Una quiere ir allí donde los rostros cotidianos no te recuerden la medida del dolor.
Una desea armar valijas y mudarse a un sitio donde la soledad se calcule por cantidad de habitantes desconocidos.
Una cree que la distancia y el destierro nos ayudan a lidiar con las astillas en el pecho.
Sin embargo, Dios siempre encuentra otro espejo, otro nombre y hasta perfecciona sus pruebas y desafíos, para mostrarte que aún la persona más inofensiva, puede con un gesto de compasión despertar tu decisión de sufrir.
Susie
Alunada y eclipsada
© Derechos reservados
Susannah Lorenzo
Tejedora de Puentes
Mostrando entradas con la etiqueta literatura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta literatura. Mostrar todas las entradas
sábado, 11 de enero de 2020
sábado, 31 de agosto de 2019
De enfermedades crónicas y madres solteras
De enfermedades crónicas y madres solteras (o mal acompañadas)
Cada vez que mis hijos, familia o 'amigos' cuestionan o cuestionaron mis decisiones mientras criaba sola a mis hijos, respondo lo mismo: Tomar decisiones en hogares uniparentales es como tomar una decisión con un arma en la cabeza. La mujer que cría sola a sus hijos hace de madre, padre, empleada, ama de casa y trata como puede de orquestar su vida y la de sus niños sin perjudicar la trayectoria profesional.
La mayoría de las mujeres que hemos criado o crían solas a sus hijos, sufren de alguna o varias enfermedades crónicas, que generalmente comienzan en la juventud.
La carga horaria, las culpas, los mandatos familiares y de la sociedad; la falta de descanso, el estrés constante, la sobre-exigencia física, la angustia, la soledad, las frustraciones y la impotencia permanente por no poder hacer lo que realmente una desea, nos enferman por dentro y por fuera. Terminamos elegiendo hacer lo menos malo y no aquello que nos gustaría hacer para nosotras y nuestros hijos.
En realidad, creo que terminamos siendo madres solteras (o mal acompañadas) porque nos queremos y valoramos poco, porque deambulamos en laberintos emocionales que nos llevan a enredarnos en relaciones tóxicas, que no son buenas para nosotras ni para nuestros hijos.
Valores del día
Sábado 31 de agosto de 2019
Hora de inicio real de actividades: 16:30
Rendimiento físico: -10%
(Estoy pensando seriamente si estoy en condiciones de caminar hasta la otra cuadra para sacar la basura.)
Rendimiento mental: 2%
(No sé si es un corto circuito eléctrico o un colapso general del sistema.)
Nivel de malestar físico: 9/10
Nivel de dolor: 6/10
(En realidad, los valores de malestar y dolor son relativos; para una persona 'normal', sin una enfermedad crónica sería el equivalente a 10/10 o 12/10. Una se acostumbra a convivir y los umbrales se modifican con el paso del tiempo, se aprende a considerar valores normales aquello que para otros sería una pesadilla.)
Agenda: turnos cancelados, desenredar estos pensamientos que dan vueltas, hacer nada, volver a descansar.
De madres solteras y enfermedades crónicas
Cuando somos jóvenes no hacemos más que exigir a nuestro cuerpo: demandar que adelgace, que se mantenga activo y despierto, que trabaje doce horas o más por día.
Cargamos niños, bolsos, valijas y bolsas del supermercado; movemos muebles, hacemos mudanzas en un día; arreglamos el lavarropas, el auto e instalamos el calefactor. Nos subimos a escaleras, muebles, sillas y banquetas para cambiar focos, conectar un aparato o colgar un tendedero. Además de trabajar fuera de casa, lavamos, planchamos, limpiamos, baldeamos, pintamos paredes, armamos muebles, hacemos las compras y hacemos largas colas en hospitales y bancos. Dormimos poco y mal. Nos esforzamos por parecer mujeres superadas y lucir como la mujer maravilla para que en el trabajo nos consideren como una empleada eficiente.
Reprimimos emociones, batallamos con nuestros miedos, nos tragamos los gritos, disfrazamos la tristeza, anestesiamos dolores físicos y del alma, abusamos de medicación para rendir física y mentalmente en el trabajo, nos prohibimos las siestas, nos culpamos por no poder hacer más y mejor, nos levantamos de las cenizas una y cien veces, nos reconstruimos desde las esquirlas y damos más de lo que recibimos. No respetamos jamás los tiempo de recuperación y convalescencia después de cirugías, partos y enfermedades graves. No tenemos tiempo o dinero (o ninguna de las dos cosas) para realizar tratamientos, terapias o cuidar nuestra salud.
Comenzar a lidiar con mis emociones, sombras, heridas desantendias y patrones de conducta negativos después de los 40 no ha sido tarea fácil. Muchos de los procesos personales de autosanación y conocimiento han sido plasmados en mis blogs, pero por sobre todo en la Colección de Cuentos Terapéuticos.
Es cierto, es 'más fácil' y más rápido en el corto plazo someterse a medicación, cirugías y demás tratamientos que maquillen o eliminen los síntomas físicos. Muchas mujeres comienzan una serie interminable de cirugías y complicaciones que jamás acaba, porque cuando 'solucionan' o 'extirpan' o 'seccionan' lo que ya no funciona bien, algo nuevo aparece dentro o fuera del cuerpo y la odisea comienza otra vez.
A pesar de toda esta experiencia, de todas estas vivencias, suelo tener semanas en las que abuso del bienestar, de la buena salud y la disponibilidad de mi cuerpo. Entonces, me ocupo por cumplir plazos externos, por abarcar más actividades de las que puedo hacer, por reunir el dinero que necesito para pagar las cuentas y evitar que los demás juzguen mis horarios de descanso o a qué hora estoy disponible para atender a clientes y alumnos.
De las enfermedades crónicas ya no se regresa, el cuerpo difícilmente pueda volver a estar en condiciiones óptimas, así como ya no podemos volver a tener 20 o 30 años.
Podemos, sí, mejorar y cuidar la calidad de vida. Pero cuando abuso de mi cuerpo, quito descanso y sobre todo descuido mi armonía energética y espiritual, las señales se presentan rápida y claramente: dolores de cabeza, dolores musculares, agotamiento físico y energético y falta de claridad mental. Entonces, un día, justo como hoy, apenas si puedo preparar una taza de té y volver a la cama; los dolores, los músculos afiebrados, los malestares físicos en diferentes órganos y sistemas, la fatiga crónica y la debilidad ganan la batalla. Lo intento nuevamente al medio día, pero apenas si preparo un sandwich y me tomo el agua de pepino y limón que quedó de la noche anterior para volver a la cama y caer en sueño profundo.
Después de haber cancelado los turnos de hoy y poder comenzar tímidamente a moverme después de las cuatro de la tarde, es probable que la culpa y el prejuicio cultural (que funciona como pájaro carpintero en mi mente) se encarguen de destruir mi ánimo y hacerme sentir una miseria humana.
Generalmente, las personas que sufrimos de enfermedades crónicas invisibles, no sólo lidiamos con días malos, no tan malos y otros buenos; contamos cuantas cucharas de energía tenemos al comenzar el día (Spoon Theory) como para saber qué podremos hacer y qué actividad es mejor evitar y además tenemos que justificar todo lo que no podemos hacer o por qué no comenzamos a las 7.00 de la mañana como cualquier personal 'normal'.
Antes dejaba que la culpa me deprimiera y que se combinará con mi añoranza del cuerpo sano para amargarme el día. Ahora, me doy cuenta a tiempo, detecto esos mecanismos de defensa que se activan aunque nadie se cruce en mi día, me siento a escribir o hago algo que me recomforte y me cambie el ánimo. Después de todo, esas personas que cada tanto juzgan mis horarios o mis descansos extendidos, no me ayudan a pagar las cuentas, ni están aquí conmigo para lidiar con los síntomas, las limitaciones físicas y ni siquiera ayudan para que mi vida sea más fácil, más cómoda o más linda.
Aprender a honrar, celebrar, cuidar, mimar, amar y respetar nuestro cuerpo es el primer paso y el más importante para transitar cualquier camino de sanación o de convivencia con lo que haya quedado después del Tsunami de nuestras vidas.
Antes me jactaba de ser la Mujer Maravilla y no necesitar a nadie en mi vida, de poder hacer todo sola y perfectamente bien (como una buena Virgo) y mejor que muchos. Hoy, sin embargo, en días como éste, me encantaría sólo descansar, que alguien se ocupara de preparar mi cena (y lavar los platos), me hiciera masajes y simplemente se ocupara de que todo esté bien para que yo regresara a mis tareas sólo cuando estuviera totalmente recuperada.
Las personas hipersensibles (niños esponja), los terapéutas holísticos y quienes de algún modo detectamos y recibimos las energías de seres vivos y no tanto, necesitamos cuidar además del cuerpo físico y emocional, de nuestro cuerpo etérico, nuestras energías y nuestro sistema de defensa y reciclado de energías.
En el camino de evolución espiritual muchas veces caemos en otros vicios y rigores: creemos o nos hacen creer que debemos estar siempre en paz, armonía y totalmente equilibrados emocionalmente. Somos seres humanos aprendiendo a vivir como almas, somos almas que no siempre pueden fluir libremente en este cuerpo que habitamos, en este pequeño mundo donde nos toca respirar.
A punto de cumplir los 55 en septiembre, quiero una vida bonita que me permita disfrutar y vivir con alegría. Siempre dije que no podría vivir sin trabajar, porque me gusta lo que hago; pero no tengo ni ganas ni salud de sólo vivir para pagar las cuentas y luego volver a comenzar cada mes.
Así es que aquí va la lista de nuevas realidades que mi sistema y mi metabolismo necesitan:
- Un asistente que se ocupe de trámites, logística, mandados, compras, proveedores, impuestos y otros detalles que puedo delegar de mi emprendimiento.
- Un asistente virtual que colabore con mi trabajo de redes sociales (actualmente entre mis páginas y páginas de terceros invierto un mínimo de tres horas por día para actualizar contenidos y atender consultas).
- Una persona que se encargue de la limpieza de la casa y del espacio de trabajo, de planchar la ropa y hacer las compras básicas de cada día, que cocine rico y mantenga limpia y ordenada mi cocina.
- Un vehículo para poder trasladarme fácilmente, rápidamente y sin dolores y así expandir mis actividades y salir a buscar nuevas oportunidades y contactos.
- Un ingreso económico que me permita vivir y disfrutar de la vida. El universo bien podría compensarme por tantos años de sacrificio y esfuerzo personal; después de todo, debería existir una pensión o asignación de por vida para las madres que criamos sin ayuda a nuestros hijos, cuando no existía la asignación universal por hijio.
- Un compañero de vida con quien amar, compartir y disfrutar la vida, crecer espiritualmente y viajar por el mundo.
- Tiempo para escribir y ocuparme de mis libros.
- Tiempo y salud para seguir tejiendo Puentes con mis cartas de Tarot.
¿Para quién escribo?
Para mí, para verme en el espejo del teclado y leerme con respeto, compasión y atención.
Para quienes aún juegan a ser la mujer maravilla, para quienes son madres solas o mal acompañadas, para quienes sufren de enfermedades crónicas invisibles, para quienes no encuentran la salida del laberinto, para quienes creen que sólo una medicación las salva, para quienes se dejan extirpar y manipular sus órganos y luego se ahogan en su tristeza; para quienes criaron a sus hijos pero ya no saben qué hacer consigo mismas.
¿Para qué escribo?
Para aliviar mis penas y respirar a través de las palabras.
Para encontrarme, reconocerme, descubrirme y dejar que el río profundo fluya.
Para que te encuentres, te reconozcas, te descubras y te mires en el espejo de mis palabras.
Para que busques una hoja, una lapicera o un lápiz y comiences a escribir: primero escribe todo lo que te atormenta y te abruma; luego escribe nuevas vidas, nuevas historias y dibuja salidas del laberinto.
Te leo.
Nos leemos.
Susannah Lorenzo
Tejedora de Puentes
Nota importante:
Después de escribir esta nota, estoy meciendo el cuerpo al ritmo de la música que suena en el reproductor, estoy sonriéndo y mi cuerpo se siente más liviano. No sólo la escritura ha ayudado, Blackie (mi gato), ha estado cerca de mi, durmiendo y lidiando con mis energías durante más de tres horas.
Para emociones muy guardadas:
Esos días en que una se despierta con ganas de llorar sin saber por qué, es bueno recurrir a la carpeta de música (Crying mood) que guarda esos temas que nos hacen llorar cuando estamos sensibles, deprimidas o meláncolicas. Entonces, una sube el volumen y se llora la vida hasta que los ojos están rojos y la sal del tiempo ya nos duele en las venas.
Cronología de un cuerpo enfermo
- A los 11 años comenzó mi tormentosa relación con la menstruación y mis hormonas femeninas: hemorragias, cólicos, fiebre. Creo que probablemente la endometriosis ya había hecho nido en mi cuerpo y no lo sabía o los médicos no tenían la capacidad de detectarla.
- A los 13 años comenzó el tormento de dietas, sobrepeso emocional, metabolismo con desórdenes cíclicos y depresiones manifiestas (acunadas desde la infancia). La ingesta de analgésicos era algo común para lidiar con los cólicos menstruales y poder cumplir con las actividades escolares. Desde entonces y hasta que comenzó la menopausia, la única forma de hacer una vida 'normal' durante los días o semanas que duraran los períodos menstruales era con una buena dosis de anlagésicos y antiinflamatorios. Además, ya tomaba pastillas anticonceptivas recetadas por el médico para regular el ciclo menstrual.
- A los 14 años tuve un ataque de vesícula que pude revertir sólo con una dieta estricta (blanca) durante un año.
- A los 20 años quedé embarazada por primera vez y en menos de 4 años ya tenía en mi historial: 3 hijos, 12 transfusiones, 2 legrados (postparto), dos partos normales y una cesarea, una infección generalizada causada por un DIU, desórdenes emocionales y mentales producto de violencia doméstica (y otra vez la falta de autoestima acumulada desde la infancia); complicaciones hormonales y físicas derivadas del exceso de estrés, esfuerzo físico y trabajo y mala alimentación y los primerios episodios de hipertensión con el último embarazo.
- A los 28 años trabajaba más de 12 horas por día, dormía 4 horas, tomaba jarras de café y fumaba para mantenerme alerta y despierta, hacía aerobics al menos dos veces a la semana para estar en forma y cuidar la silueta. Comencé con principio de úlcera y luego con episodios de hipertensión que me obligaron a cambiar la dieta.
- A los 30 años el cardiólogo que me atendía consideraba que debía trabajar menos, tomarme vacaciones una vez al año y hacer actividades que me relajaran en mi tiempo libre. Yo seguía siendo una madre soltera con tres hijos, sin ayuda económica de ninguna clase y trabajando 12 horas por día o más y usando el tiempo libre para hacer tareas de madre y ama de casa o agregar trabajo independiente desde casa para cubrir todos los gastos.
- A los 31 años la hipertensión se volvió crónica y según los médicos debería haber tomado ansiolítos por el resto de mi vida. Desde entonces la medicación para la hipertensión ha aumentado, cambiado y mutado para regular el funcionamiento del corazón.
- A los 37 años la endometriosis se manifestó activamente y se expandió por varios órganos y la fibromialgia comenzó a jugar con mis umbrales de dolor. Sufrí episodios de amnesia y una anemia aguda, después de un cuadro severo de neumonía, me dejó sin defensas. Una serie de hechos que me dejaron desvastada emocionalmente me sumieron en una profunda depresión que duraría varios años. Comencé con episodios severos de alergía asmática.
- A los 40 años comencé un proceso lento y pausado de autosanación emocional, usando terapias alternativas y la literatura como proceso de canalización de emociones. Sin embargo, la depresión era mi compañera sigilosa y las relaciones tóxicas seguían siendo una constante en mi vida.
- A los 45 años comencé a investigar y tomé las riendas de mi propio tratamiento holístico con la endometriosis y la fibromialgia, después de haber sufrido meses de hemorragias y dolores abdominales y pélvicos. Abandoné la ingesta de pastillas anticonceptivas que había tomado durante toda la vida, comencé a cuidar mi dieta eligiendo lo saludable y aquello que mis órganos y metabolismo podían asimilar. (La Endometriosis tiene su propia lista de alimentos que se deben evitar.) Seguía concurriendo al gimnasio al menos dos veces a la semana, haciendo aerobox o tae-bo y andaba en bicicleta todos los días. Aún no había aprendido a amarme y a deshacerme de relaciones tóxicas.
- A los 48 años logré deshacerme de relaciones tóxicas. En un acto profundo de amor propio, compré por primera vez un sommier para mí sola y decidí que no volvería a tener relaciones ocasionales y que sólo volvería a estar con alguien cuando fuera la persona indicada para mí. Entendí que durante muchos años había profanado y dejado profanar el templo más sagrado que toda mujer tiene y que los intercambios de energía sexual con las personas equivocadas, habían contribuido a muchas de las enfermedades.
- A los 49 ya había logrado detener la endometriosis y regular mi metabolismo (en realidad un par de años antes), pero una serie de sobreexigencias físicas y emocionales (sumado al descuido y falta de educación sobre los cuidados preventivos de nuestro suelo pélvico) me llevaron a un desgarro muscular interno que devino en prolapso de los tres órganos pélvicos (útero, vejiga y recto). Los médicos dijeron que era una condición que sólo se daba en mujeres de más de 70 años y que debía considerar conseguirme un hombre proveedor que me mantuviera en vez de trabajar tanto. Dijeron que no había ninguna solución médica posible y que en el caso de una cirugía nada garantizaba los resultados. En ese año se acabaron los días de bicicleta, las horas de gimnasio y el cuerpo comenzó a mandar sobre mis actividades diarias.
Estado actual
Alergia Asmática: Nivel de incidencia: Eventual 1% - Medicación: ninguna salvo episodios esporádicos (una vez al año y algunos años sin episodios).
Endometriosis: Nivel de incidencia 2% - Medicación: nada – Alimentación: cuidada
Fibromialgia: Nivel de incidencia 70% (según el día) – Medicación: nada – Alimentación: cuidada
Hipertensión: Nivel de incidencia 10% (según la época) – Medicación: 3 fármacos diferentes – Alimentación: baja en sodio – Tratamientos alternativos: fitoterapia, meditación, musicoterapia, ejercicio leve.
Prolapso (POP): Nivel de incidencia 80% (según las actividades) – Medicación: eventual – Alimentación: cuidada – Tratamientos alternativos: respiración ovárica, reposo frecuente, meditación, ejercicio leve, masajes abdominales, aplicaciones de aceite de coco, suplementos dietarios.
Me encuentras en Facebook:
Puentes Literarios
Puentes Terapéuticos
Página Web: Puentes - Enfoque Integral
Etiquetas:
corazón,
crónica,
emociones,
endometriosis,
enfermedad,
fibromialgia,
hijos,
hipertensión,
literatura,
madre,
menopausia,
mujer,
prolapso,
soltera,
terapia
viernes, 18 de enero de 2019
Ejercer la felicidad
La felicidad no se recibe, ni se hereda; no se consigue, ni se gana después de una ardua lucha. Podemos sí, estar propensos o predispuestos a la felicidad, podemos contagiarnos o copiar el hábito saludable de disfrutar la vida.
Podemos desear y repetir hasta el cansancio cuánto buscamos y deseamos la felicidad de nuestros hijos, pero si no supimos ser felices mientras crecían, será para ellos una carencia y no un hábito; pensarán, como nosotros alguna vez creímos, que a la felicidad hay que perseguirla, como la sortija que se intenta ganar en la calesita (y que luego hay que devolver para ganar una vuelta idénticamente repetida en la misma calesita).
Algunos crecemos creyendo que la felicidad es para el final de los cuentos, y ese final se va aplazando conforme vamos pasando casilleros en la vida; hasta que alguna ruptura, alguna crisis nos devuelve (como en el Juego de la Oca) al casillero de inicio, para desaprender todo y hacer las paces con el niño que se nos quedó atrás.
Siempre digo que no hay una misma receta para todos; como seres únicos, cada quien necesita su propia medicina, con dosis diferentes y tiempos de tratamiento acordes a la magnitud de las heridas. (Magnitud que nunca depende de la medida ajena, sino de la incidencia que determinado dolor tiene en la sensibilidad de cada persona.)
Se dice que todos los niños nacen propensos a la felicidad, ignorantes de la maldad y la discriminación y abundantes de amor y buena fortuna.
Hay niños que nacen sintiéndose bendecidos, amados, aceptados y alentados a ser totalmente libres con todo su equipaje de virtudes, defectos, dones y talentos.
Hay niños que llegan a la vida inexplicablemente tristes y que son ‘acunados’ por miedos, angustias, frustraciones e inseguridades de quienes a su tiempo, también fueron condenados, ignorados, lastimados o se sintieron incapaces de ser felices.
“Cuando queremos averiguar las causas de un ‘accidente interno’ y evitar ‘nuevos siniestros’, es necesario recurrir a esa información que guardamos en nuestra ‘caja negra’.
(…) Son verdaderos accidentes en una persona, situaciones tales como, por ejemplo, inseguridades profundas y permanentes, miedos paralizantes, bloqueos ante personas o temas, depresiones, euforias, evasiones repetidas, desvalorizaciones personales, insatisfacciones afectivas, celos enfermizos, dependencias de otra persona que no nos permite crecer… y mucho más.
En definitiva, todas aquellas situaciones que están fuera de tu control, que se dan frecuentemente en tu vida, pero de las que desconoces su origen; y que aún conociéndolo, no puedes controlarlas, ni superarlas.
(…) La Dra. Marie Paul Roos, quien acuñó el término de caja negra, expresa que alguna parte de nuestro cerebro, desde el momento de la concepción, va recogiendo y grabando información muy importante por lo que puede influir posteriormente en nuestra conducta.
En ocasiones, algo que vemos (en alguna persona que nos resulte molesta o agradable), algo que oímos, o algo que pensamos, toca esa información interna de nuestra caja negra y produce en nosotros reacciones. Es decir, lo que vemos, oímos o pensamos pone en movimiento esa información, y ésta, a su vez, moviliza tejidos, principalmente del cerebro, que nos hacen actuar de una manera determinada. Si nuestra voluntad no es suficiente para manejar la situación, y si nuestra reacción es considerablemente mayor a la causa que la produce, entonces es indicio claro de que lo que está actuando es alguna información guardada en nuestra caja negra. (De algún modo funciona similar a la caja negra de los aviones, que guarda datos de navegación, imposibles de alterar por la tripulación del avión.)”
Caja Negra y Sanación Interior
P. Pablo José Fuentes o.m.i
Con la colaboración de la psicóloga Norma de la Caridad Navarro
Algunos niños crecemos dentro de círculos familiares o sociedades que enaltecen el sufrimiento y el sacrificio como modo honrado y decente de vida, como camino para encontrar a Dios y como recompensa de tener un corazón bondadoso. Aprendemos, como contagio o a través del lenguaje silencioso de conductas y modelos, que la felicidad está siempre detrás de la vidriera, en los cuentos (sólo en el final), en las películas o en la vida de personas alejadas de los verdaderos valores de buena persona.
Nos enseñan a luchar, a sobrevivir, a resistir, a soportar, a ceder, a callar, a posponer, a esconder nuestros sueños y ambiciones y a esperar lo peor, siempre lo peor. Aprendemos a estar listos para catástrofes naturales y personales, nos entrenamos en el arte de la supervivencia, pero jamás nos entrenamos para ser felices y disfrutar. Nos venden el concepto de que para hacer felices a quienes amamos, debemos sacrificarnos, inmolarnos, crucificarnos y habitar el corazón con penas que parecen nunca aliviarse. Siempre me he preguntado: ¿Cómo puede alguien ser feliz a costa de la infelicidad de quien realmente ama? Quizá sea la ceguera, la propia incapacidad de distinguir entre la verdadera felicidad y la alegría de Ser.
“Cuando nuestro corazón está roto, cuando los ruidos de afuera hacen nido en nuestros rincones oscuros, cuando nuestras heridas surcan bordos amargos en nuestra alma dormida, cuando nuestras alas sienten vergüenza, pudor y culpa por desplegar sus colores y su vuelo, cuando no tenemos el valor de desaprender y desandar los caminos de nuestros ancestros, cuando nos resignamos a la pobreza emocional y a la carencia como castigo por nuestros errores; entonces, el afuera es una sala fría donde un jurado siempre nos marca.Dicen que no alcanza con pensar y reprogramar la mente para cambiar nuestra realidad, hace falta sentir en nuestro corazón, en nuestras células y en nuestra energía que la realidad ya ha cambiado y que de verdad somos capaces de vivir como merecemos. La trampa está en el miedo, la duda, la culpa y la vergüenza.”
Niña pobre, niña buenaColección de Cuentos TerapéuticosSoledad Lorena / Susana Lorenzo
Será por todo eso, que nos pasamos la vida buscando, luchando, esperando, persiguiendo y anhelando algo que siempre está lejos, muy lejos. Los vendedores de espejitos se aprovechan de nuestras ansías y nos ofrecen talleres de un fin de semana, una gema de la cueva del tigre, el agua bendita de la virgen de los piadosos, un pase mágico de palabras en arameo, el mantra de los monjes del Tíbet, los yuyos de la abuela Pancha o un ritual de limpieza donde nos sahúman hasta las ideas.
Puede que algo resulte, temporalmente, momentáneamente, como cuando ganamos la sortija después de haber dado vueltas, pendientes del hombre que las agita en el viento, en vez de disfrutar la magia de creernos jinetes en corceles de cuento. Nos ganamos otra vuelta, que nuestros padres ya no querían pagarnos, subimos nuevamente y nos damos cuenta de que la calesita no va a ningún sitio, que el caballo está desteñido y que la única magia del carrusel funciona cuando ignoramos el dueño de la calesita, el parque y los niños que gritan.
Si algún accidente, circunstancia, trauma, entorno, alineación de planetas, coordenadas equivocadas de la cigüeña de turno o eclipse de luna de interpretación dudosa nos roba el aprendizaje de los momentos felices; nadie podrá enseñarnos el divino arte de ser feliz.
La felicidad no está afuera: ni en familias que nos acepten ni apapachen, ni en el trabajo soñado, ni en la pareja que nos ame de la A a la Z, ni en la casa con jardín, ni en el viaje por Europa ni en la historia de navidad que bendice nuestra inocencia.
La felicidad es un ejercicio, una elección de vida, una forma de transitar el camino, un modo de respirar, el coraje de desnudarnos hasta volvernos inocentes y la capacidad de inventar realidades diferentes.
Será como tejer a crochet, aprender a batir el punto de merengue o asimilar la coreografía de una canción de salsa: habrá que practicar, poniendo todos los sentidos en el ejercicio cotidiano de descubrir la felicidad. Habrá que caminar hasta el parque más cercano, subirse a la calesita, encontrarse con el niño interior que se quedó esperando que le tocara otra sortija, sostenerlo a upa, besarle las lágrimas y salir corriendo juntos allí donde las risas hacen puente con el sol.
Susie
Aprendiendo a ser feliz
17/18 de enero de 2019
Lecturas recomendadas
- Niña pobre, niña buena – Colección de Cuentos Terapéuticos – Soledad Lorena / Susana Lorenzo
- Caja Negra y Sanación Interior - P. Pablo José Fuentes o.m.i - Con la colaboración de la psicóloga Norma de la Caridad Navarro
- La Calesita – Crispito va a la escuela – Soledad Lorena / Susana Lorenzo
Película recomendada
- Coco
martes, 29 de agosto de 2017
Building Bridges / Construyendo puentes
Eng/Esp
2017 started rough. When I got my scholarship at B-School, I knew I had to merge all my talents and gifts, but I was not sure how. If you are big-hearted, sensitive and gifted, it’s hard to make a living by working on different small business which do not relate at all. There’s a need to be coherent and to be loyal to my higher self.
When I built my website, which needs to be redesigned, I included the phrase ‘Words & Bridges’. I was sure I wanted to build bridges and help people build their own ones with a very good use of language (creative writing, translating, editing, teaching, etc.). Yet, holistic therapies did not seem to match with language services.
It took me about seven months (without counting my previous 52 years on this planet) to realize that the answer and the key had already been written by me: bridges.
El 2017 comenzó como una pesadilla, una maestría en pruebas que el universo se empeñó en perfeccionar para mi evolución y superación de aquello que no había aprobado con las mejores notas. Cuando obtuve mi beca en B-School, sabía que tenía que fusionar todos mis dones y talentos, pero no tenía muy claro cómo debía hacerlo. Cuando se tiene un gran corazón, se es sensible y se viene con ciertos dones, es difícil ganarse la vida trabajando en pequeñas ocupaciones que no se relacionan, generando además una dispersión de energía que produce agobio en mí, y confusión en las otras personas. Muchos nombres. Muchos roles. Un universo con coordenadas difíciles de interpretar.
Cuando diseñé mi página web, que necesita ser re-diseñada, incluí la frase ‘Palabras & Puentes’. Estaba segura de querer construir puentes y ayudar a las personas a construir los suyos con un buen uso de las palabras (redacción creativa, traducción, enseñanza de idiomas, edición, etc.). Aún así, las terapias holísticas no parecían tener relación con mis servicios lingüísticos o literarios.
Me llevó alrededor de siete meses (sin contar los 52 años que llevo en este planeta) darme cuenta que la respuesta y la clave ya había sido escrita por mí: puentes.
Releyendo la simbología del puente, entiendo que el arco iris, la alquimia, la comunicación entre diferentes dimensiones, mundos, personas, ciudades, culturas y entre los diferentes planos de nuestro propio ser, están todos relacionados por la misma magia, por el signo de la evolución y el cambio constante, por la capacidad de transitar las diferentes épocas con la mejor sabiduría.
After Reading again about the symbolism of bridges, I could understand that alchemy, communication between different dimensions, worlds, people, cities, cultures and the different energy centres of our own being; they are all related by the same magic, by the sign of evolution and constant change, by the wisdom to go from one stage to the other without discomfort or pain.
People have been asking about my holistic centre, which seems to exist on the ethereal plane. Today, I’ve seen it too. I already know the name: Bridges.
Hace un tiempo, las personas preguntan por mi centro holístico, es como si existiera en el plano etérico. Recién hoy, he podido verlo también. Ahora ya sé su nombre: Puentes.
Creer para ver.
Susana
Susannah Lorenzo
Meherdeep Kaur
Soledad Lorena
2017 started rough. When I got my scholarship at B-School, I knew I had to merge all my talents and gifts, but I was not sure how. If you are big-hearted, sensitive and gifted, it’s hard to make a living by working on different small business which do not relate at all. There’s a need to be coherent and to be loyal to my higher self.
When I built my website, which needs to be redesigned, I included the phrase ‘Words & Bridges’. I was sure I wanted to build bridges and help people build their own ones with a very good use of language (creative writing, translating, editing, teaching, etc.). Yet, holistic therapies did not seem to match with language services.
It took me about seven months (without counting my previous 52 years on this planet) to realize that the answer and the key had already been written by me: bridges.
El 2017 comenzó como una pesadilla, una maestría en pruebas que el universo se empeñó en perfeccionar para mi evolución y superación de aquello que no había aprobado con las mejores notas. Cuando obtuve mi beca en B-School, sabía que tenía que fusionar todos mis dones y talentos, pero no tenía muy claro cómo debía hacerlo. Cuando se tiene un gran corazón, se es sensible y se viene con ciertos dones, es difícil ganarse la vida trabajando en pequeñas ocupaciones que no se relacionan, generando además una dispersión de energía que produce agobio en mí, y confusión en las otras personas. Muchos nombres. Muchos roles. Un universo con coordenadas difíciles de interpretar.
Cuando diseñé mi página web, que necesita ser re-diseñada, incluí la frase ‘Palabras & Puentes’. Estaba segura de querer construir puentes y ayudar a las personas a construir los suyos con un buen uso de las palabras (redacción creativa, traducción, enseñanza de idiomas, edición, etc.). Aún así, las terapias holísticas no parecían tener relación con mis servicios lingüísticos o literarios.
Me llevó alrededor de siete meses (sin contar los 52 años que llevo en este planeta) darme cuenta que la respuesta y la clave ya había sido escrita por mí: puentes.
Simbología del Puente
Según Guénon, literalmente, el Pontifex romano era un “constructor del puente”, es decir, de aquello que media entre dos mundos separados. San Bernardo dice que el pontífice, como lo indica la etimología de su nombre, es una especie de puente entre Dios y el hombre. Por esta razón, el arco iris es un símbolo natural del pontificado.
En Israel era la señal de alianza entre el Creador y sus pueblos. En China, el signo de unión del cielo y de la tierra. En Grecia, es Iris, el mensaje de las deidades. En multitud de pueblos es el puente que liga lo sensible y lo suprasensible. Sin este significado místico, el puente simboliza siempre el traspaso de un estado a otro, el cambio o el anhelo de cambio. Como decimos, el paso del puente es la transición de un estado a otro, en diversos niveles (épocas de la vida, estados del ser), pero la “otra orilla”, por definición, es la muerte.
Fuente: Diccionario de Símbolos – Juan Eduardo Cirlot
Releyendo la simbología del puente, entiendo que el arco iris, la alquimia, la comunicación entre diferentes dimensiones, mundos, personas, ciudades, culturas y entre los diferentes planos de nuestro propio ser, están todos relacionados por la misma magia, por el signo de la evolución y el cambio constante, por la capacidad de transitar las diferentes épocas con la mejor sabiduría.
After Reading again about the symbolism of bridges, I could understand that alchemy, communication between different dimensions, worlds, people, cities, cultures and the different energy centres of our own being; they are all related by the same magic, by the sign of evolution and constant change, by the wisdom to go from one stage to the other without discomfort or pain.
More than physical structure, the image of a bridge mythically symbolizes the pathway to paradise. It is a transition or movement to a better place. The transition over the bridge symbolizes what has been referred to in Mythology 210 as “paradise found” or “the return.” It is the final stage of myths and the ending of the journey.
There are several aspects in the transition to paradise that the bridge embodies. The first is the crossing of the bridge itself, often a test or challenge of worthiness. The nature of the actual bridge may test the soul. Those who are evil or fail the tests fall into darkness or hell while the good move safely to heaven.
You can read more about the symbolism of bridges on this blog.
People have been asking about my holistic centre, which seems to exist on the ethereal plane. Today, I’ve seen it too. I already know the name: Bridges.
Hace un tiempo, las personas preguntan por mi centro holístico, es como si existiera en el plano etérico. Recién hoy, he podido verlo también. Ahora ya sé su nombre: Puentes.
Creer para ver.
Susana
Susannah Lorenzo
Meherdeep Kaur
Soledad Lorena
Suscribirse a:
Entradas (Atom)