Bendecir la mesa es predisponer nuestro espíritu y nuestro corazón desde el momento que preparamos la comida. Es saber que la comida hecha con amor sana las heridas del corazón y alimenta el espíritu.
Bendecir la mesa es hablar con el corazón y orar con nuestras actitudes. Es agradecer lo poco y lo mucho, lo bueno y lo malo. Es compartir con quienes amamos y dejar nuestro egoísmo de lado para regalar la mejor porción a quien se sienta con nosotros.
Las celebraciones en familia o entre amigos sólo tienen valor si aprendemos a bendecir desde el silencio, cuando cocinamos, cuando ponemos la mesa, cuando cuidamos la palabra, cuando nos miramos a los ojos en vez de quedar absortos ante una pantalla.
Que este nuevo año te enseñe una nueva forma de bendecir no sólo la mesa y la comida, sino cada momento de tu vida, cada persona que se cruza en tu camino y sobre todo cada palabra y cada gesto que compartes.
Feliz y Bendecido Año Nuevo
Susie©
Diciembre 2013
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