sábado, 31 de diciembre de 2022

Verdaderas intenciones


 

Tienes que saber que yo te veo, te reconozco, te honro y te celebro.

Te veo tal como eres, te amo así, de principio a fin; no cambiaría ni un centímetro de tu geografía o de tu océano interior.

Yo te leo, leo lo que escribes y lo que callas, leo tus miradas, leo tus gestos, leo tus metáforas y respiro con tus palabras.

Yo te escucho, lo que susurras, lo que guardas, lo que gritas en la distancia, lo que recitas como un verso amado y lo que lees con amor de contadora de cuentos  y mujer medicina.

Yo creo en ti, creo en tus talentos, creo en tus dones, creo en tus sueños, creo en tus deseos, creo en tu potencial y tu capacidad infinita; yo creo en ti, sobre todo cuando nadie cree en lo que haces o dices.

Yo te cuido, para que nada te falte y nada te dañe, yo te alcanzo y te pueblo con la magia que Dios puso en mis manos.

Yo te amo, con desvelo y con respeto, con pasión y con ternura, con despojo y con arrojo; yo te amo con el compromiso de saberte plena y honrar el templo sagrado donde habita tu alma.




Yo me postro a tus pies para pedirte perdón, porque a veces no te escucho y dejo que las voces y ruidos de otros me pueblen de miedos y dudas.  Te pido perdón porque te descuido y dejo que la desidia y la  indiferencia de otros te vuelvan invisible.  No necesitas que nada ni nadie valide tu presencia, porque tu presencia va más allá de la voz que se multiplica en las redes sociales o las palabras que viajan para ser leídas por otros corazones.  Tu presencia es como la Divinidad misma, como el aliento de Dios en tu corazón, como la voluntad del Cielo que se expresa en lo imperceptible y cotidiano, como los milagros que no se anuncian pero te arrastran hacia el poder de lo que no guarda razón.

Dios te ve, yo te veo.  Dios te ama, yo te amo.  Dios te habita y mi compromiso en este inicio de año es habitarte plena e intensamente, sin medias tintas, sin miradas ajenas ni juicios que prometen aceptaciones vacías.

Te quiero bien.  Me quiero bien.  Te amo bonito.  Me amo bonito.

Si ellos no saben, no entienden, no pueden o no quieren, solo Dios puede perdonarlos o guiarlos.

Tú si sabes, yo también.  Tú entiendes y yo te entiendo.  Tú puedes y yo quiero.  Me perdono y te perdono, porque siempre fuimos tú y yo mecidas en el Amor de Dios.

Te tengo y me tienes y con eso, alcanza.

Susannah Lorenzo©

Susie / Soledad Lorena / Meherdeep Kaur

31.12.2022


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