“El
problema es que eres demasiado sensible.” Te dice alguien mientras te obliga a fumar el humo de
su cigarrillo una y otra vez y te humilla con palabras vulgares y groseras para
marcar su supremacía.
El término PAS hace referencia a las “Personas Altamente Sensibles”, es decir, aquellas que tienen un desarrollo del sistema nervioso que les permite percibir sutilezas del entorno que el resto de los seres humanos no son capaces. Las personas PAS procesan la información de forma distinta. Los sonidos altos, las luces demasiado brillantes, las aglomeraciones de personas o imágenes de violencia y dolor pueden afectarles profundamente.
Quizá nunca hayas escuchado este término ya que la alta sensibilidad es un concepto relativamente nuevo que empezó a ser estudiado por la psicóloga estadounidense Elaine Aron y que afecta entre un 15% y un 20% de la población.
La Alta Sensibilidad comenzó a ser conocida a través del primer libro de Aron titulado The Highly Sensitive Person. Fue la traducción de este término y su popularidad la que llevó a nombrar a este rasgo como PAS o Personas Altamente Sensibles.
La elevada sensibilidad de estas personas hace que puedan llegar a desarrollar una empatía que las haga sufrir en exceso y a menudo suelen chocar con el muro de la incomprensión de sus personas más cercanas quienes no entienden sus forma de ver el mundo.»Estás exagerando», «Eso no es para tanto», «Te lo tomas todo demasiado a pecho», son algunos de los comentarios que estás personas suelen escuchar en su día a día.
Ser diferente no significa ser mejor o peor,
simplemente significa ser distinto, lo cual intimida a muchas personas.
Ser diferente muchas veces nos aleja emocionalmente
y físicamente de las personas que nos aman, no porque sea nuestra intención ser
desleales, sino porque mimetizarnos para ser aceptados nos aleja de nuestra
esencia.
La alta sensibilidad no es un trastorno que se deba corregir, si no de un rasgo de personalidad que se debe atender en función de las necesidades individuales de cada persona, es una característica de su procesamiento sensorial. Las personas altamente sensibles tienen en común algunas de estas características:
– Presentan una mayor profundidad de pensamiento y los elaboran con más detenimiento
– Alcanzan mayores habilidades para el desarrollo de tareas relacionadas con la creatividad y el arte
– Tienen una mayor capacidad de empatía al disponer de más actividades en sus neuronas espejo que el resto
– Viven la vida con mucha emocionalidad. Su manera de experimentar la felicidad, tristeza, alegría… es muy intensa y va ligada a una fuerte empatía hacia los demás
– Perciben mayor información sensorial y se dan cuenta de detalles sutiles.
En España la Asociación Pas intenta dar cada vez más visibilidad a las personas con alta sensibilidad desde el año 2012 y tiene como objetivo la divulgación y ayuda sobre el rasgo de la Alta Sensibilidad.
Para una persona PAS, permanecer en un entorno
donde es considerada una persona enferma, inestable emocionalmente o que
necesita ser ‘normalizada’, puede convertirse en un riesgo para su salud
física, emocional y mental.
Permanecer allí donde no pertenecemos
energéticamente nos convierte en corderos sacrificados, víctimas que se inmolan
por amor para el ‘bienestar, tranquilidad y felicidad’ de quienes vibran en una
frecuencia diferente y desde un amor tóxico nos retienen en un tiempo y espacio
que nos ahoga y debilita.
Que un entorno, una relación, una persona o un comportamiento resulten tóxicos, no necesariamente quiere decir que hay una intención de daño; probablemente lo que es beneficioso para algunas personas, es perjudicial para otras.
“El problema es que te falta tolerancia.” Te dice alguien mientras eres apedreada como María Magdalena y un romano ateo se burla de ti y te agrede porque crees en Dios y sus milagros y llevas Jesús en la boca, en tu corazón y en tus escritos.
Una persona PAS siente el dolor de las personas que
ama como propio, es decir puede percibirlo de una manera que otros no pueden
hacerlo. Aunque sepa que ese dolor
interno es el que hace que esas personas hieran con palabras o actitudes, no
podrá evitar recibir esa descarga de sufrimiento amargo. Las palabras y actitudes que se originan en
heridas no sanadas nos atraviesan como dagas y nos debilitan energéticamente. Podemos, racionalmente, reconocer que cada
quien hace lo mejor que puede desde su lugar de consciencia y aceptar que cada
quien es responsable de su propia felicidad; pero inevitablemente la
infelicidad de nuestros seres amados perforará nuestro corazón cuando sus
palabras intentan responsabilizarnos de su padecer.
Una Persona Altamente Sensible (PAS) es sumamente
empática y por lo tanto, no intentará convencer a nadie para que crea lo que
siente como cierto en su corazón, pero sufrirá como una agresión cuando es
cuestionada, juzgada o criticada por pensar como piensa o sentir como siente.
Todo ser humano tiene el derecho de ejercer su
libertad en su vida espiritual, siempre y cuando no intente colonizar el
pensamiento de otros, siempre y cuando respete esa misma libertad en la vida de
los otros.
“El problema eres tú que te has acostumbrado al
silencio y la soledad.” Te dice alguien
mientras hacen un festín en tu nombre pero debes hacer silencio frente a
insultos, porque algunas personas ‘aman’ así, ejerciendo la versión más
machista de bullying familiar.
Muchas veces creemos que es un gesto heroico, sacrificar
nuestro bienestar para que nuestros seres queridos puedan sentirse tranquilos,
en paz y conformes. Entonces, callamos, escondemos nuestras alas, aceptamos
actitudes y palabras que nos dañan, sonreímos y ofrecemos nuestra paz a cambio
de tormentas, recibimos su forma de amar sin cuestionar ni intentar
cambiarlos. Sin embargo, su paz no
depende de nosotros; quien no tiene paz por sí mismo, no la tendrá porque
nosotros dejemos de Ser quienes realmente somos, quien no es feliz por sí
mismo, no se sentirá plenamente feliz porque nos adaptemos a su forma de ser.
Creo que volvernos pequeñitos para que otros no se
sientan intimidados o incómodos por
nuestros dones, es negar la Divinidad que nos habita; es renunciar a este Ser
maravilloso que Dios ha creado a su imagen y semejanza; es permitir que las
sombras de los otros apaguen nuestra Luz.
Quienes esperan que los otros hagan siempre la
tarea de esforzarse y cambiar, considerarán nuestra distancia y nuestra soledad
como un acto egoísta. Alejarnos de
aquellos que nos exigen vivir a su manera y no respetan nuestra identidad, es
una decisión que siempre duele pero que nos brinda la salud necesaria para
poder cultivar nuestra mejor versión.
Desde nuestra plenitud y nuestra paz interior podemos generosamente
compartir nuestros dones y talentos, disfrutar nuestra vida y desde allí
sembrar relaciones sanas.
Mi paz interior no depende de otros, depende de mi
actitud frente a lo que otros hacen o dicen.
Sin embargo, mi paz interior y tu paz interior dependen de la coherencia
y armonía entre mente, cuerpo, espíritu, alma y sentimientos; depende de la
libertad que ejercemos para Ser quienes vinimos a Ser, sin disfraces ni
posturas impuestas.
Elegimos lo que es mejor para nuestro bien mayor y
el bien mayor de las personas que nos rodean, evitando conflictos y relaciones
tóxicas. Para una PAS, la distancia o la
soledad resultan temporal o definitivamente la decisión más sana, cuando el
entorno cuestiona constantemente su condición o aún peor, intenta normalizar su
personalidad de acuerdo a la mayoría del grupo o al miembro dominante.
Para cultivar la paz en nuestro corazón es
necesario deshacernos de culpas y responsabilidades que no nos pertenecen. No
debemos sentirnos culpables por cuidar nuestro equilibrio y nuestra salud. No debemos sentirnos responsables por la
felicidad de las personas amadas.
¿Disfruto ver felices a las personas que amo y me
aman? Claro que si, muchísimo. ¿Pueden
esas personas que amo y me aman dejar de ser como son y actuar como actúan para
disfrutar mi forma de Ser? No pueden, ni
siquiera llegan a darse cuenta que existen otras formar válidas de Ser y
sentir. No se trata de animosidad o
falta de amor, se trata de niveles de consciencia y sensibilidad. Somos diferentes y en esa diferencia,
encontrar la paz y el equilibrio suele ser tarea de quien puede ver más allá de
lo visible.
Hay flores bellísimas en la naturaleza, sin
embargo, muchas de ellas pueden ser extremadamente tóxicas, dependiendo del
tipo de contacto, la duración e intensidad del mismo. Algunas flores con algo grado de toxicidad
son: lirio, tulipán, azalea, amarillis, crisantemo y lila de la paz.
Seguramente, mi vibración, mi forma de ser y mis
energías pueden resultar tóxicas para algunas personas, y eso está bien. No podemos ser compatibles con todas las
personas que habitan este planeta, ni siquiera con todos los miembros del clan
familiar. Probablemente las reacciones
hostiles y de rechazo de otras personas estén relacionadas con la falta de
compatibilidad de nuestras energías y vibración. Reconocer esa diferencia, creo, es el primer
paso hacia las relaciones sanas. No se
puede construir Puentes allí donde los otros cultivan muros. No se puede
iluminar allí donde las personas se sienten a salvo en las sombras.
Incluso la paz, puede resultar tóxica para aquellos que se sienten a salvo en
el caos del ruido.
Susannah Lorenzo©
Desanudando las
emociones y palabras atascadas en mi garganta que terminaron por debilitar mi
voz (físicamente) desde hace unos días.
Martes 27 de septiembre
04:59 am
Alergia asmática y garganta cerrada por segunda vez en menos de una
semana y por primera vez luego de un par de años.
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