Hay momentos en los que no necesitamos recetas, ni consejos,
ni advertencias ni frases que se leen en los libros. Porque aunque desde fuera nos veamos fuertes
e independientes, porque aunque hayamos aprendido a usar máscaras y disfraces;
ya hemos intentado todo, hemos practicado cada receta y hemos pensado hasta lo
impensable.
Por eso escapamos al exilio sabiendo que la comprensión
silenciosa es rara en estos tiempos y más aún para quien nunca vivió lo que
vivimos.
A veces, necesitamos tanto como un milagro, un rescate, una
bendición o un héroe que escriba por nosotros la historia que ya no podemos
escribir.
Soledad
Lorena
Madrugada 23
enero de 2013
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