sábado, 24 de julio de 2021

Sistema

 "Quiéreme cuando menos lo merezca,

porque será cuando más lo necesite."

Dr. Jeckyll



A veces me pregunto si no debería buscarme un pueblo o una comunidad autosustentable, como esas de las películas donde terminan las personas exiliadas del sistema.

Quizá, debería conseguirme un buen agente literario o representante que se ocupara de la difusión y venta de mis libros mediante contratos altamente redituables, para que yo pudiera vivir en alguna cabaña, cerca del río y las sierras; sin tener que preocuparme de las exigencias del sistema.

No soy de las personas que quedó fuera del sistema por elección.  En algún punto el mercado laboral me dejó fuera por mi edad y luego, ciertas condiciones de salud me dejaron totalmente fuera de cualquier posibilidad de trabajar en un aula (una de las pocas actividades que se puede hacer a pesar de los 50).

Emprender en este país no es fácil, pagar los impuestos menos aún.  Aunque le pones ganas y tus planes parecen prometedores, un día te encuentras ‘sin papeles’: sin recibo de sueldo, sin constancia de ingresos fijos, sin jubilación o pensión y sin una posición fiscal.

La historia comienza a parecerse al cuento sobre el origen del huevo y la gallina; entonces entras en un círculo vicioso de cosas que no puedes hacer porque no tienes papeles, y la imposibilidad de conseguir ciertos papeles porque no te permiten realizar tus actividades.

Ya he comentado en otra entrada de mis Blogs, sobre la situación que vivimos las personas que debemos alquilar en Argentina, cada vez es más difícil y la imposibilidad de vivir y trabajar cómodamente nos vuelve a la historia del huevo y la gallina.  Una persona que vive y trabaja cómodamente puede ser mucho más productiva, tenga o no tenga un recibo de sueldo, y sobre todo si no lo tiene.

Hasta para contratar un servicio de internet (indispensable para poder trabajar de forma virtual), tienes que exhibir ‘tus papeles’ y cuando no lo haces, eres tratado como un prófugo de la justicia, un sospechoso de crímenes o un inmigrante indocumentado que debería ser deportado.



Con la ‘nueva normalidad’, es probable que se exija que para ser un ciudadano civilizado debes portar tu tarjeta azul, una clase de salvoconducto que te acredita como ‘persona sana’ sin riesgo de contagiar a otros del virus de moda.

No importa si tienes la tenia saginata, el HIV o alguna enfermedad venérea, si no tienes tus vacunas de moda (que no te libran del contagio) y tus cantidades razonables de hisopados, resultas un peligro para cualquier comunidad.

Donde quiera que vayas (al menos en San Luis), tienes que llevar tu DNI y dejar tus datos personales (trazabilidad, le llaman).  Eso de no poder circular libremente para que quede registro de todo lo que haces y de todo lugar que visitas, se parece más a la previa de sistemas políticos poco deseables (y no democráticos), que a la intención del estado de ‘cuidar’ a sus ciudadanos.  En muchos lugares públicos, no puedes entrar sin tu documento, pero si la situación lo amerita, esquivan y burlan todos los protocolos de distanciamiento.

En los últimos meses pude comprobar por experiencia propia: al estado le importa dónde voy y qué hago fuera de mi casa, pero no le importa si tengo dónde vivir o qué comer, tampoco le importa mucho si tengo las condiciones y los recursos necesarios para trabajar de forma independiente.



Si, es cierto, vengo de desánimo últimamente y un poco de enojo nacido de la frustración.  No es el estado de ánimo con el que me siento más cómoda.  Claro que creo que Dios nos va marcando el camino y su manera de cuidarnos es cerrar algunos caminos para que tomemos otros; pero cuando te cansas de intentar y vienes de fracaso en fracaso, se acumulan emociones poco felices.

No pido mucho, ¿o sí?: un lugar donde vivir y trabajar, servicio de internet para poder trabajar de modo virtual, vender mis libros y mis artesanías, comer todos los días, cubrir las necesidades básicas.

Sí, ya sé que la situación está difícil y con este ciclo de pandemia, todo viene peor.  Pero de verdad, que algunos las llevamos peor que otros.

Agradezco estar viva.  Claro que sí.

Pero la vida tiene sentido si puede ser vivida y disfrutada.

Susie

Gracias por leerme



4 comentarios:

  1. Si tal cual es asi como decis. Es un sistema muy oscuro el q nos rodea,pero el Cristo q esta dentro nuestro nos guardara y nos guiara! Los ultimos seran primeros!!!

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  2. Muy cierto todo lo que expones de la situación. Somos muchos fuera del sistema y a este gobierno no le intereza. Coincido en que no es Democracia.

    Hermosas palabras e imagen finales...me encantaron.
    Gracias

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