dios, tenía que ser un hombre de buen corazón, dispuesto a amar y ser amado.

No sé qué imaginaba, quizá una atracción magnética instantánea, un amor a primera vista o un deslumbramiento.

No imaginaba una construcción lenta y pausada de una ternura que me puede, un puente inimaginable entre dos seres tan distantes y tan ajenos.

Coincidir en el tiempo, en los instantes, en los sueños, en la anticipación, en la alegría y sentir mis mariposas dar saltitos cuando está por llegar...

Estar aquí de este lado del puente con 55 años y más de 90 kilos, sintiendo cómo mi energía se enreda con la de un hombre mucho menor, parece un chiste de mal gusto, una ironía del destino, un examen espiritual con golpes bajos.


Yo sé que es necesario, que es bueno estar viva, que mi Shakti necesita activarse y que todo esto es parte del desbloqueo de mis chakras.

Pero, ¿podemos dejar el aprendizaje y la maestría de lado?

No sé qué me da más bronca o me enoja más:

¿Que coincidamos en tiempo y espacio y su alma salga a mi encuentro?
¿Que su corazón y su mente se hagan los distraídos?
¿Que mi cuerpo esté averiado, gordo y enfermo no apto para seducir y vivir esta pasión que se arremolina en su nombre?

Como dice el poema, su mirada me puebla el insomnio y puedo sentir su energía en cada rincón de mi ser. (Puedes leer el poema en el blog Pétalos del Corazón, Poema Irreverente)

¿Y quiero hacer como siempre, sepultar y anestesiar y dejar de sentir todo esto?

Me encanta todo lo que siento, aunque me lleve del llanto a la euforia.  Pero, ¿por qué no puede ser con la persona correcta?

¿Qué es lo que quiere de mí, Dios, ahora?

Los miedos que me habitan quieren escribir mil conjuros para que desaparezca de mi mapa y no vuelva a cruzarse en mi camino.

Y la mujer del río profundo quiere que escriba un solo mensaje, se fabrique una invitación o me toque el corazón con una palabra.

Mientras escribo, escucho: Entra en mi vida – Sin Bandera


Susie en desvarío





Escritura post tormenta solar

Manifiesto de Amor (Blog Pétalos del Corazón)

01 de Enero de 2020

Pensé que me amaba a mi misma y por eso no necesitaba a nadie para ser feliz.  Entonces, pensé que podría vivir sola y tranquila.

Pero eso no es, en verdad, amor propio o autoestima, es sólo un escudo para sentirme a salvo.  Si te amas lo suficiente a ti misma, puedes amar a alguien más y no tener miedo de ser rechazada por tus defectos.

Darme cuenta que me estaba enamorando de alguien y que mi Shakti estaba nuevamente despierta, produjo diferentes tipos de emociones, tormentas solares y océanos bravíos.  Pero principalmente me mostró que Yo creo que mi cuerpo no es apto para seducir al hombre que ha despertado mi corazón.  A pesar de la hermosa energía y atracción de almas, eso, dentro mí no era suficiente porque en algún punto, él vería solamente lo que yo veo en el espejo: una mujer de 55 con sobre peso y prolapso.

Antes de que llegara este corazón distraído a despertarme, sabía que mi sobrepeso era la perfecta vacuna contra la seducción.

Así, me dejé arrastrar en una espiral descendente de lástima por no ser 'apta' para él y dejando que se llenara de sombras este hermoso sentimiento de amor, ternura, cuidado y magia de almas.

Pasé varios días de mi retiro y desintoxicación de las redes cultivando una conversación negativa en mi mente, llenándome de expectativas dramáticas y nefastas y sintiéndome avergonzada porque amaba a alguien más joven que yo.  Y el problema real es que en verdad no me amo lo suficiente.

Como siempre, el problema no está allí afuera, en quien nos quiere, quien nos cuida o quien nos deja de amar.

El problema es que tenemos más expectativas y exigencias sobre nosotros mismos que lo que las demás personas pueden tener.

La culpa y el remordimiento sólo entran allí donde la inseguridad nos llena de sombras y miedos; allí donde el amor que podemos sentir por los demás, no nos abraza con ternura, sabiéndonos poderosas, bellas, sensuales y dichosas.

Cuida quien te quiere, cuida quien te cuida.

Susie despierta



Playlist para el hombre distraído que despertó mi corazón.