Me daba coraje, como dicen los Mexicanos, que el padre de mis hijos y los padres de mis nietos se creyeran merecedores de celebrar su día.
Me parecía injusto que sus hijos los miraran con un amor ciego y buscaran educar a sus padres en una relación que ellos no honraban ni honran.
Deseaba que el progenitor (accidente biológico) de mis hijos y de mis nietos también, vivieran ese día en la miseria emocional que ellos habían sembrado. Deseaba que pagaran por haber dañado, mancillado y maltratado a las madres de sus hijos. Deseaba que fueran castigados por haber deseado que sus hijos no llegaran a este mundo y luego por haber ignorado todas y cada una de sus necesidades. Deseaba que dejaran de ostentar ante sus amigos, los hijos que habían elegido no criar ni educar. Deseaba que se miraran al espejo y descubrieran que eran una basura humana.
Los culpaba porque mis nietos y mis hijos perdieron tiempo de calidad con sus madres, porque nosotras estábamos ocupadas buscando el plato de comida que faltaba, la medicina que urgía o la ropa que abrigara en invierno.
No es casualidad que el padre de mis hijos y los padres de mis nietos, compartan tantas características miserables. Eso es parte de las heridas no sanadas y El amor que no alcanza.
Creí haber perdonado pero los quería lejos de mis hijos y mis nietos. Deseaba que vivieran en un país remoto para que sus mentiras y sus manipulaciones dejaran de dañarlos y afectar sus vidas; para que sus actitudes no se convirtieran en ejemplo de vida.
Como una leona feroz, los he defendido por ser los hijos del Tío Scar. Hubiera deseado que fueran hijos de Mufasa, pero no lo son y eso es algo que debo aprender a perdonarme.
En lo personal, creo que quienes nacen como Scar, no podrán cambiar jamás. Pero también he aprendido que para que haya un victimario, debe haber una víctima, y cuando la presa elige jugar otro rol, el cazador se muere de hambre y aburrimiento.
No me toca a mí juzgar o decidir su suerte. Solo Dios sabe.
Pero sí puedo elegir abandonar el enojo, la amargura y el resentimiento.
Mis hijos merecen mis mejores deseos y bendiciones y su padre será siempre parte de sus vidas, sus corazones y sus aprendizajes, por lo tanto merece mis bendiciones diarias.
Deseo que mis tres hijos puedan celebrar el día del padre y organicen entre todos los regalos, la comida, y el festejo. Eso será señal de que han sanado y solo los une el amor y el perdón.
Deseo que el padre de mis hijos conozca el Amor que todo lo puede y las virtudes de mis hijos superen la herencia de sus miserias emocionales.
Deseo que mi hijo y mis nietos tengan paz en su corazón y sabiduría para poder ser mejores hombres y mejores padres cuando sea su momento.
Deseo que mis hijas y mis nietas puedan sanar sus heridas y aprendan a amarse tanto que el destello en los ojos de un depredador ya no las obnubile.
Es cierto, hay realidades y personalidades que ya no pueden cambiarse. Pero si se puede cesar en la búsqueda de justicia, porque de algún modo se parece a la búsqueda de la revancha y eso quita paz y nos aleja del Amor.
Por primera vez, desde que soy madre (hace 37 años) y desde que soy abuela ( hace 16 años), suelto y confío. Confío en que mis hijos y mis nietos están protegidos por la Madre María y no necesitan de mi sobreprotección o mis advertencias. Suelto mi necesidad de controlar lo que hacen o dejan de hacer porque solo Dios sabe lo que cada Alma necesita vivir.
Dejo de culparlos (a los padres ausentes e irresponsables) porque eso me hizo creer que era mejor madre y mejor persona.
El buen amor no se compara ni se mide, el buen Amor Es.
Porque mientras estaba sentada en el sillón de Juez, me perdí la alegría de Amar y Vivir.
Susannah Lorenzo
Descubriendo Puentes
Simplemente hermoso,gracias por escribirlo,me identifico soy mama soltera todavia no soy abuela.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
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