Una quiere ir allí donde los rostros cotidianos no te recuerden la medida del dolor.
Una desea armar valijas y mudarse a un sitio donde la soledad se calcule por cantidad de habitantes desconocidos.
Una cree que la distancia y el destierro nos ayudan a lidiar con las astillas en el pecho.
Sin embargo, Dios siempre encuentra otro espejo, otro nombre y hasta perfecciona sus pruebas y desafíos, para mostrarte que aún la persona más inofensiva, puede con un gesto de compasión despertar tu decisión de sufrir.
Susie
Alunada y eclipsada
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Susannah Lorenzo
Tejedora de Puentes
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