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domingo, 6 de febrero de 2022

Este cuerpo mío

Me gusta habitar este cuerpo mío.  No siempre fue así.  Hubo un tiempo en que estaba tan molesta con algunas partes de mi cuerpo (las defectuosas o las extremadamente llamativas), que era incapaz de disfrutar lo que tanto me gusta de mi cuerpo.




Está cubierto por una piel suave, sedosa y extremadamente sensible; una piel que ha seducido a más de un caballero; una piel que ha calmado a mis hijos y nietos (su aroma, su tacto e incluso su sabor); una piel que está compuesta por millones de circuitos que registran vibraciones, sonidos, partículas en el aire o la humedad de las nubes; una piel que es recuerdo de los pétalos sagrados del loto de mi Alma que florece.  Mi piel siempre me ha gustado.

Respiro y siento los músculos doloridos de mi espalda, mi cadera e incluso mis piernas.  Algunos son dolores nuevos, causados por haber lidiado con un lavarropas que ya no funciona y por haber limpiado los pisos en esta tarde de domingo.  Pero también hay un dolor asentado que es parte del cansancio causado por demasiadas horas de trabajo y pocas horas de descanso; un cansancio acumulado por décadas, fruto de un esfuerzo físico desbordado, jugando siempre a ser la Mujer Maravilla.  Nunca me gustaron los dolores de mi cuerpo ni de mis órganos.  He convivido con dolor crónico (de diferentes colores y especies) desde que tenía 11 años.  Sin embargo, hoy puedo honrar y respetar esos dolores y comprender que hay belleza en la señal que mi cuerpo emite para decirme: “hasta aquí, basta por hoy”, o para revelar una tormenta emocional que he ignorado o una herida que he enterrado bajo lápidas de silencio.  Hoy puedo amar cada dolor, cada tensión y cada desorden físico, porque durante demasiado tiempo, mi cuerpo ha sido mi esclavo y no he sabido honrarlo como templo donde mi Alma y la Divinidad se manifiestan físicamente.




Cierro los ojos y puedo saber con certeza qué órganos están funcionando correctamente y cuáles están buscando la forma de compensar carencias o desequilibrios en mis hábitos diarios.  Respiro y dejo que en el silencio la Luz que me habita sea parte de los fluidos que recorren cada curva y cada profundidad invisible a mi ojo humano.

Me gusta la forma en que mi cuerpo responde, se acomoda, se calma, se relaja y se sutiliza, cuando me ocupo de mis chakras, mis meridianos, mis Puentes internos, mis emociones, mi energía sagrada y le doy permiso para establecer horarios, rutinas y descansos.

Juego a ser niña, una niña muy pequeña que se maravilla cuando sus manos dibujan formas en el aire o cuando la palma ahuecada activa espirales de luz y energía; una niña curiosa que observa cómo se pliegan sus piernas o como su cabeza hace movimientos involuntarios frente al espejo de la vida.




Disfruto hablar con mi cuerpo.  Desperdicié muchos años ignorándolo, acallándolo, disfrazando sus síntomas con fármacos, creyendo que la Divinidad habitaba en una iglesia y que mi cuerpo poco tenía de sagrado.  Hablar con mi cuerpo es la manera más simple de hablar con Dios, porque el aliento Divino ha creado cada célula, cada partícula invisible y microscópica de este cuerpo mío que es apenas uno de los tantos templos que Dios usa para que su verbo cree, su pensamiento inspire, su aliento respire y sus pasos caminen sobre este planeta.

Cuando cumplí 50 años me sentí frustrada, estafada y decepcionada por todas las limitaciones que mi cuerpo repentinamente imponía a mi vida tan libre y tan perfecta.

Ahora, con 57 años celebro cada una de esas limitaciones que resultaron en el desvío necesario para que mi ego obstinado se corriera del medio del camino donde mi Alma debía transitar libremente.  Ahora, abrazo y contemplo amorosamente este cuerpo mío que ha sobrevivido tanto, que ha superado tanto, que ha transmutado tanto, que se ha adaptado a tanto, que ha creado tanto, que ha resistido tanto y que se ha convertido en mi Maestro de vida.

Susannah Lorenzo©

Susie leyendo El Camino hacia el Oro Interior



Ejercicio de Escritura Terapéutica inspirada en el Ejercicio 1: Desidentificación con el Cuerpo

Ejercicio libre de escritura y meditación

“Quita la atención de la mente, de su normal fijación en el flujo asociativo de pensamientos pasajeros y en el diálogo interno, y colócala estrictamente en las actividades motoras del cuerpo.

(…)

¿Dónde reposa la tensión cuando el cuerpo está en reposo?”

El Camino hacia el Oro Interior

Manual Práctico de Sutilización

Qué Bueno Saber de Vos

Tienda Holística Artesanal


miércoles, 14 de julio de 2021

Fusilada

 

(Historia escrita a partir del primer Ejercicio del Manual de Escritura Terapéutica: Reescribir la Emoción.)



Allí estaba una vez más, a los 56 años, como cuando era niña, recibiendo los juicios y palabras condenatorias como metrallas fusilando su corazón.

Había confiado, se había mostrado vulnerable, había desnudado sus colores y se había animado a surcar nuevos cielos, extendiendo sus alas más allá de lo usual.  Mucho había dejado en el camino, caro es el precio que pagan los libres en un mundo de jaulas.

¿Hasta cuándo las personas iban a juzgarla por su forma de ser?

¿Hasta cuándo las expectativas de otros iban a condicionar sus pasos?

¿Hasta cuándo las frustraciones ajenas iban a nublar su cielo?

 

Ella sabía que todo eso seguiría sucediendo mientras lo permitiera; mientras siguiera escuchando las opiniones de otros; mientras dejara que su niña mágica se durmiera para conformar a los escépticos y temerosos.



¿Cuántas personas la habían juzgado y condenado con sus palabras? Todas las que amaba, todas las que habitaban su corazón.

Sí, ella sabía que era parte de la noche del alma, del desierto emocional y el camino de evolución.  Sí, la teoría se sabe, se comprende, pero la realidad duele en carne viva.  Y allí estaba ella, sintiendo las esquirlas en su pecho, las dagas en su espalda y el prejuicio clavado como un cuchillo, queriendo convencerla de espejismos que solo alimentan quienes están ciegos para ver y sordos para escuchar.

Las señales eran claras y tangibles; el trato era solo entre Dios y ella. ¿Pero quién no busca sentirse aceptado, celebrado y amado por lo que Es, sin fingir nada, sin disfrazarse de terrestre normal?



Si todos lo dicen, todos los creen.

Si todos los creen, uno termina dudando.



Se quedó de pie, las palabras atravesándola como cuchillos, los desaires e indiferencia desnudándola en pleno invierno, las traiciones lacerando sus heridas sin sanar, dejando que el dolor la consumiera hasta ya no sentir.  De rodillas su alma y su corazón, le imploró a Dios que la dejara dormir en sus brazos, que la dejara descansar bajo el manto amoroso de la Madre María.

Entonces, una mañana soleada, su Ángel de la Guarda puso una pluma frente a sus pies y la obligó a mirar más allá de la muchedumbre, donde un horizonte infinito se mostraba prometedor.

El muro donde la fusilaban se hizo añicos como un espejo reflejando oscuridades que no eran suyas.  Sintió un cerco de espinas y pétalos a su espalda y la fragancia de las rosas impregnó cada herida hasta lavarla de todo lo que ya no era necesario.

Las metrallas en su pecho se convirtieron en grullas de origami que aletearon en círculos deshaciendo los conjuros.




En el suelo, un vestido gastado y manchado de viejas heridas; unas alas maltrechas, apedreadas y sucias…

Ella se despertó desnuda pero sin frío; en pleno invierno su corazón encendía fogatas con aroma a rosas.  Su espalda dolía con una sensación nueva y cuando estiró los brazos, rozó con sus manos los brotes de unas alas que rompían todas sus formas para anunciar vuelos que solo Dios impulsa.

Soledad Lorena©

Tejedora de Palabras

Susannah Lorenzo

Tejedora de Puentes

Susie sanando con la magia de las palabras y el susurro de las cartas



Este ejercicio es posterior a una lectura de Tarot Evolutivo con el Diagnóstico del Tarot deSusannah: 

Arrastrando desde el pasado: Pieces, Don’t listen y Sleeping invertidas. / Rompecabezas desarmado, tablero en caos, demasiado escuchar opiniones y palabras ajenas y la niña interior dormida.

Energías regentes en el presente: Wild child invertida / La niña silvestre no logra andar su camino.

Energías proyectadas de forma inconsciente al futuro: The call, Birth y Look twice invertidas / Pendiente de llamadas y mensajes, resistiendo un nuevo nacimiento y ciega a la visión interior y la intuición.