"Quiéreme cuando menos lo merezca,
porque será cuando más lo necesite."
Dr. Jeckyll
A veces me
pregunto si no debería buscarme un pueblo o una comunidad autosustentable, como
esas de las películas donde terminan las personas exiliadas del sistema.
Quizá, debería
conseguirme un buen agente literario o representante que se ocupara de la
difusión y venta de mis libros mediante contratos altamente redituables, para
que yo pudiera vivir en alguna cabaña, cerca del río y las sierras; sin tener
que preocuparme de las exigencias del sistema.
No soy de las
personas que quedó fuera del sistema por elección. En algún punto el mercado laboral me dejó
fuera por mi edad y luego, ciertas condiciones de salud me dejaron totalmente
fuera de cualquier posibilidad de trabajar en un aula (una de las pocas actividades
que se puede hacer a pesar de los 50).
Emprender en este
país no es fácil, pagar los impuestos menos aún. Aunque le pones ganas y tus planes parecen
prometedores, un día te encuentras ‘sin papeles’: sin recibo de sueldo, sin
constancia de ingresos fijos, sin jubilación o pensión y sin una posición
fiscal.
La historia
comienza a parecerse al cuento sobre el origen del huevo y la gallina; entonces
entras en un círculo vicioso de cosas que no puedes hacer porque no tienes
papeles, y la imposibilidad de conseguir ciertos papeles porque no te permiten
realizar tus actividades.
Ya he comentado
en otra entrada de mis Blogs, sobre la situación que vivimos las personas que
debemos alquilar en Argentina, cada vez es más difícil y la imposibilidad de
vivir y trabajar cómodamente nos vuelve a la historia del huevo y la
gallina. Una persona que vive y trabaja
cómodamente puede ser mucho más productiva, tenga o no tenga un recibo de
sueldo, y sobre todo si no lo tiene.
Hasta para
contratar un servicio de internet (indispensable para poder trabajar de forma
virtual), tienes que exhibir ‘tus papeles’ y cuando no lo haces, eres tratado
como un prófugo de la justicia, un sospechoso de crímenes o un inmigrante
indocumentado que debería ser deportado.
Con la ‘nueva
normalidad’, es probable que se exija que para ser un ciudadano civilizado
debes portar tu tarjeta azul, una clase de salvoconducto que te acredita como ‘persona
sana’ sin riesgo de contagiar a otros del virus de moda.
No importa si
tienes la tenia saginata, el HIV o alguna enfermedad venérea, si no tienes tus
vacunas de moda (que no te libran del contagio) y tus cantidades razonables de
hisopados, resultas un peligro para cualquier comunidad.
Donde quiera que
vayas (al menos en San Luis), tienes que llevar tu DNI y dejar tus datos
personales (trazabilidad, le llaman).
Eso de no poder circular libremente para que quede registro de todo lo que
haces y de todo lugar que visitas, se parece más a la previa de sistemas
políticos poco deseables (y no democráticos), que a la intención del estado de ‘cuidar’
a sus ciudadanos. En muchos lugares
públicos, no puedes entrar sin tu documento, pero si la situación lo amerita,
esquivan y burlan todos los protocolos de distanciamiento.
En los últimos
meses pude comprobar por experiencia propia: al estado le importa dónde voy y
qué hago fuera de mi casa, pero no le importa si tengo dónde vivir o qué comer,
tampoco le importa mucho si tengo las condiciones y los recursos necesarios
para trabajar de forma independiente.
Si, es cierto,
vengo de desánimo últimamente y un poco de enojo nacido de la frustración. No es el estado de ánimo con el que me siento
más cómoda. Claro que creo que Dios nos
va marcando el camino y su manera de cuidarnos es cerrar algunos caminos para
que tomemos otros; pero cuando te cansas de intentar y vienes de fracaso en
fracaso, se acumulan emociones poco felices.
No pido mucho, ¿o
sí?: un lugar donde vivir y trabajar, servicio de internet para poder trabajar
de modo virtual, vender mis libros y mis artesanías, comer todos los días,
cubrir las necesidades básicas.
Sí, ya sé que la
situación está difícil y con este ciclo de pandemia, todo viene peor. Pero de verdad, que algunos las llevamos peor
que otros.
Agradezco estar
viva. Claro que sí.
Pero la vida
tiene sentido si puede ser vivida y disfrutada.
Susie
Gracias por leerme
Si tal cual es asi como decis. Es un sistema muy oscuro el q nos rodea,pero el Cristo q esta dentro nuestro nos guardara y nos guiara! Los ultimos seran primeros!!!
ResponderEliminarDios nos ampare y nos bendiga.
EliminarMuy cierto todo lo que expones de la situación. Somos muchos fuera del sistema y a este gobierno no le intereza. Coincido en que no es Democracia.
ResponderEliminarHermosas palabras e imagen finales...me encantaron.
Gracias
Muchas gracias por tu comentario. Bendiciones.
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