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miércoles, 16 de diciembre de 2020

¿Obligar o Inspirar?

 

Cuando éramos pequeños nuestros padres, familiares o maestros nos obligaban a hacer cosas que no queríamos, pero resultarían para nuestro bien o el de la familia.

 Al convertirnos nosotros en padres, también obligamos a nuestros hijos como una herramienta de formación y educación.

Entre esas obligaciones, a veces descubrimos nuestra pasión y nos enamoramos de lo que estamos haciendo. Otras veces, terminamos detestando aquello que podría habernos inspirado, si no hubiera sido una obligación.





En la vida adulta, cuando, si tenemos suerte, ya nadie nos obliga, nos descubrimos obligándonos a hacer lo que debemos, deberíamos o tendríamos que hacer.



Esta foto es un desorden que detesto y que ocupa la mitad de mi mesa. Hace aproximadamente una semana o más, que los elementos para armar pulseras, cuerdas de oración y japa malas, están ocupando ese espacio, con la intención de obligarme a trabajar en ello.


¿Ha funcionado?

No. Al contrario, me pone de mal humor porque la mesa es un caos de pendientes.


Me resisto a armar pulseras o cuerdas de oración con la negatividad que me ronda estas semanas. Lo mismo pasa con la manta a crochet que aún no termino. ¿Cómo podría dejar que alguien reciba parte de mi tristeza, mis carencias, mi enfermedad o mis angustias?

Hay trabajos y tareas que necesitan inspiración, luz, paz y armonía interior. Eso no puede obligarse ni forzarse, menos aún cuando uno pasa hambre, necesidades básicas y no encuentra su punto de equilibrio y esperanza.

Desde ayer, que recibí alimentos, le estoy dando tiempo al cuerpo y al metabolismo para que se recupere y a la mente para que vuelva a funcionar normalmente.


Tomé la decisión hace un rato de despejar la mesa. Los espacios vacíos y ordenados me ayudan a crear. Mientras escribo en el bloc de notas, saqué una silla al rincón de cactus y suculentas, disfruto de los 28°C que hay afuera, porque adentro todavía se siente como 37°C.

Estoy equivocando el método, obligarme a hacer, resolver o generar nuevas ideas desde la desesperación, me desconecta de la esencia de mi Alma y de la Fuente.

El camino es inspirar, recuperar la inspiración, dejarme llevar por la marea, las fases de la luna y aceptar que los tiempos de Quietud son para encontrar la inspiración en el vacío y el silencio.


🌷 Susannah Lorenzo©

Tejedora de Puentes




lunes, 16 de noviembre de 2020

Escribir para despejar los cielos

 Hasta ayer, me había prometido no hablar, no compartir, encerrarme en mi silencio en una pulseada con Dios, hasta que un milagro apareciera para iluminar mis días. Me sentía miserable y dentro mío los demonios y las sombras crecían como una enredadera que me asfixiaba.

Dicen que si uno habla de lo malo que nos sucede, es malo, que se multiplica, que atraemos más de lo mismo. Coincido en que quejarse constantemente y repetir el mismo lamento cada día, no nos ayuda a salir del pozo. Pero también creo que compartir con un corazón amoroso, aliviana las cargas, saca de nuestra mente los miedos y la angustia y cuando están allí afuera transformados en palabras, se hacen más pequeños y hay espacio en nuestro interior para crear otras salidas del laberinto.

Cuando no hay disponible un corazón amoroso en escucha atenta, escribir es siempre una terapia efectiva para ponerle nombre y apellido a lo que nos pasa.

Ayer, mientras disfrutaba del aire fresco, unos mates y la compañía de Blackie en el rincón de las suculentas y cactus, rompí el silencio para escribir sobre este Desierto que se ha vuelto un largo camino desde hace algunos años.

Después del blog, hice algunas publicaciones sobre esta falta de espíritu navideño que me hacía sentir una extraña dentro de mí misma. Me parecía que la niña que vuela cada Navidad, se había congelado en el ártico, a resguardo de toda la locura del 2020.




Entonces, sucedió lo que siempre pasa: yo escribo, despejo mi mente, libero espacio dentro de mi corazón y las condiciones son propicias para que  Jefesito lance toda la artillería para inspirarme con un mega proyecto de Navidad en el Corazón. Así, como si nada, en plena luna nueva, las musas, Dios y el Ángel de la Navidad provocaron una catarata de creatividad que no ha cesado por más de 12 horas. Es decir, que, a pesar de las dificultades que menciono en el blog, no me ha quedado otra que posponer el sueño y el cansancio, hasta que la tarea esté terminada, tal como fue canalizada, debiendo manifestarse en este lunes 16 de noviembre.




La vulnerabilidad, la debilidad, la sensibilidad y la honestidad son el camino más directo para danzar con la sombra y transmutar las energías.


Solo Dios sabe.

Gracias

Susie

Estén atentos porque muy pronto estará disponible el regalo para la comunidad de Puentes, en diferentes formatos.

Como se dice en inglés: Stay tuned! (Quédate en la sintonía.)