Nos obsesionamos con recuperar nuestro peso ideal, nuestra salud perdida o las formas de nuestro cuerpo.
Dejamos de
habitar nuestro cuerpo presente para añorar lo que éramos ‘antes de’ o ‘después
de’ algún hecho que marcó nuestra vida y por ende, nuestro metabolismo.
Nos divorciamos
de la imagen exterior y nos miramos con desdén, como un aparato fallado que no
funciona o no luce como quisiéramos.
Ponemos en pausa
la ropa que nos gusta, las actividades que quisiéramos hacer o nos castigamos
de algún modo por haber fracasado en nuestros objetivos y expectativas.
‘Recuperar’ es
poner el foco en la pérdida, en algo que fue de otra manera, en un momento que
ya no existe.
Quizá el cambio
más saludable sea descubrir esta nueva salud, este nuevo cuerpo, esta nueva
etapa de nuestra vida y como en un renacer, descubrir lo que podemos hacer y lo
que no, amorosa y respetuosamente, con ternura y con asombro.
Entonces cada
día, celebro y me asombro de los pequeños logros:
Mira, ¡qué bonito
eso!, has levantado las piernas por encima de ese artefacto y no te han dolido
las rodillas.
¿Necesitas
descansar más? No me enojo, ni siento culpa.
Tantas veces te he pedido y exigido, ignorando tus señales, que mereces
marcar el ritmo.
Hemos recorrido
5km en la bicicleta fija y las piernas están más livianas que ayer.
Cuando suena una
música bonita, las ganas de movernos son más fuertes y meneamos las caderas con
gusto.
Me hecho unas pequeñas
trenzas, mi cabello por fin ha crecido y puedo conectar con mi energía
femenina. No importa si luego, recojo
esas trenzas a los costados; puedo ensayar diferentes peinados.
¿Y tú? ¿Qué
tienes para celebrar hoy con tu cuerpo?
Susie
Susana Lorenzo©
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