La verdad:
No tengo ganas de justificar cada cosa que hago.
No tengo ganas de responder cuestionarios e interrogatorios.
No tengo ganas de dar explicaciones.
No tengo ganas de buscar respuestas coherentes para lo que yo aún no encuentro respuesta.
Hago lo que puedo lo mejor que puedo.
Algunos días estoy bien, otros no tanto.
Cuando puedo disfruto el momento o el día completo.
Trato de no hacerme problema de forma anticipada, ya no más.
Si alguien quiere sumar, que sume soluciones. No necesito sumar preguntas, cuestionamientos, razonamientos, interrogantes ni problemas.
Serán los efectos colaterales de estar cerca de los 50.
Siempre hice lo que pude de la mejor manera. Siempre doy lo mejor de mí.
La diferencia es que ahora, ya no me importa cómo me miren, si entienden o no, porque cuando yo camino, este camino sigue siendo extremadamente solitario y nadie aún se ha probado mis zapatos.
Susie©
Desanimada pero despreocupada
23 de enero de 2014
Mostrando entradas con la etiqueta preocupación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta preocupación. Mostrar todas las entradas
jueves, 23 de enero de 2014
lunes, 15 de abril de 2013
Estrés
The more you think about your stress, the longer it stays. Don't try to hold it back from your mind, or it will get tangled there. Let it sail freely. And eventually, it will get out away ツ
Copié este pensamiento que
encontré en una página de FB, en mi muro.
Dice que mientras uno más piensa en el estrés, más tiempo dura. No hay que tratar de retenerlo en tu mente o
se quedará enredado allí. Hay que
dejarlo navegar libremente y eventualmente se irá.
Cuando comencé a salir de la
noche oscura y a recuperar mi luz y mi fuerza, opté por actuar como si todo
estuviera bien. No me preocupé por mi
estrés, sino que lo ignoré.
Me enfoqué
en mis ejercicios de meditación, en nuevas herramientas para alinear mis
centros y encontrar mi equilibrio, de alguna manera intentaba generar desde
adentro hacia afuera, la luz y la prosperidad que necesitaba.
Sin embargo, hoy en mi segundo
día de una crisis de hipertensión y un dolor de cabeza que hasta hace unas
horas no me dejaba siquiera leer, escucho y presto atención a mi cuerpo porque
me está diciendo que el estrés está ahí y ninguna de las dos opciones es
saludable: pensar en el estrés o ignorarlo.
Es difícil mantener la calma, la
armonía y la fe, cuando se vive de prestado, cuando no hay nada cierto, cuando
hay demasiadas cuentas por pagar, cuando la dieta depende de la ayuda que se
recibe o de pequeños golpes de suerte vendiendo algo aquí o allá. Pienso en voz alta: si una no tiene trabajo,
ni un ingreso que le permita pagar el alquiler, los servicios y cubrir los
gastos y necesidades básicas, ¿no tiene acaso derecho a sentirse angustiada,
deprimida, agobiada y desamparada? Hay
días en los que una se cansa de exigirse y que le exijan estar bien, ponerle
onda, sonreír y confiar en la providencia divina, porque sin importar cuánto
uno rece o medite, esa providencia no siempre llega en tiempo y forma. Es difícil
mantener la esperanza cuando se tiene 48 años y sin importar cuán joven una
sienta o cuán capaz sea, no recibe si quiera una respuesta cuando se postula a
un aviso de trabajo.
Ha sido más de un año de sólo
sobrevivir y esforzarme cada mes apenas para pagar el alquiler, han sido más de
tres meses de sobrevivir gracias a la ayuda de personas generosas y así evitar
quedarme en la calle y sin techo. Creo
que es entendible estar cansada y de cuando en cuando bajar los brazos y dejar
que me lleve la marea. Debería darme
permiso para sentirme desesperada y llorar hasta vaciar todos mis ríos.
Susie
15 de abril de 2013
Nota: Es cierto que las cosas
están “un poco mejor”, tengo unas horas de clase aquí y allá. Si hacemos un poco de matemáticas, son 7
horas de trabajo a la semana, es mejor que nada, pero a la hora de las cuentas,
parece casi nada.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)