Cuando una madre Ama,
teje las alas y bendice Cielos,
aprende Chino Mandarín
para leer los mapas de sus hijos,
se arremanga las faldas
para cruzar a nado mares bravíos.
Cuando una madre Ama,
teje rosarios con sus lágrimas,
celebra en la distancia
los logros de sus hijos,
construye un faro en el Cabo de Hornos
o bendice los vientos que traen sus perfumes.
Cuando una madre sufre,
deja de amasar panes,
guarda las ollas que multiplican porciones,
duerme largas siestas para descansar el Alma
y arrulla en secreto
los corazones temerosos de sus hijos.
Cuando una madre añora,
recorre lado a lado los Puentes sin huellas,
repara los telégrafos,
guarda una caja de té especial
para visitas inesperadas,
pierde a menudo sus ojos en el cielo
que se extiende para alcanzar otras ciudades;
y por las noches,
acomoda sus caderas cansadas
en una de las curvas de la luna,
para desde allí ahuyentar las pesadillas
que intentan arrebatar la paz de sus hijos.
En la casa de una madre, siempre hay un abrazo, una palabra dulce o una caricia en el pelo esperando detrás de cada ausencia.
🌷 Soledad Lorena ©
Tejedora de Palabras
Susannah Lorenzo
Tejedora de Puentes
De madres sin nido
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