Mostrando entradas con la etiqueta desazón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta desazón. Mostrar todas las entradas

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Desamorada

 Mi corazón parece estar dormido, mustio, amargo, en estado de coma o en modo avión.


A veces estoy odiosa, otros días simplemente estoy ocupadísima en mi trabajo y en la siembra de Puentes, y aunque muchas veces estoy alegre (sobre todo cuando algo me sale muy bien), tengo esa rara sensación de haberme convertido en el hombre de hojalata (el personaje del Mago de Oz) con ganas de sentir pero con ausencia de corazón.

Debe ser la suma de pequeños duelos minimizados y subestimados o quizá sea la condición post traumática de haber vivido situaciones límites que exceden cualquier expectativa o proceso de imaginación.

En este tramo del camino, he quedado bastante sola.  Es algo que sucede cuando hacemos grandes cambios en nuestra vida y de algún modo, cambiamos de carril o de sintonía.  Paso la mayor parte del tiempo encerrada en el departamento, relacionándome solamente a través de las pantallas y las redes sociales.  En realidad, eso no es nuevo, es parte de la nueva normalidad que se instaló en mi vida desde que comenzó la pandemia en 2020.



Pero sí hay algo que es tremendamente diferente y solo lo comprendí viendo vídeos de gatos en el canal de Tik Tok y mirando las historias de La Chepi cuando habla con su gato: durante dos años de mi vida, Blackie fue un compañero fiel, leal, incondicional y mágico en mi vida.



Aunque ambos fuimos siempre muy independientes y cada uno tenía su espacio y sus tiempos, Blackie me obligaba a ejercer y ejercitar el Amor.  No solo me acompañaba en mis sesiones de Tarot Evolutivo y durante las grabaciones de vídeos, también me  hacía su Reiki gatuno cuando estaba muy mal de salud y mi corazón estaba demasiado triste.  Nuestro lenguaje silencioso de miradas, gestos, movimientos y transmisiones mentales, nos mantenían conectados y comunicados.  Muchas veces me obligaba a levantarme cuando no tenía ganas, para que lo dejara salir a pasear o para volver a entrar cuando volvía de sus andanzas.


Nos cuidábamos, nos atendíamos, nos conteníamos, nos mimábamos, nos acompañábamos, nos respetábamos, nos celebrábamos, nos honrábamos, nos amábamos.

Me doy cuenta que desde que me fui de San Juan, el 03 de mayo, he dejado de ejercer y ejercitar el Amor.  Me he dedicado a sobrevivir, resolver, sortear vientos y mareas, aprender, estudiar, sanar, resistir, solucionar y a aceptar la voluntad de Dios.  ¿Cómo se puede vivir sin Amor?  Creo que no se puede, ni se debe.


A punto de cumplir 57 años, el 22 de este mes, tengo que reconocer que es uno de los cumpleaños más solitarios que he tenido.  Y aunque estoy ocupada en celebrar en las redes sociales y en tejer Puentes de Buena Voluntad para que todos seamos bendecidos, una parte de mí está sumida en un sueño profundo, en un coma inducido para no sentir tanto dolor.


Susie©
Desamorada
01 de septiembre de 2021

Puedes descargar y leer la historia de Palo Santo, escrita en homenaje a Blackie, en este enlace.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Baobabs en Navidad

 


La mente está asustada, frustrada y enojada. Mira el árbol y los adornos con bronca y como un pájaro agorero repite mientras mira a la niña del corazón con desdén:


¿Acaso crees que vas a tener ahora la mágica Navidad que no tuviste de pequeña?

¿De qué te sirve tu Espíritu Navideño con la heladera y la billetera vacía?

¿Ni siquiera tu gato entiende qué estamos esperando?




La niña se acurruca, defiende la Navidad como una bandera, se acuesta cada noche creyendo que el amanecer traerá un milagro,  se convence que los sueños tejidos a Crochet traerán nuevos colores y emociones, siembra navidades en otros corazones, lee poemas y cuentos para corazones descreídos y duerme largas siestas mientras sus lágrimas riegan semillas perdidas en los confines del desierto.



A  veces siento que he equivocado las semillas, porque la siembra ha sido intensa y cada mañana el desierto despierta mostrándome su arena.

¿Será que he sembrado Baobabs cuya sombra nunca veré?




Otras veces, el océano se hace infinito, mi bote es apenas una hoja de madera y los remos parecen no llevar a ningún sitio. Cada mañana busco en el horizonte atisbos de una tierra próspera, un destino, un rumbo, una señal y solo es el cielo desdibujado en el agua.

Aún así, en un rincón del bote enarbolo mi pino de Navidad, como un acto profundo de Fé, como una manifestación de rebeldía contra la realidad que me abruma. 



Dicen que habrá estrella de Belén este solsticio y mi pesebre se sostiene buscando que los Reyes Magos me encuentren, y Jesús, Oh mi Jesús, habite mi corazón para que viva en su Gracia y en la alegría de ser la Niña que despierta en Navidad.


Susie

Susannah

Diciembre 09



Te invito a descargar, compartir y difundir Navidad en el Corazón.
Tus comentarios en el vídeo pueden ayudar para que muchas personas conozcan mi labor literaria y compren mis libros.
Gracias


viernes, 14 de marzo de 2014

Sobre el dolor y la compasión


Dolor

No hay una medida para el dolor.  No hay comparación posible para determinar si hay un dolor peor que otro.  La persona que sufre porque su corazón ha sido destrozado, despojado, mancillado o sacudido por uno de esos terremotos que no dejan nadie en pie, no necesita que otra persona le diga que podría haber sido peor, que hay males peores, que hay dolores más graves, que hay perdidas más feroces.  En ese momento, para esa persona, la sensación de dolor, impotencia, vacío y desazón al enfrentarse a lo inevitable, es única.  Y la magnitud no sólo depende del hecho exterior sino de la sensibilidad de la propia persona, del apego, de las proyecciones y de los sueños que estaban ligados a la catástrofe, por así llamarla.

No se puede entender ni aún menos comprender lo que no se ha vivido, lo que jamás ha sido parte de nuestras experiencias.  Se puede imaginar pero por sobre todo se debe respetar.

Compasión
Digamos que alguien mira hacia una planta que se encuentra en un vaso dentro de la casa. Por el  mirar compasivo, en vez de observar  si gusta de ella o no, se pregunta, ¿cómo se  sentirá ella, sin la luz del sol, el  agua de la  lluvia y sin sus plantas amigas y compañeras?

"(...) Mirar al  otro y  ver  qué afecta la existencia de él, para nosotros manifestarnos de forma positiva, para remover los obstáculos, eso es compasión. Para promover las cualidades positivas, eso es amor.”
Lama Padma Samten

La compasión tiene dos componentes. Es entender el sufrimiento ajeno y es desear aliviarlo. La compasión es empatía y solidaridad. 
Cuando alguien te hiere, tienes dos opciones. Una es enojarte y sentirte agredido, contárselo a todo el mundo y retornar el mal que te hizo la persona. La otra es intentar ponerte en sus zapatos, tratar de entender por qué actuó así la persona. 
La primera manera es la más satisfactoria en el momento. La segunda manera es más difícil, pero tiene una gran ventaja: te ayuda a dejar ir el dolor al comprender que las acciones agresoras de otras personas vienen de su propio dolor. 
También pone fin a la situación y te da fuerza para tomar acciones positivas que los liberen a ambos de más dolor. 


Lo Inevitable

El dolor que nos traspasa hasta despojarnos de todo, aquel que nos abre heridas en carne viva, es siempre causado por lo inevitable.


- No sabes lo que dices. – respondió el ángel. – No existe la tragedia, sino lo inevitable. Todo tiene su razón de ser: sólo necesitas saber distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.- ¿Qué es lo pasajero? – Preguntó Elías.- Lo inevitable.- ¿Y lo definitivo?- Las lecciones de lo inevitable.La quinta montaña – Paulo Coelho

Si ves una persona devastada, si me ves lidiando un dolor que no se puede explicar pero que transmuta y se transforma con el tiempo siguiendo patrones inesperados, si ves a alguien que se siente y se ve como un montón de esquirlas luego de la explosión…

Entonces, no intentes juzgar o entender, no pidas explicaciones, no compares, no intentes medir, no creas que puedas imaginar la magnitud porque no lo harás.  Simplemente prepara una taza de té, siéntate a su lado, desde tu corazón apoya tu mano en la suya, luego en su hombro y si ves que llora, abrázala para que sus pedazos no se vuelen con el viento.

No te apresures, no esperes curas milagrosas ni mejorías instantáneas.  Cada persona tiene un tiempo y en ese tiempo lo más sano es tomarse el momento y lugar para dejar correr el río, para gritar si hace falta, para dormir por semanas, para vestirse de pena y alejarse del mundo.  Porque si eso no se hace, tarde o temprano, el dolor que no se expresó y no se vivió, se volverá tóxico, como un agua estancada que nos consume poco a poco.

Susie©
Marzo 2014