Mostrando entradas con la etiqueta aceptación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta aceptación. Mostrar todas las entradas

domingo, 17 de septiembre de 2023

Aprendiendo a los casi 60

 



No necesitas que nadie te ‘corone’ para sentir tu poder.

No necesitas que otros te amen para comenzar a amarte.

No necesitas cambiar tu aspecto, tus palabras o tu forma de caminar, para que ya nadie se burle, te critique o te condene.

No necesitas inventar códigos secretos para escribir tus verdades.

No necesitas susurrar lo que tanto te duele.

No necesitas sumarte a las tendencias de moda para que valoren tu talento.

No necesitas disfrazarte de lo que no eres para sentirte aceptado/a.

No necesitas permiso de nadie para mostrar tus alas, entonar tu canción o bailar al ritmo de tu corazón.

No necesitas justificar tus conversaciones con Dios.

No necesitas demostrar lo que solo tú puedes ver, sentir o imaginar.

No necesitas dejar de tener miedo, para avanzar.

No necesitas esconderte para hacer lo que disfrutas.

No necesitas que te aplaudan para aceptar que lo estás haciendo bien.

No necesitas una medalla para saber que eres la heroína de tu vida.

No necesitas un mapa para emprender el verdadero viaje.

Necesitas simplemente ser tú, irrepetible, única, asombrosa, bellamente imperfecta, legendariamente atrevida, mágicamente invencible.

Allí afuera está lleno de niños asustados, sin permiso para ser quienes son; no dejes que te apabullen, tú solo brilla y que se vayan acostumbrando.

Susannah Lorenzo© – Casi 60

Leído en voz alta



lunes, 22 de agosto de 2022

Invisibles

Hay personas que nos hemos pasado la vida, sintiéndonos invisibles, mínimos, pequeños y sin valor para nuestro entorno.

Llegamos a la vida adulta buscando desesperadamente ser vistos, ser aceptados, ser reconocidos y ser valorados.

Intentamos diferentes estrategias; nos adaptamos, nos amoldamos, nos disfrazamos, actuamos desde nuestra carencia afectiva y una sed insaciable que nada ni nadie calma.

Se nos olvida, que esa invisibilidad que tanto nos duele, es parte de un mecanismo de defensa inconsciente que adoptamos tempranamente en nuestra infancia.

Tristemente, en algún punto de nuestra niñez, comenzamos a invisibilizar nuestros dones, nuestras características que molestaban o asustaban, nuestros colores inapropiados para mentes en blanco y negro, nuestra luz que encandilaba o nuestra magia no permitida.

Creímos inocentemente que si callábamos nuestra voz, que si guardábamos nuestra magia y opacábamos nuestra luz, eso nos haría sentir amados, aceptados, honrados y celebrados.


Pero cuando nosotros nos alejamos de nosotros mismos, cuando nosotros aprendemos a rechazar y exiliar nuestra esencia, nuestros colores y nuestra voz, entonces, no habrá amor ni aceptación que alcance; porque nosotros anulamos aquello que nos trajo a este mundo y nos hace sentir vivos.

Dios crea cada ser humano a su imagen y semejanza; eso quiere decir que la Divinidad nos habita y somos parte de Dios. Somos sagradamente y perfectamente imperfectos en lo que Dios ha creado en nosotros y con nosotros.

Cada uno de nuestros aspectos, colores, características y matices es parte del diseño y del plan Divino. Negar o rechazar alguno de ellos es negar y rechazar la presencia de Dios en nuestra vida.

No puedo sentirme amada, si no amo quien soy y cómo soy.

No puedo sentirme valorada y aceptada, si no valoro y acepto lo que soy.

Solo cuando me veo con los ojos de Dios y veo a Dios en mí, es cuando me siento plena, completa y en paz.

Con los años he aprendido que no he nacido para agradar a padres, hijos o hermanos; tampoco estoy aquí para agradar a vecinos, compañeros de trabajo o clientes.

Estoy aquí para ser feliz y vivir en paz; y eso solo es posible si me permito Ser quien realmente soy y acepto cada don y cada centímetro de mí persona que Dios puso en mí.

A los casi 58 años, me atrevo a ser visible, a bailar en el centro del escenario, a encender todas mis luces y desplegar todos mis colores. Seguramente están quienes se sienten incómodos en mí presencia y aquellos que se sienten en paz. No depende de mí. Es parte de la naturaleza de cada ser buscar un entorno que lo haga sentir a salvo.


Nadie puede amarme lo suficiente si yo no lo hago primero. Hoy estoy aprendiendo a amarme como Dios me ama y eso ya me da una paz que nunca antes había sentido.

🌷 Susannah Lorenzo ©
Tejedora de Puentes
Tejedora de Abrazos
Tejedora de Cielos
Tejedora de Magia 

martes, 15 de enero de 2019

Quereme


Los demás huéspedes de la Posada me miran y hablan entre ellos; no disimulan sus chistes o simplemente se me quedan mirando como si yo estuviera fuera de tiempo y espacio.

Clarita, la gata, es la única que cada tanto se queda a mi lado o simplemente refriega su cuerpo contra mi pierna en señal de reconocimiento.

A los 54 años, los murmullos, las miradas inquisitorias y las risitas burlonas todavía me desacomodan y me tientan a encerrarme en la habitación por el resto del día.

Permanecer en espacios comunes es  una lucha interna que me agota y me quita paz.


Ahora la gente habla de bullying en las escuelas, pero rara vez se acepta que esa discriminación o esa actitud hostil frente a personas diferentes, comienza con los adultos.

Superar la timidez e intentar salir de mis rincones solitarios y seguros, es una decisión que suelo tomar con la mente; pero que sin importar cuánto me esfuerce, la niña solitaria y no querida, vuelve a asustarse y replegarse ante la menor señal de mofa.

Crecí mudándome de ciudad en ciudad, de provincia en provincia y sin importar donde fuera, me convertía en el bicho raro, podía ser la tonada pegadiza del lugar anterior, mi timidez, mi ropa fuera de moda o mis costumbres poco comunes.

Me acostumbré a no explicar, a no pedir, a preferir sentirme no querida antes que intentar ser aceptada.  Esperaba siempre que alguien se acercara, alguien me descubriera y me quisiera con todas mis rarezas, sensibilidad y corazón de poeta.

Crecí en una familia donde no encajaba; me amaban, sí, aunque no pudiera sentirlo, pero luchaban por encarrilarme, acomodarme y volverme ‘normal’ dentro de sus parámetros.

No sabían qué hacer conmigo y así pasé muchos años sin saber yo misma qué hacer conmigo.
Elegir ser lo que soy, no negociar, me ha costado aislamiento y soledad.

Tanto mis hijos, como el resto de mi familia, están convencidos de que todos los desacuerdos, todas las distancias, y todos los conflictos son sólo culpa mía.

Probablemente, parte de mi culpa sea mantener silencio cuando sé que no seré escuchada, guardar distancia cuando seré juzgada y dejar de intentar tender puentes, cuando las palabras ajenas se vuelven misiles que destruyen.

Cuando crecemos siendo juzgados, aprendemos a juzgar; inevitablemente repetimos patrones de conducta.  Los raros terminamos juzgando a todos los normales, que no se animan a vivir libres de caretas y disfraces.

Sin embargo, ese otro que se mofa y me mira con desdén, se parece bastante a esa parte de mí que no puede sostener la mirada frente al espejo.


Aunque los demás dejaran de juzgarme y yo dejara de juzgar a otros, mientras me juzgue a mí misma, no habrá paz interior.

Aunque me quieras mucho, si yo no me quiero, no hay amor que alcance y tape cada hueco vacío en nuestro corazón.

Quiero aprender a sentirme radiante, a amarme y aceptarme sin importar el deterioro de mi cuerpo.

Esta deformidad que me asusta en el espejo resultó ser el escudo perfecto para neutralizar cualquier atracción física.  Si yo no podía quererme enferma y limitada físicamente, nadie más podría hacerlo.

Inconscientemente decretamos realidades que luego se convierten en nuestra propia cárcel.

Si aún no soy libre de miradas ajenas, es porque aún no  he aprendido a mirarme.




Susie
01 de enero de 2019
Mirándome
Amándome
Aceptándome

jueves, 18 de enero de 2018

My life with POP


Esp/Eng

Part 01

Cuando comencé con el Blog 'Susie Intima' hace ya varios años, lo hice con un artículo sobre Endometriosis, escrito en inglés y que luego fue premiado por una asociación internacional de endometriosis.  Escribir fue en aquel momento una manera de hacer las paces con la enfermedad y de dejar registro de un camino de sanación emocional y una elección de tratamiento personal basado fundamentalmente en terapias holísticas, fitoterapia y suplementos naturales.  Escribir en inglés me ha resultado siempre (desde la adolescencia) una manera segura de mantenerme a distancia de las emociones y de filtrar lectores cercanos que tienen fácil predisposición a juzgar o a creer que saben lo que es mejor para mí.

El camino con Endo fue un viaje de autoconocimiento, de aprendizaje y una ceremonia para honrar este templo donde habita mi alma. Entonces, cuando creía que ya todo estaba bien y podía tener una vida 'normal', apareció POP en mi vida.



Writing in English has always felt safe, it's a way of keeping myself emotionally dettached from whatever is bothering me or keeping me out of alignment, and it is also a good way of keeping unwanted readers from judging my spiritual path or my personal choices regarding treatments and health care.

I started writing this blog to make peace with Endo and to reach other women suffering from the same disease and sharing my experiences with holistic treatments, herbs and emotional healing journeys. When I was happy enough with my life, going to the gym, going for fast and long walks and when I was starting to believe that my life could be quite 'normal', POP showed up in my life.  Once again the pelvic area was calling my attention and looking for the spotlights.  That was almost four years ago.  Far in the distance, I can now tell, there are no coincidences, there are still unhealed wounds related to the emotions which are manifesting in that southern region of my body.  I should admit it: most of my spiritual life was based on the hard work and practice  with my heart and mind, becoming totally disconnected from my navel downwards, as if it was a piece of useless flesh of which I could get rid.  You name it.



Me ha llevado casi cuatro años poder sentarme frente al teclado y comenzar a escribir sobre eso que no se nombra, que da vergüenza mencionar, porque apenas si tengo 53 años y en aquel momento, la doctora que me atendió dijo que era una condición que sólo afectaba de ese modo a personas de más de 70.  Por momentos leí mucho, investigué, tuve algunos intentos fallidos de buscar soluciones y luego me fui encerrando, aquietando, avejentando y de algún modo oxidando; multiplicando las dificultades para movilizarme, trasladarme o mover mi cuerpo sin experimentar dolor o molestia.  

Así como había sucedido con Endo, los médicos que visité en su momento, no supieron darme ninguna solución viable, segura y libre de efectos colaterales adversos.  Mi intuición, mi cuerpo y mi sabiduría interna me decían a gritos que nuevamente, la cirugía no sería la solución.

Una deja de hablar, por vergüenza, por miedo al rechazo, por todas las veces que intentó explicar y los rostros incómodos nos llamaron al silencio, para callar anticipadamente los juicios y las opiniones que no respetan nuestras decisiones, y porque simplemente nos cuesta aceptar que nuestro cuerpo ya no pueda hacer libremente lo que antes hacía.

Sin embargo, una conversación a corazón abierto con una mujer menor que yo, donde cada una se mostró vulnerable y compartimos experiencias de una misma dolencia, me sirvió para recuperar mi instinto de conservación, archivado con los estudios médicos que decretaron esa incapacidad latente que no alcanzaba para pedir una pensión pero sí para limitar mi vida.



We all have that inner wisdom which tells us what our body needs, but there are times when we forget about the wild woman's instincts and we try to be normal enough to find magic solutions with a GP or a soulless gynecologist.  I started behaving like an elderly woman because I was told my condition was only usual with women above 70 and there were no effective solutions for someone who was about to become 50 years old. ( I am 53 now.)

Words can be dangerous and powerful when we give away our power.  We do not realize how deep they go into our emotions and mind until we feel how  fast our body is aging.  We keep ourselves isolated, not only because it is hard enough to climb on a bus, but because if we do not go out it is easier to avoid awkward questions about our health.  People tend to ask far too many questions when you don't look sick and your condition is invisible to their eyes.  We prefer silence, we are ashamed of talking about what is going on with our organs but we also keep people from judging our choices and we avoid nasty looks when we give accurate information and too many details.  Hence, we feel lonely, helpless and hopeless.  Loneliness brings misery and misery calls defeat.

I was talking to a woman the other day,  just out of the blue we ended up talking about prolapse and how difficult it is for her to go to work every day.  She is younger than me and she also believes surgery is not the way out and it cannot improve our lives but make them worse.  She told me how her mother, who is more than 80 years old now, had taken some pills (I guess they were hormones.) and her prolapse was just reversed when she was about our age.  It was  like tapping on the wild woman's head.

I started researching and reading again and I found the way to start moving my body.



Como terapeuta holística, sabía que mi cuerpo estaba envejeciendo por la falta de movimiento; podía sentir, más allá de las limitaciones por el desgarro muscular interno, que todo estaba dejando de funcionar, que las articulaciones habían perdido su capacidad y que la flexibilidad había pasado a ser sólo un recuerdo.  Intenté varias veces en los últimos años buscar ayuda, pero después de una o dos clases, abandonaba.  La mayoría de los centros holísticos que ofrecen actividades físicas, están diseñados para gente joven, sana y sin dificultad alguna para moverse.  Todas las actividades implican sentarse en posición de loto, relajar o elongar sobre una manta o apenas una colchoneta fina y poner en riesgo la poca salud que queda.  La primera experiencia fue Pilates, porque en sus orígenes era una practica para generar movilidad en las personas que no podían moverse o levantarse siquiera de la cama (pacientes con heridas de guerra en aquel entonces).  Sin embargo, la mayoría de los centros de pilates, poco saben de limitaciones y te indican una rutina que debes repetir tú sola y que es igual o parecida a la rutina que hacen todas las personas que asisten.  Luego vinieron lugares con escaleras empinadas, actividades de piso que nunca podía seguir y explicaciones (lágrimas mediante) sobre porque no podía sentarme facilmente en el piso.  También había intentado al principio con Tai-Chi, que me había servido muchas veces para recuperarme físicamente y conectar con mi cuerpo, pero las molestias me desalentaban demasiado rápido.

Luego de la charla de hace unos días que me hizo recuperar mi instinto de conservación y las ganas de estar bien, retomé la lectura y la investigación: descubrí Chair Yoga y recordé los videos específicos que había visto alguna vez con secuencias para fortalecer el suelo pelvico y retraer el prolapso en muchos casos.  Con POP son todos 'baby steps', hay que tomarse todo con calma, ir despacio, prestar atención a la forma en que caminas, te mueves, respiras, te sientas, te paras, te acuestas y haces las cosas rutinarias de todos los días.  Uno de los comentarios que había hecho 'click' en mi cabeza, durante la charla, fue la historia de su mamá, que a nuestra edad, hace más de 30 años atrás, el médico le había dado unas pastillas que habían hecho que el prolpaso retrocediera y los organos volvieran literalmente a su lugar.  Esta anciana mujer no recuerda qué tomó, pero, luego de leer e investigar, supongo que fueron estrógenos, alguna terapia de reemplazo hormonal.  La anécdota que contó fue muy específica porque ella recuerda cómo sus órganos de algún modo se 'desinflamaron'  y nunca más volvieron a salir fuera de su lugar.  Ya había leído  y visto unos videos en inglés sobre los ejercicios de suelo pélvico y cómo con fisioterapia se puede revertir POP, pero creo que escucharlo en mi idioma nativo y de alguien que conozco, produjo el efecto que mi mente necesitaba.



Cuatro días consecutivos han marcado mi propio record.  Sé que han sido varios años de posponer mi propia rehabilitación.  Afortunadamente he sido lo suficientemente cuidadosa para que la condición no empeorará.

El primer paso, el primer día fue probar la secuencia de Yoga en una silla y un ejercicio de meditación/respiración específico para restablecer la salud en el cuerpo.  La secuencia de ejercicios que estoy usando se usa con pacientes de cancer, con adultos mayores y con personas que sufren de dolor crónico.  Entrando en el quinto día, puedo decir que el cuerpo se siente diferente y el sólo hecho de recuperar la esperanza en una mejor calidad de vida, determina una actitud de salud emocional que nos conecta nuevamente con el amor, respeto y cuidado que merece nuestro cuerpo.  Al segundo día agregué la rutina de la primer semana de una de las series de Lift Pelvic Organ Support Series de Fem Fusion Fitness.  Eso significó animarme a trabajar en el piso con la asistencia de una silla.  Volver al piso es todo un desafío, las articulaciones hacen ruidos extraños como bisagras viejas; pero el alivio tenue, leve, a cuenta gotas, es una gran bendición y hasta parece que el cuerpo pesara menos.



Chair Yoga was a great discovery and the first step.  It is practised by people who suffer from cancer, chronic pain or elderly people.  It has allowed me to start moving again without pain or discomfort.  I also started doing the Breath of Ten Meditation to Become Dis-Ease Free. On the second day,  I was brave enough to start working on the floor again, with the help of a chair; thus, I started with the first week of the Lift Pelvic Organ Support Series from Fem Fusion Fitness.  It's been four days without giving up and that's a lot for me.  Relief, flexibility and moments without pain or discomfort are slowly increasing;  but every tiny achievement is a blessing for my body.

There are other natural remedies which I am trying, but I will only share them when I am quite sure they work.  Meanwhile, just being able to write about POP for the first time represents a bungee jump into the vast ocean of light where my soul dwells. It means starting a whole new journey of self healing.



Estoy experimentando con otras medicinas naturales para mejorar y reparar los tejidos, pero sólo hablaré de ellas cuando tenga seguridad de que funcionan.  Mientras tanto, haber tenido el coraje de escribir sobre POP y animarme a publicarlo (Porque hay muchas mujeres allí afuera, de mi edad y más jóvenes que se sienten tan perdidas como yo lo estuve.) es como saltar en caída libre y navegar ese océano de luz donde mi alma reside para descubrir que así como puedo ayudar a otras personas, puedo ayudarme a mí misma.  Es comenzar un nuevo viaje de sanación emocional y arrodillarme frente a mi cuerpo para honrararlo, perdonarlo, pedirle perdón por tantos años de descuido, amarlo, respetarlo y reconocerlo como el templo sagrado donde mi espíritu habita.

Susie
Writing before dawn
January 18th, 2018

Nota: El próximo paso, quizá sea escribir una historia como hice con Besos Amarillos.



martes, 26 de marzo de 2013

Imagen


A veces la imagen que los demás perciben de nosotros, en nada se parece a lo que nosotros vemos en el espejo.

Es entonces cuando debemos aceptar que estamos siendo demasiado injustos con nosotros mismos.

SL